Intervención en tribuna de la senadora Lorena Cuéllar Cisneros, del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar proposición con punto de acuerdo, que exhorta a la Secretaría de Desarrollo Social, a informar sobre las acciones que llevará acabo en el marco de la transformación del programa Oportunidades en Prospera.
Lorena Cuéllar Cisneros, (LCC): Con su permiso, señor presidente. Desde 1988, año en el que fue puesto en marcha el programa Solidaridad, el gobierno ha planteado una estrategia focalizada y asistencial como base para el combate de la pobreza, esta fue reproducida en PROGRESA; después en el programa OPORTUNIDADES, y ahora bajo el programa PROSPERA.
Curiosamente presentado en Ecatepec, bastión electoral del Estado de México. A decir del Ejecutivo el giro que se da al combate a la pobreza busca dotar a las familias de alternativas para incorporarse a la vida productiva.
Este anuncio llega a un par de semanas de que el Banco Mundial dio a conocer el reporte, resultados del programa OPORTUNIDADES, donde se hace una fuerte crítica a dicho programa en el sentido de que no cumple con sus objetivos principales, que incluyen asegurar la movilidad social y crear las condiciones para salir de manera permanente de la pobreza.
Esto no es nuevo, distintas organizaciones de la sociedad civil, expertos en la materia, e incluso el mismo CONEVAL, han puesto en evidencia el mal desempeño de la estrategia, y es una lástima que el gobierno haya sido omiso hasta ahora, que viene del Banco Mundial nuevamente a plantear desde su visión cambios a la estrategia.
Recordemos las recomendaciones de este organismo a finales de los 90’s para imponer el dogma neoliberal que reduce la pobreza a un estómago que debe alimentarse con un paradigma sustentado en un ingreso mínimo diario omitiendo necesidades básicas en un ser humano.
Esto no debe de extrañarnos si también tomamos en cuenta que en los últimos años este organismo ha prestado montos considerables a este programa tan sólo en el 2014 aprobó un préstamo por 300 millones de pesos.
Fíjense en esta contradicción a una estrategia que reprueba en términos de evaluación el mismo Banco Mundial, continúa prestándole sustanciosas sumas de dinero con cargo al erario mexicano.
No cabe duda que esto obedece más a una lógica de negocios que a una intención social, no se debe lucrar con la pobreza, lo cierto es que el programa es parte de un sistema de protección social débil, segmentado y estratificado y que privilegia acciones focalizadas por encima de políticas universales.
En términos económicos no existe congruencia entre la cantidad de recursos que se designaron al programa y el número de beneficiarios.
En 2007 con un presupuesto de 36 mil millones de pesos se atendían a 5 millones de familias para el ejercicio fiscal 2014 con más de 73 mil millones de pesos se beneficia a 5.9 millones de familias. Es decir, de 2007 al presente año el monto de los recursos asignados al programa fueron duplicados, mientras que el número de beneficiarios apenas creció en 900 mil familias.
Si repartiéramos el monto de los recursos asignados en 2014 entre el número de familias beneficiadas les tocarían a cada uno 12 mil 356 pesos.
Como puede verse es en un contexto de más duda que aciertos, que transitamos de oportunidades a Prospera y como lo ha demostrado la experiencia en nuestro país, esto nunca ha representado una mejoría en los niveles de bienestar de la población, se cambia el nombre, pero la estrategia y mañas son las mismas.
Puedo demostrarles cono conocimiento y pruebas en mano del manejo de este programa con fines electorales, donde a la gente la están excluyendo por contar con otra afiliación política.
Incluso recientemente en este recinto legislativo, operadores de la Secretaría de Desarrollo Social del Estado de Veracruz, me externaron su inquietud por la diferenciación partidista que se hace para tener el beneficio de algún programa.
Siempre daremos la bienvenida al debate para dar un nuevo rumbo al diseño y operación de la política social del país.
Sin embargo, este tipo de cambios no debe darse por decreto, deben atender la complejidad de un tema que involucra aspectos estructurales de la sociedad, tales como la pobreza crónica y la desventaja de los individuos para participar en una sociedad bajo igualdad de oportunidades.
Además un cambio de estrategia de superación de la pobreza debe apegarse a los principios establecidos en la Ley General de Desarrollo Social; el gobierno no puede ni debe seguir adivinando qué curso va a tomar una política que afectará a millones de familias mexicanas.
Es cuanto, señor Presidente.