El tigre de Andrés Manuel.


López Obrador es un caso para la siquiatría. En la Convención Bancaria del fin de semana se evidenció su bipolaridad, cuando el gurú de la paz y el amor cambió de semblante y lanzó su parábola del tigre.

Resulta que su vida tienes dos destinos luego de la elección de julio, si resulta favorecido será Palacio Nacional; si pierde en un proceso limpio y libre, tranquilamente se retirará a Palenque, Chiapas, ah, pero cuidado si hay un fraude electoral, porque se soltará un tigre y él ya no estará para contenerlo.

“A ver quien va a amarrar al tigre, el que lo suelte que lo amarre; ya no voy a estar deteniendo a la gente, porque me iré a Palenque…”

Como lleva un tiempo en “primer lugar” ergo va a ganar, ergo si pierde será fraude y -advierte con dedo flamígero incluído- se soltará el tigre. No pudo escoger mejor imagen que la del más temible de los felinos. Él se va a Chiapas a observar el desbarajuste que se arme; pero no nos equivoquemos: ¡él es dueño del tigre!

También dijo otra cosa interesante: le da el beneficio de la duda al presidente Peña porque ofreció no intervenir en el proceso electoral, por eso “está de buenas” y además porque está en primer lugar. Ya se siente presidente, aunque falten más de 100 días para la votación y nadie pueda anticipar con certeza el resultado de la elección.

Se los dijo a los banqueros y nos lo dice a todas y a todos los demás, incluyendo a la gente que reaccionamos frente a sus ocurrencias autoritarias y amenazadoras: ténganme miedo, pero no se preocupen, pórtense bien y estaré de buenas y controlaré eso que cada quien piense que es el tigre.

¿Qué pensarán quienes perdieron sus trabajos por el bloqueo de Paseo de la Reforma en julio de 2006; quienes llegaban tarde por sus hijos a las guarderías, los dueños de pequeños negocios que no pudieron sobrevivir el caos de esas semanas? Todo por una decisión de Andrés después de que Calderon ganara por medio punto; entonces soltó un gatito por Paseo de la Reforma. Sin más obligó a todos, incluido el PRD, a sufrir las consecuencias políticas e económicas de la unilateral decisión de cerrar la avenida con carpas hasta el periférico.

Pero insisto es más complejo de lo que parece. Hoy hay una reacción contra este gobierno y él ha capitalizado esa inconformidad desde su movimiento que depende total y exclusivamente de él; ya no sufre a quienes le discutían, esos perredistas que lo cuestionaban, hoy decide con plena libertad sin que nadie ponga en duda su liderazgo, las y los solovinos llegan modocitos.

Fue un mensaje amenazador, principalmente para Peña Nieto, al que ya le prometió amnistía. Es un mensaje a los gobernadores priistas también, algunos de los cuales ya dejaron colgado de la brocha a Meade, que nomás no levanta del tercer lugar; es un mensaje a los capos también.

AMLO cree ya ganó, como en 2006 en estas fechas, y esa creencia la mantendrá a pesar del avance de quien ciertamente es el único con real capacidad de ganarle: Ricardo Anaya. En este contexto sería interesante saber que más acordó con EPN.

López Obrador evidenció una vez más su comportamiento delirante en esa reunión con los señores del dinero, y ese delirio de grandeza que observamos realmente debe preocuparnos a quienes vivimos en este país porque reflejó de manera transparente lo que es, un megalómano.

 

Publicado en El Sol de México