Reforma Energética no garantiza la seguridad energética nacional para las próximas generaciones de mexicanos


Zoé Robledo

Intervención del Senador Zoé Robledo A., del Grupo Parlamentario del PRD, durante la discusión de la Ley de Hidrocarburos, en el marco del análisis de las leyes secundarias en materia energética.

 

Zoé Robledo A. (ZRA). Muchas gracias, senador Presidente.

 

Compañeras y compañeros senadores: éste ha sido un proceso largo y va a ser todavía más largo, no inició ayer, por cierto, viene ya de varios meses y semanas.

 

Antes de hacer un posicionamiento en lo general sobre este primer dictamen, permítanme tomarme un minuto solamente para compartirles una reflexión y, diría, casi una anécdota.

 

El año pasado en abril, cuando estuvimos discutiendo también en Comisiones Unidas, pero en ese caso de radio, televisión y cinematografía y de telecomunicaciones, y cuando llegamos a construir la reforma a la Constitución en materia en telecomunicaciones que fue aprobada por abrumadora mayoría, recuerdo muy bien que cuando se iba a tomar la decisión de qué senador por parte del PRD iba a presentar a nombre de nuestro grupo parlamentario el posicionamiento general sobre aquel dictamen prácticamente todos los senadores de nuestra bancada aspirábamos a tener esa oportunidad, ese privilegio, ese honor, ese orgullo de explicar los alcances y la trascendencia de una reforma que dibujaba un México diferente en materia de telecomunicaciones.

 

Lo digo porque lo que hoy ocurrió con el Partido Acción Nacional me parece realmente grave y además sintomático de lo que está ocurriendo.

 

El Partido Acción Nacional, antes del receso, nos dio una muestra de la satisfacción y el orgullo que le representa a su Grupo Parlamentario las reformas a las leyes secundarias en materia energética.

 

Y lo digo porque como todos ustedes pudieron verlo, cuando fue el momento de que los partidos políticos presentaran un posicionamiento no había ningún senador del PAN que viniera a hacerlo cuando ellos han declarado vehementemente que esta es su Reforma.

 

Esto es para mí sintomático por una simple y sencilla razón: que, o de ese tamaño es su orgullo, su compromiso y su convicción con esta legislación que estamos discutiendo, o simplemente deja constancia de la poca popularidad que tiene esta medida y que está expresado en la encuesta y el estudio de opinión pública que ustedes quieran traer a discusión a esta Mesa.

 

Creo que otra posibilidad de interpretación, porque tampoco han dado una explicación ni a sus electores, ni al público de por qué no estuvieron para posicionar como Partido, podría estar en las poderosísimas razones que en esta misma Mesa expuso de manera un tanto apresurada el Coordinador de este Grupo Parlamentario, Jorge Luis Preciado, de que aquí no está la negociación ni se están tomando aquí las decisiones, sino que esto ocurre en otro lado, en otra mesa y con otros interlocutores, lo cual es todavía doblemente grave.

 

Ojalá en alguna oportunidad de las muchas que se van a abrir para los posicionamientos en lo general, algún senador del PAN, de los muchos que están aquí, que yo los respeto, pueda explicarle, déjense al resto de los senadores como sus compañeros, a la población y a quienes están viendo este debate por qué esa excusa, o si había algo más importante que hacer en el momento en que su Partido tenía la oportunidad de posicionar sus razones para apoyar esta Reforma. No es una cosa menor haber faltado a esa responsabilidad.

 

¿Dónde estuvo el PAN hace unas horas en el momento de presentar su posicionamiento como partido? Es una pregunta que les hago a mis compañeros legisladores. En fin.

 

Aquí estamos y creo que es momento de iniciar esta discusión. Esperamos al menos que los promotores de esta Reforma en sus posicionamientos y debates expliquen y respondan de cara a los mexicanos una sencilla pero crucial cuestión:

 

Para qué es la Reforma Energética. Reforma Energética para qué. Ha quedado claro que no es para abaratar las tarifas de la luz, ni abaratar las tarifas del gas, ni mucho menos el precio de la gasolina.

 

Pero es claro también que no es esta Reforma, una Reforma para combatir la pobreza. Que no es esta Reforma, una Reforma para utilizar el patrimonio energético de los mexicanos para superar la brecha de desigualdad que día con día crece más en nuestro país.

 

No es para generar empleos. Esta Reforma, lo está dejando muy claro, no es para favorecer ni a los mexicanos, ni a la economía de nuestra Nación. Entonces para qué es esta Reforma. Y esa es la pregunta fundamental que no se ha logrado responder.

 

Están por aprobar, en los próximos días, los legisladores del PAN, del PRI, del Partido Verde, una apertura total, que como lo dijera hace unos días el ex Presidente Ernesto Zedillo, un promotor del liberalismo económico por donde se le quiera ver, ni en sus más salvajes sueños había imaginado.

 

Lo que en el PRD hemos analizado de esta Reforma y de este primer Dictamen, es que en primer término no garantiza la seguridad energética nacional para las próximas generaciones de mexicanos y lo que se está privilegiando es la entrega de los hidrocarburos a la iniciativa privada nacional y extranjera, lo que se confirma claramente con este pre Dictamen de la Ley de Hidrocarburos y también con el pre Dictamen de la Ley de Inversión Extranjera.

 

No se asegura un suministro oportuno y suficiente de energéticos, ni mucho menos se asegura la disminución de precios de la electricidad, gas y las gasolinas, como ha querido insistir la publicidad oficial.

 

Por el contrario, se pretende mantener el esquema de los gasolinazos hasta el año 2019, no obstante que ya nuestra gasolina es más cara en poco más del seis por ciento que la gasolina en los Estados Unidos.

