14 de julio, 2014 113 viewsen Opinión, Opinión Senadores PRD
La crisis humanitaria que está ocurriendo con los niños que emigran de América Central, pasan por México y se quedan en un limbo legal en los Estados Unidos o son deportados desde allá, se ha convertido en un problema político de primer orden. Ha ocurrido antes, pero nunca en la escala y con el impacto que ahora ha tenido. Por varios días ha sido noticia principal en los noticieros estadounidenses. Ha dado ocasión a los republicanos de reclamar un mayor endurecimiento de su política fronteriza. Ha provocado protestas entre algunos habitantes de la frontera y compasión de organizaciones caritativas. Ha colocado al presidente Obama a la defensiva: sin lograrlo, pretende verse duro y humanitario. Para evadir el golpe de los conservadores y endosarles la factura ha solicitado recursos adicionales al Congreso. Lo que su posición ha provocado son reclamos de falta de liderazgo. Se le reclama que ni siquiera se haya apersonado en la frontera. Para algunos, el problema debe ser tratado como de seguridad nacional; para otros, como un asunto humanitario. Para hacer frente a la crisis humanitaria en la frontera, lo que falta es una respuesta integral. México podría ayudar a construirla.