Trump refrendó con más vehemencia sus dichos, incentivado seguramente por la debilidad que vio en la reunión con Peña Nieto: Luis Humberto Fernández


Intervención en tribuna del senador Luis Humberto Fernández Fuentes, del Grupo Parlamentario del PRD, durante el debate en el Senado sobre la visita de Donald Trump a México.

 

Luis Humberto Fernández Fuentes, (LHFF): Buenas tardes. Con su venia su señoría.

 

Me atrevo a pedir la palabra para hechos porque hay algunas opiniones que creo que requieren precisión y aclaración.

 

Se ha hablado de visión de Estado, se ha hablado de diálogo, del significado que tiene debatir esto, pero al final del día el tema es que estamos hablando de un error, un error grave y costoso, y nuestra opinión no está basada en la emoción, sí, todos creo que compartimos la molestia, como todos los mexicanos, pero también en la razón, permítanme argumentarlo de manera muy rápida, tres cosas y una pequeña fábula.

 

La primera es que fue una muy mala idea de origen.

 

Qué hace pensar que entrometerse en un proceso interno de una nación soberana era algo pertinente.

 

Se ha hablado de los principios, les recuerdo, que los principios de política exterior de México es reconocer Estados, no gobierno, ya se flexibilizó y ahora reconocemos gobiernos, pero ahora también el Presidente atiende candidatos como interlocutores válidos.

 

Ahora qué bueno, y se me hizo muy pertinente recordar a Churchill, porque cuando Churchill vivió una situación muy parecida porque en un acto de ingenuidad y torpeza Chamberlain fue a buscar a Hitler en una negociación muy parecida a buscar el diálogo, frente a los gritos de Churchill de decir: “te van a engañar, no tiene sentido ir a ese diálogo”. Chamberlain no hizo caso, fue, firmó un tratado de paz y al mes los tanques alemanes estaban entrando a Polonia, así vinieron a dialogar para después irse a presentar una plataforma en Arizona.

 

¿Por qué era mala idea? Pues qué suponían, que la población les iba a aplaudir, que Trump iba a cambiar de opinión cuando los pensadores más importantes del mundo le han planteado argumentos.

 

¿Cuál era el escenario?

 

¿Cómo iban a salir airosos?

 

Kissinger escribió que la diplomacia se basa en dos cosas: en la fuerza y en la autoridad moral. Aquí hubo sólo vulnerabilidad y perdimos autoridad, era una idea absurda de principio a fin.

 

Segunda cosa, la operación, una operación desaseada.

 

Se ha dicho que el Presidente fue valiente, pues no lo vimos, no en actitud y no en contenido.

 

Se le dio al señor Trump un trato y una atención no digna de alguien que agravia y ofrende a México, una conferencia de prensa tibia, sin carácter, sin claridad, únicamente el escenario para un apretón de manos que fue el símbolo de una humillación, si no, vean el video.

 

Se atribuyó la falta de claridad al desorden, perdónenme, pero el Estado Mayor no se le puede decir que organiza eventos desordenados, el desorden estuvo en la falta de claridad de ideas.

 

Nunca se dijo lo que era importante, una posición de un México como nación digna y soberana, ya no hablemos de lo de pagar el muro ni nada más.

 

El resultado es atroz, el saldo es alto y malo, con altos costos para México, una comedia de enredos de que yo dije y no dije, que al fin y al cabo el Presidente se acabó enredando.

 

Los medios internacionales, prácticamente todos, señalaron que hubo un ganador, tristemente fue Trump.

 

Después de la reunión Trump salió sólo para refrendar con más vehemencia y fuerza sus dichos, incentivados seguramente por la debilidad que vio en la reunión.

 

Y al final del día Trump no cambió de opinión.

 

Se dijo que era para tranquilizar a los mercados, nadie podría creer eso.

 

Se ofendió a los que no ven tan mal a México y desmotivó a los activistas, generó una crisis diplomática al ignorar los canales adecuados, se agravió a los mexicanos y se prestó al ridículo internacional.

 

Compañeras y compañeros: No hay prestigio en la insensatez, Peña le fue funcional a Trump, no a México.

 

Y el mundo no lo perdonará.

 

¿Qué se adelanta defendiendo lo indefendible, lo absurdo?

 

No sería mejor reconocer el error y a partir de ahí construir una ruta.

 

Y por último, para no abusar de su tiempo, permítanme concluir con una fábula.

 

Un día, en los predios del rancho de la hormiga, caminaban la soberbia, la mercadotecnia y la insensatez, y decidieron que era buena idea disfrazarse de estadista, hicieron todos sus esfuerzos, se maquillaron, llamaron a un invitado, quisieron vestirse de estadistas.

 

¿Pero qué creen? Nadie reconoció en ellos el estadista.

 

La moraleja es: cuando quieran disfrazar a la soberbia, a la mercadotecnia y a la insensatez de estadistas no lo hagan, sólo lograrán el ridículo y un gran daño.

 

Este Senado debe tener una respuesta institucional, clara, contundente y trascendente, y sí, coincidimos, pedimos la unidad, pero la unidad en la dignidad nacional.

 

Es cuanto.

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