Lázaro Cárdenas se aseguró de proteger los recursos energéticos del país y de garantizar su propiedad para la nación


Intervención en tribuna del senador Benjamín Robles Montoya, del Grupo Parlamentario del PRD, para referirse a la conmemoración del Día de la Expropiación Petrolera.

 

Benjamín Robles Montoya, (BRM): Muchísimas gracias, compañeras, compañeros senadores.

 

“Soñar la realidad”, “soñar la realidad” es lo que reclamaba un querido escritor poblano y académico de la lengua. Alguien que también nació un 18 de marzo, pero de 1933, y de quien, desde mi punto de vista, también por lo tanto debiese hoy resonar su nombre hoy en esta máxima tribuna del país, aquí en el Senado, me refiero obviamente a Sergio Pitol.

 

¿Y cómo soñar la realidad? Pues hacerlo sin que resulten afanosas utopías, ingenuidades, escenarios que pertenecen a otros mundos que no son el nuestro y que nunca lo serán.

 

Al hablar de su arte, Sergio Pitol decía que el narrador se acerca a un misterio sin que a final de cuentas logre despejar del todo la incógnita propuesta. “Será, decía Pitol, será el lector el que intente resolver el misterio planteado”.

 

Parafraseándolo, diría que en 1938, compañeras y compañeros, hubo un lector mexicano bien equipado de sensibilidad social, que ocupaba la Presidencia de la República y que supo interpretar las palabras y las expresiones de su gente para resolver en ese momento parte del misterio de México.

 

Ese lector, sí, era Lázaro Cárdenas, el presidente que supo interpretar lo que reclamaban los trabajadores de su patria y de forjar con ello una nueva realidad para el país.

 

Así es, compañeras y compañeros senadores:

 

Cárdenas era un extraordinario lector de la realidad a la manera de aquellos que reclamaba Pitol, de aquellos que intentan resolver el misterio y las complejidades que nos presenta la vida.

 

Cárdenas sabía que el país era rico en recursos energéticos y por eso se aseguró de protegerlos y de garantizar su propiedad para la nación; Cárdenas sabía que eran muchas las tentaciones de apropiárselos, pero lo más grave, que eran muchas las familias que serían condenadas a la pobreza si alguna vez esos recursos iban a parar a cuentas privadas y extranjeras.

 

Y por eso, el Presidente, el presidente Cárdenas se aseguró de pensar primero en la realidad de esas familias, en cuántos mexicanos iban a tener alimentos y educación, antes de satisfacer intereses financieros.

 

Y ante estas incuestionables virtudes, compañeras y compañeros, ante estas incuestionables virtudes de Lázaro Cárdenas, es inevitable también hablar del presente mexicano.

 

Un tiempo que nos ofrece su propio misterio y que requiere también de ciudadanos y líderes dispuestos a interpretar lo que reclama la nación, a escuchar lo que pide la gente, lo que necesita la gente, a quitarse la venda partidista de los ojos y ver por fin la realidad tal como es, para poder superar muchas deficiencias y aprovechar numerosas potencialidades.

 

Ha llegado, por ejemplo, compañeras y compañeros, ha llegado el momento de aceptar que la Reforma Energética ha fracasado; que no se puede ganar despojando, que no se puede convencer mintiendo.

 

Y la misma suerte corren las otras reformas federales, que no podían resultar bien, porque no responden a los intereses del país, sino a ocurrencias o a otras intenciones privadas o de grupo.

 

Ha llegado, por eso lo digo, el momento de abrir las puertas a la honestidad y a la transparencia, como nunca antes, como si al abrir las puertas también pudiésemos derribar los muros de la opacidad y la corrupción, las mismas que han desgastado incluso a las instituciones más respetadas.

 

Ha llegado el momento, compañeras y compañeros, de señalar con todo pundonor los atisbos de censura, de ofensa a la libertad de expresión, que utilizan el poder para presionar y acallar a periodistas, a comunicadores valientes, a profesionales que le hacen mucho bien al debate nacional.

 

Por todo esto, senador presidente, compañeras y compañeros, el 18 de marzo, el Día de la Expropiación Petrolera, pero también debiese serlo el de Sergio Pitol y de la capacidad de los hombres y mujeres para interpretar a la nación con el fin de auxiliarla en sus mejores causas.

 

Es el día, estos son los días, compañeras y compañeros, que nos reclaman leer el país y leerlo bien: México vive hoy un cambio de época, donde ya no se puede hablar el lenguaje de la política tradicional, el que oculta el misterio detrás de la forma y aún de las reformas, sino que practica el lenguaje de la ciudadanía libre y participativa.

 

Una nación que ya no se conforma con hablar, sino que exige ser escuchada. Una nación que no sólo observa cómo se toman las decisiones, sino que se incluye como actor determinante de las mismas.

Y todo esto, y con esto concluyo, senador presidente,  compañeras y compañeros, nos toca impulsarlo aquí desde el Senado, nos toca hacerlo realidad. Porque de alguna manera el sueño de la gente mexicana es el deber de sus representantes.

 

Que hoy, por lo tanto digo, que hoy sea el día en que le expropiemos el sueño de México a los poderosos de siempre y se lo entreguemos a los ciudadanos.

 

Es cuanto, senador presidente.