Manuel Camacho, un hombre de debate y un constructor de acuerdos: de la Peña Gómez


Intervención de la senadora Angélica de la Peña Gómez  durante la mesa redonda “Manuel Camacho y el Estado mexicano”.

 

Angélica de la Peña Gómez (ADLPG):

 

… el homenaje que el Instituto Belisario Domínguez rinde a Manuel Camacho Solís.

 

¿Qué decir de Manuel? Van a decir, quienes me acompañan en esta mesa, muchas cosas; yo lo que debo decir es que con Manuel tuvimos una relación muy, muy importante, basada en una discusión permanente que distinguía a Manuel respecto a lo que pasaba en el país.

 

Fuimos colegas en la 59 Legislatura, desde entonces, yo recuerdo, y ha sido uno de los libros que más me ha gustado leer respecto a la reforma del Estado, cuando Manuel organizó todo el debate, por cierto,  de la mano del doctor Diego Valadés, un libro formidable sobre la reforma del Estado; donde Manuel plasmaba, como presidente de esa Comisión, todo lo que pensaba para el país.

 

No había un tema que no le preocupara; no había un asunto en donde no hubiera reflexión docta; siempre atento a buscar salidas, construir salidas, Manuel fue un constructor de salidas, eso era Manuel.

 

Manuel que buscaba, desde la política, desde el ejercicio de la política, la vindicación de la política, sin lugar a dudas ese era Manuel.

 

Los debates que se tenían con él, yo tuve muchos, siempre fueron buscando las salidas, buscando entender, comprender al antagónico o a la antagónica en algún debate, el que fuera; y por supuesto, eran muchas más las coincidencias que teníamos con él porque era un hombre, insisto, preocupado por el país y buscar las salidas que necesitaba el país.

 

Obviamente, como muchos y como muchas de sus colegas de quienes tuvimos la fortuna de tener y contar con su amistad, hoy le extrañamos mucho; le extrañamos mucho aquí en el Senado como compañero nuestro, pero también le extrañamos mucho en la política, en la discusión cotidiana, del análisis cotidiano del rumbo que poco a poco se avizora en nuestro país.

 

Siempre él estaba atento a analizar, a buscar, a reunirse con sus amigas, con sus amigos, me queda constancia plena que uno de ellos era, efectivamente, Diego; buscar las salidas políticas que permitieran siempre incidir en los caminos de la negociación y de la construcción, porque él estaba convencido que México tenía que transitar por la vía pacífica hacia la democracia, sin lugar a dudas.

 

Ese es el Manuel que hoy extrañamos.

 

Yo no traigo nada escrito porque lo único que tengo en mi mente de Manuel es que era un gran compañero nuestro, en el grupo parlamentarios, en el Senado, en donde quiera que él estaba; y por eso su familia, sus hijas, deben sentirse muy orgullosas de su padre; sus hijos que son también un gran orgullo y siempre fueron un gran orgullo para él, definitivamente tienen en él a un hombre ejemplar aunque se haya ido muy pronto.

 

Eso es todo lo que yo podría decir, y muchas gracias por invitarme a estar aquí.