Con fe exacerbada en el mercado y a la competencia, perdemos el margen para conducir nuestro propio crecimiento y desarrollo: Fernando Mayans


Intervención en tribuna del senador Fernando Mayans Canabal, del Grupo Parlamentario del PRD, para hacer una réplica durante la Glosa de Tercer Informe de Gobierno en materia de política económica.

 

Fernando Mayans Canabal, (FMC): Gracias, señor secretario, por sus respuestas puntuales.

 

Esta nación se trata de construir cada seis años, más bien, se administra cada seis años, teniendo como única guía un modelo económico que no genera crecimiento, empleo al ritmo demandado, salarios suficientes en el orden material, social y cultural; que no genera industrialización interna; que no genera un suelo parejo en el campo mexicano, y que no genera “crecimiento igual y combinado” para todos los sectores y para todas las regiones de nuestro país.

 

A cambio de la política de estabilidad macroeconómica, permanentemente amenazada por algún choque externo, tenemos una economía desindustrializada y extranjerizada. Sin déficit fiscal no se crean los empleos que se requieren, con déficit tampoco.

 

Ofrecemos al mundo como ventaja comparativa mano de obra barata, tanto, que algunos gobiernos estatales en su competencia porque las armadoras extranjeras se instalen en sus territorios, subsidian parte de la nómina de automotrices que, por otra parte, pagan a los trabajadores mexicanos salarios de sobrevivencia y los someten a condiciones laborales de explotación extrema.

 

Bien por la unificación de las zonas para fijar un sólo salario mínimo general de $70.10 diarios. El problema es que con este salario sólo se puede comprar 80 por ciento de la canasta básica alimentaria y no alimentaria urbana, es decir, es un salario por debajo de la Línea de Bienestar establecida por Coneval.

 

Se persiste en políticas que han dado malos resultados, como la privatización in extremus, ahora, con esta administración, de la renta petrolera y de toda nuestra industria energética nacional.

 

Se tiene una fe exacerbada, de libro de texto, al mercado y a la competencia, y bajo este modelo nos quedamos cada vez con menos márgenes para conducir nuestros propio crecimiento y desarrollo.

 

Secretario, no planteo un regreso al pasado, o una apología al Estado propietario, sino la necesidad de un acuerdo económico, político y social, pactado entre mexicanos, consensuado por la mayoría, para crecer, crecer «desde dentro» para la industrialización y el mercado interno, para competir hacia afuera con mayores ventajas; una nueva economía productiva y sustentable, que genere empleo digno, estable, remunerador y al ritmo y velocidad que demandan millones de jóvenes; que genere crecimiento con distribución equitativa de los ingresos para cerrar la brecha de desigualdad que caracteriza a México como una de las peores de América Latina.

 

No creemos en el universalismo en salud y seguridad social que aplana hacia abajo los derechos sociales y laborales; tampoco en el modelo privatizador que busca transferir parte importante de los fondos de las instituciones públicas de salud al sector empresarial y asegurador.

 

Por lo contrario, creemos que uno de los caminos para la salida del atraso y la desigualdad es, además de la inversión en educación, el fortalecimiento de las instituciones públicas de salud y seguridad social, su refinanciamiento y un nuevo esquema de gestión pública, eficaz y eficiente, que asegure cero corrupción en todos y cada uno de los procesos de administración, de compras y adquisiciones.

 

Respecto los fondos de pensión administrados por las Afore, le comento que el largo plazo está conformado por cortos plazos, de modo que lo que se pierde hoy no se recupera mañana.

 

Por ejemplo, ¿cuántos hospitales y escuelas se podrían haber construido con los 38 mil millones de pesos reportados por la Consar como minusvalías en los últimos tres meses? El tamaño de estas pérdidas es incluso superior a los 31 mil 500 millones de pesos de remanentes del Banco de México que serán utilizados para proyectos de inversión para 2016.

 

Se generaron importantes expectativas al inicio de esta administración cuando se plantearon un conjunto de medidas contracíclicas, para combatir la evasión y la elusión fiscal, y la revisión del régimen impositivo.

 

El problema es que no ha mejorado la economía familiar, los “grandes números de la macroeconomía no se reflejan en el bolsillo de la gente”, los mexicanos no ganan más por su trabajo y el mercado interno no se ha convertido en el principal motor del crecimiento de la economía mexicana.

 

Se le ofreció al pueblo mexicano crecimiento sí había TLCAN, más de 20 años después, el gabinete económico que usted encabeza nos dijo: “crecimiento de 3.5 por ciento sólo si hay reformas profundas”.

 

Señor Secretario, han trascurrido tres años y no tenemos un “México en paz”, un “México incluyente”, ni un “México próspero”.

 

Por su atención, muchas gracias. Gracias, señor secretario.

 

0-0-0