 

Y asimismo elimina los subsidios del consumo eléctrico, lo que inevitablemente hará subir las tarifas en los próximos años. Si creen lo contrario, por favor explíquenos cómo al eliminar los subsidios se van a lograr unas tarifas más bajas o, si se tiene una plena confianza de que la CFE al momento de ir a competir, va a lograr realmente tener una oferta diferenciada que no vaya en contra de la lógica de poner precios más bajos que sus costos.

 

El modelo energético que propone el gobierno federal tiene como objetivo central una mayor captura de recursos fiscales, manteniendo la petrolización de las finanzas públicas, pero ha quedado demostrado que gastamos mal, gastamos sin crecer y entonces aparece nuevamente la pregunta: ¿reforma energética, para qué?

 

Petróleos Mexicanos y la Comisión nacional de Electricidad se reducen a empresas del sector con una mínima expresión que facilita el usufructo de los recursos energéticos a las compañías extranjeras. No hay alivio fiscal para PEMEX y tampoco s ele otorga autonomía presupuestal.

 

En suma, lo que es, es la reforma de la apertura a los capitales extranjeros y a los capitales privados y la reforma de la claudicación y de la entrega de nuestros recursos, bajo un esquema y bajo una esperanza de que así se va a generar mayor riqueza y que de manera mágica se va a distribuir de manera eficiente.

 

Es una esperanza tan gastada como inútil y eso está en evidencia en muchos modelos similares de apertura.

 

Quienes promueven y seguramente terminarán aprobando esta reforma esperan que, producto de esta legislación, venga la inversión extranjera, que se exploten intensivamente nuestros recursos, sin importar que no exista una política energéticamente sustentable, y que producto de esta explotación indiscriminada, pues algo quede para el Estado Mexicano y para que el gobierno pueda después administrarlo de manera eficiente y poder impulsar lo que ha quedado dicho nada más como bienestar o como prosperidad para los mexicanos, sin explicar cómo esta reforma transforma la lógicas rentistas del gobierno de la República, para generar una eficiente redistribución del ingreso.

 

Yo no lo he encontrado en ninguno de los dictámenes, ojalá alguno de los senadores pueda explicármelos.

 

Están esperanzados totalmente en la regla de que las leyes de mercado nos harán progresar y ese es el problema de fondo de este paquete de leyes secundarias.

 

Me parece que en este debate hay que dejar claro que esa lógica va  al fracaso, La apertura al capital, al capitalismo patrimonial, es un modelo económico que lo único que impulsa es la  desigualdad y déjenme decírselos: no lo estoy diciendo yo, es una discusión que en este momento está instalada en absolutamente todos los foros económicos del mundo.

 

Déjenme recomendarles esta publicación del autor economista francés Thomas Dicketi, que seguramente muchos de ustedes revisan los periódicos internacionales el New York Times, el Economist el Washington Post, y en todos ellos se está hablando de esta publicación.

 

Y esa publicación llamada “El Capital en el Siglo XXI” demuestra que no hay una tendencia natural hacia la disminución de la desigualdad en el capitalismo y descubre que el factor decisivo que impulsa esta desigualdad no es tanto la acumulación del capital, como lo quiere hacer ver esta reforma, sino el masivo crecimiento de los patrimonios heredados y los elevadísimos niveles de ingreso que reciben los cuadros dirigentes de las grandes empresas.

 

Luego de la crisis del 2008, hay una lógica en todo el mundo, salvo en México, de retorno al Estado social, un estado social que aparece como garante de la redistribución en una lógica de derechos para los ciudadanos y sobre todo de principios y acceso equitativo a los bienes mínimos.

 

¿Cuáles son uno de esos bienes?, el acceso a energías baratas.

 

Hace unos días, el director general de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya, en noviembre del 2013 pero también en mayo pasado, criticó justamente las altas compensaciones económicas que paga Repsol a su dirección, aun cuando sus accionistas no perciben ganancia alguna. Y eso es lo que se viene a hacer a México, con la llegada no regulada de estos capitales extranjeros y el surgimiento de empresas petroleras privadas, que traerán consigo esos y muchos otros males.

 

Si me permite un minuto más, y termino mi alocución.

 

La regla de que con más capital y con más inversión extranjera en México, en la industria petrolera, nuestros problemas van a terminar, es un espejismo, pues mucho antes de que los beneficios lleguen a los bolsillos de los mexicanos, van a tener que haber garantizado las ganancias de los capitales extranjeros.

 

Y además, tendríamos que pensar que esto va a ocurrir, siempre y cuando no haya corrupción, no hayan malas decisiones, no hayan malos manejos, no hayan desastres naturales, no hayan contingencias y, por supuesto, que no hayan fluctuaciones del precio del crudo.

 

Si esto ocurre, y después de pagar las garantías a los capitales extranjeros, entonces ya va a haber beneficios para los mexicanos.

 

Es una mala decisión. Inversión podrá haber, pero disminución de la desigualdad y de la pobreza en México bajo este esquema, ténganlo ustedes por seguro que no habrá.

 

Y afortunadamente, espero que nos podamos reunir en 10 años los senadores que votemos el día de hoy, y pongamos a prueba qué es lo que ha pasado después de lo que ustedes están a punto de aprobar.

 

Entonces, yo sólo les quiero repetir: ¿Reforma Energética para qué?, compañeras y compañeros, aquí vamos a poner en primer lugar nosotros, desde la bancada del PRD; y seguramente los senadores de la izquierda, en primer lugar los intereses de los mexicanos, al combate a la pobreza y al combate a la superación de la desigualdad. Para eso debería estarse discutiendo una Reforma Energética en nuestro país.

 

Estamos haciendo todo lo contrario. Es hora de los argumentos y de las explicaciones; la pregunta queda de su lado, ¿Reforma Energética para qué?

 

Muchas gracias.