Necesario, fortalecer la capacidad de actuar y responder del Estado mexicano contra el crimen organizado: Luis Humberto Fernández


Intervención en tribuna del senador Luis Humberto Fernández Fuentes, del Grupo Parlamentario del PRD, para referirse al asesinato de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota.

 

Luis Humberto Fernández Fuentes, (LHFF): Con su venia, su Señoría.

 

Compañeras y compañeros legisladores.

 

Los hechos sucedidos el pasado 2 de enero, cuando Gisela Mota, presidenta municipal de Temixco, Morelos, fue asesinada en su casa, apenas un día después de haber tomado protesta, merecen nuestra condena y apoyamos en la propuesta que hace al Mesa Directiva en ese sentido.

 

También expresamos nuestra solidaridad y condolencia a su familia, los acompañamos en su dolor.

 

Pero también nos lleva a una reflexión obligada, sólo sobre el Mando Único, sino sobre la estrategia nacional de seguridad que se ha implementado en los últimos años.

 

Este hecho lamentable y reprobable es un desafío más de la delincuencia al Estado mexicano, pero tampoco es un hecho aislado, tenemos que recordar que más de 40 presidentas y presidentes municipales han muerto en los últimos tres años.

 

Nos muestra un Estado vulnerado, con capacidades limitadas, ya no sólo para proteger el patrimonio y garantizar la vida de los ciudadanos, sino también ya no podemos suponer ni dar por hecho la integridad y el actuar de las propias autoridades, sobre todo cuando son honestas.

 

Confirmo mi dicho con el informe del 2015 de Alfonso Ortiz, que es un instrumento que se realiza con apoyo de Naciones Unidas, donde nos muestra la fragilidad del Estado mexicano, que ocupa un lugar número 100 entre 178 naciones.

 

Compañeras y compañeros, el tema es la vulnerabilidad del Estado mexicano.

 

En cuanto al decreto, y quiero abordarlo de una vez, queremos afirmar que el gobernador hizo lo correcto al implementar el Mando Único. ¿Por qué lo afirmamos? Porque, ¿cuál era la alternativa?, ¿era eso o la nada?

 

Entendemos también que el Mando Único no es una solución única ni universal, pero en Morelos, por lo menos la evidencia que se presenta con los datos de Conago y del mismo gobierno del estado, ha tenido resultados.

 

Pero el Mando Único no puede ser el eje de la estrategia nacional, no es el eje del debate. La realidad de Temixco no es una realidad aislada; cuando hablamos de Temixco, hablamos de todo el país.

 

Frente a esto, es necesario pensar diferente. El eje de la estrategia no debe ser sólo un tema de instrumentos policiacos, el punto es fortalecer la capacidad de actuar y responder del Estado mexicano.

 

Permítanme presentar los argumentos acotando que este debate no puede partir de una aproximación o de una interpretación partidista y que debemos revisar con madurez los datos que contamos.

 

En primer punto me gustaría poner a su consideración el tema de los resultados. Si bien reconocemos que varios de los principales cabecillas del crimen organizado han sido capturados en los últimos años, también estamos obligados a reconocer que una vez capturados se han fugado o han sido puestos en libertad por deficiencia en la integración de expedientes.

 

Pero el tema de fondo es que hoy los cárteles de la droga no han visto mermada su potencia económica ni su capacidad delincuencial.

 

En segundo término, quiero también comentar con ustedes, que reconocemos un compromiso y una intención de combatir a estos cárteles, tenemos también que reconocer que el Estado mexicano hoy no cuenta ni con mejores herramientas ni con más para enfrentar a las redes delincuenciales.

 

El crimen organizado en este país es hoy una ingeniería compleja que incluye desde el pago de derecho de piso del taquero en el barrio, en la esquina, hasta operaciones multimillonarias en el sistema financiero internacional, pasando por el secuestro, incluso tomando actividades productivas como la agricultura, la ganadería, la pesca, incluso algunas consideradas estratégicas como la minería.

 

El control y la potencia económica de estos cárteles no son un producto de la suerte, son estructuras construidas con la complicidad y en algunos casos con la complacencia y alimentados por la corrupción y la impunidad.

 

Es un grave error pensar que corrupción y crimen organizado son dos fenómenos diferentes, son dos caras de la misma moneda.

 

Ante tal escenario, se requiere una estrategia de fortalecimiento del Estado y seguridad pública que no tenga sólo como componente principal el combate a la corrupción, sino que considere elementos como el desarrollo económico y social, la atención a las víctimas y la reintegración productiva.

 

El decálogo propuesto por el Ejecutivo federal para fortalecer la seguridad y la justicia debe ser debatido y atendido pero entendiendo que esta fórmula pudiera llegar a ser útil, pero no representa la única solución para la delicada situación.

 

Estamos obligados a una reflexión profunda y seria, madura sobre qué está funcionando y qué tenemos que hacer para mejorar esta situación.

 

Apoyamos, como hemos dicho la condena que hace esta Comisión Permanente, pero la condena sin acción y sin consecuencia no es útil y tenemos que reconocerlo: las palabras no frenan las balas.

 

Por eso, en el PRD creemos que debemos entrar en un diálogo urgente con el titular del Ejecutivo, la gobernadora, gobernadores y Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el Congreso de la Unión y los principales actores nacionales vinculados con el tema, para construir una nueva política de seguridad, fortalecimiento del Estado y combate a la corrupción.

 

Estamos seguros de que un diálogo incluyente y maduro, podemos construir fórmulas más eficaces y que nos den mejores resultados, estamos seguros de que con esta nueva política que dialoguemos todos y con estas condiciones, le haremos un gran servicio a nuestra nación.

 

Es cuanto, señor.

 

 

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