Intervención del senador Zoé Robledo, del Grupo Parlamentario del PRD, durante el diplomado “El asilo como derecho a la protección internacional”, organizado por el Instituto Gilberto Bosques, el Centro de Capacitación y Formación Permanente, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
Zoé Robledo A. (ZRA): Muchas gracias.
Muy buenos días tengan todas y todos.
Hay casos como el de Mariana en el que aunque le gane la tos su trabajo habla mejor por ella que cualquier otro discurso y eso lo demuestra este evento, su amplia convocatoria y sobre todo los grandes alcances que puede tener que el Senado de la República con instituciones académicas tan importantes nos estemos preparando para recuperar y verdaderamente volver a ser el país líder en materia de protección de los derechos humanos a la protección internacional.
Quiero dar la bienvenida, por supuesto, a los integrantes de estas instituciones, a los funcionarios de la propia Cancillería que está hoy aquí.
Y más allá de hablarles sobre los temas que quienes tomarán este diplomado van a conocer y a profundizar, pero déjenme decirles por qué estamos aquí y por qué se ha conformado este grupo legislativo de trabajo en materia de migración, refugiados, desplazados y otros temas que tienen que ver con los derechos humanos.
Por supuesto que la senador Angélica de la Peña como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos hace un trabajo extraordinario muy amplio que se expande por todos los aspectos de vulnerabilidad de mexicanos y mexicanas pero también de extranjeros que son vulnerados en sus derechos.
Desde que iniciamos esta Legislatura con Mariana, con Layda, con Humberto, con Ana Gabriela Guevara, con varios senadores; nos dimos la tarea de empezar a recorrer todos los puntos migratorios de nuestro país, desde las unidades y las estaciones migratorias, hasta aquellos refugios que con el heroísmo y la solidaridad de muchas personas atienden la dinámica y la crisis migratoria que atraviesa nuestro país.
Y eso nos ha ido llevando a explorar otros espacios, otros temas. Recuerdo mucho que una vez en Tapachula, en un albergue que tiene el DIF municipal allá con unas instalaciones muy bien puestas, con un personal muy bien uniformado, había cerca de 30 personas y solamente atendían a 4 menores, por un problema de diseño que no les permitía ampliar la protección, de diseño institucional.
Y de esos 4 menores recuerdo muy bien que había tres hermanos guatemaltecos que junto con su madre habían migrado a Tapachula, la madre se había muerto y habían quedado en el desamparo, y en ese momento el albergue migratorio era un orfanatorio, más bien.
Y la otra persona era un joven de no más de 13 años, hondureño, pidiendo asilo político en nuestro país, diciendo que él era un perseguido político por parte del gobierno local en Honduras.
Así de dramático es el asilo. Por supuesto que al hablar de asilo político en México recordamos los grandes momentos de nuestro país, la estadía de Trotsky en México y esta idea tan profunda que tuvo el General Cárdenas de hacer de México un espacio seguro para los perseguidos.
Pero hoy, creo que hay que atender todas las dimensiones del problema, desde aquellos perseguidos por lo que piensan, por lo que hacen, por lo que escriben, pero también aquellos perseguidos como ese niño de 12 años que se asumía como asilado político en nuestro país y estaba solicitando el asilo.
Es un tema verdaderamente apasionante en el que yo creo hay una enorme oportunidad para que nuestro país sea líder, no solamente regional, sino mundial, en materia de asilo.
Y estoy seguro que quienes empiezan hoy a ampliar sus conocimientos, a especializarse, a generar a un más conocimiento, pues serán –y ojalá que así sea- quienes encabecen estos nuevos esfuerzos, que sin duda tienen también un carácter generacional en el cual tenemos que estar a la altura de las circunstancias y, por supuesto, con las herramientas necesarias para asumir este desafío.
Enhorabuena, y muchas felicidades a todos quienes inician este diplomado el día de hoy.
