México dejó de ser un referente en materia de atención humanitaria y de solidaridad internacional: Robles Montoya


Intervención en tribuna del senador Benjamín Robles Montoya, del Grupo Parlamentario del PRD, para referirse a los hechos ocurridos el 13 de septiembre de 2015, en Egipto.

 

Benjamín Robles Montoya (BRM): Muchas gracias, senador presidente.

 

Compañeras, compañeros senadores:

 

En homenaje a nuestros compatriotas mexicanos acaecidos en Egipto, considero prudente de inicio enviar profundas condolencias a sus familiares y amigos, y hacerles llegar de inicio un mensaje claro y muy sentido: en este Senado de la República hay representantes atentos al curso de los acontecimientos, hay mexicanas y mexicanos como ustedes que somos aliados en su dolor y en la búsqueda de su tranquilidad. No duden en contar con nosotros para lo que consideren prudente y necesario.

 

Senadoras y Senadores:

 

Una vez más la muerte de mexicanos inocentes nos hace despertar a la realidad.

Nos sacude de nuestra somnolencia, nos impone reaccionar y actuar con prontitud.

 

La realidad, compañeras y compañeros, nos vuelve a dejar impávidos. Hoy, hay que reconocer que a veces nos sorprende con maravillas insondables, como la vida, y en otras nos congela con golpes severos, como la muerte. Y por eso, lo digo con respeto, senadoras y senadoras, es necesario aprender a mirarla con ojos sabios y serenos.

 

Y lo digo, porque la realidad de los recientes acontecimientos en Egipto, en consecuencia, nos obliga a proyectar una renovada radiografía de muchos ámbitos de nuestro devenir nacional. Sin embargo, por la naturaleza misma de nuestras funciones como Senadores de la República, nos apura a debatir y a redefinir muchas de las estrategias y prioridades en materia de política exterior.

 

Hay que aceptar, por ejemplo, que la atención de las y de los mexicanos en el extranjero ha sido canalizada prioritariamente hacia nuestros hermanos en Norteamérica, aún con sus deficiencias, pero en mínima medida hacia otras naciones.

 

Hay que aceptar, como aquí se han señalado que existen protocolos diplomáticos y consulares que son completamente desconocidos para el ciudadano común.

 

Hay que aceptar que el conocimiento general en el país sobre temas de escala internacional, como el terrorismo y el fundamentalismo, es mínimo, es selectivo.

 

Es decir, compañeras y compañeros hay que aceptar que el país es un acorazado que ve poco hacia el exterior, con relaciones desgastadas, reducidas o inexistentes con una gran cantidad de países, expresiones, modos de ser, inclusive  de vivir.

 

Mientras tanto este acorazado persista, las mujeres y hombres de México nos seguiremos perdiendo del mundo.

 

Continuaremos preguntándonos sobre problemas que posiblemente ya fueron resueltos en otras naciones; agravaremos la crisis educativa y cultural en que nos encontramos, pues el intercambio humano revela salidas e inspira soluciones.

 

También estoy seguro que ahondaremos las diferencias intestinas por no ser capaces, por no ser capaces, lo subrayo, de ver más allá de las fronteras mentales y geográficas que nos hemos formado.

 

Lo que es peor, compañeras y compañeros, seguiremos viajando a países de alto riesgo sin las alertas y sin la información necesaria, que procure la seguridad y tranquilidad debidas.

 

Todo esto es natural consecuencia de un proceso, originado por una política exterior mexicana cada vez más silente, discreta, invisible, que poco a poco ha orillado a una especie de encierro a la población, a mantenerla apresa en su propio país.

 

Desde hace mucho tiempo, compañeras y compañeros, México dejo? de ser un referente en materia de atención humanitaria y de solidaridad internacional.

 

Pasamos de ser el receptor de seres extraordinarios que dejaban sus países por la represión, a ser expulsores de personas por no ser capaces de contener la violencia, y subrayo, sobre todo la violencia de Estado.

 

Dejamos de ser un referente en materia cultural y vida artística, y pasamos a ser solo una plataforma comercial para el éxito mercantil y las súper ventas.

 

Dejamos de ser, hay que reconocerlo, en esta la más alta tribuna del país, dejamos de ser la nación que propendía por la justicia y el respeto a los derechos humanos, y nos convertimos en el verdugo de los jóvenes, en una maquina de desapariciones.

 

Nos alejamos del mundo. Y por eso también ha ido en detrimento de nuestros derechos y de nuestras libertades, todo eso.

 

Pues la soledad es una necesidad creativa pero a la vez puede llegar a ser un vicio que corrompe. Si la soledad se convierte en secrecía, si la soledad se convierte en opacidad y en manos llenas para quien posee el poder, entonces es un severo riesgo para la gente, cosa que en infortunio estamos padeciendo.

 

Así es compañeras y compañeros, senadoras y senadores, no nos equivoquemos.

 

Que el deceso de nuestros compatriotas en Egipto valga para reflexionar sobre procedimientos diplomáticos, pero sobre todo, para redefinir el rumbo de la política exterior mexicana.

 

Atrevámonos a efectuar un análisis más a profundidad y no solo coyuntural.

 

Hagamos las evaluaciones que sean necesarias y cambiemos a las personas, a las instituciones e inclusive las leyes y reglas que permitan transformar a fondo la política internacional y, sobre todo, la presencia de México en el mundo.

 

Una vez más, compañeras y compañeros, la muerte de mexicanos inocentes nos hace despertar a la realidad.

 

Y entonces, ahora, con los ojos bien abiertos creo que es hora, es tiempo que construyamos un camino diferente para la nación entera, uno donde no sea necesario que una vida se pierda para darnos cuenta lo que nos falta por hacer.

 

Por supuesto que el Grupo Parlamentario del PRD, senador presidente, votará a favor de la propuesta de la Mesa Directiva, producto del análisis de los puntos de acuerdo que varios senadores hemos presentado para esta sesión.

 

Muchísimas gracias. Es cuanto

 

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