Versión de la participación del senador del Grupo Parlamentario del PRD, Marco Trejo Pureco, para referirse a favor del proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones del Código Penal Federal


Ciudad de México, 29 de abril de 2021.

 

Con su permiso, señor presidente. Compañeros y compañeras senadores. Como ya lo había comentado mi compañera senadora, México es el primer lugar en abuso sexual infantil. Dentro de los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, con 5.4 millones de casos al año. De estos casos, casi el 60 por ciento de los casos ocurren en el hogar, son llevados a cabo por familiares cercanos, ya sean sus padrastros, abuelos, tíos, primos, hermanos o cuidadores.

La delincuencia sexual suscita una versión y rechazo social general, particularmente cuando se trata del abuso sexual de niñas o niños o bien, de delitos violentos como las agresiones y violaciones de mujeres. En paralelo, a su relevancia social y criminal, la violencia sexual puede tener consecuencias físicas, psicológicas, sociales muy graves a corto y largo plazo, no sólo para las niñas o niños, sino también para sus familias y sus comunidades.

Estamos ante un delito que no sólo marca el alma de las víctimas, sino que representa el riesgo de padecer enfermedades, embarazos no deseados, trastornos psicológicos, estigma, discriminación y dificultades en la escuela. La violencia infantil, en palabras de la senadora Vázquez Mota, un monstruo de mil cabezas, pues mientras no podamos enfocar en un lado, no sabremos cómo erradicarlo.

Los niños nunca están a salvo, comenzando por su propio hogar, que muchas veces es el principal foco de abusos. El castigo a quienes atentan contra nuestras niñas y niños es algo que no debe esperar y con lo que el Estado mexicano debe actuar con firmeza y con decisiones.

Esta reforma no debe tomarse como una oportunidad para que se den dilaciones injustificadas en las investigaciones y en la generación de mecanismos de detención y protección a las niñas y niños y adolescentes. Esta reforma no es un cheque en blanco para las autoridades para perseguir o dilatar de manera arbitraria la acción de la justicia.

Por ello, debemos tener mucho cuidado de que esta reforma no se utilice para abrir la puerta a utilizar el mecanismo de imprescriptibilidad de manera indiscriminada para otros delitos, ya que la figura se reserva sólo a aquellos delitos que se consideran especialmente perversos en el contexto internacional, como es el caso de los delitos de lesa humanidad.

Estaremos muy atentos y estaremos vigilando que esta figura, que aceptamos para la persecución y castigo contra quienes atentan contra la niñez, cumpla ese cometido. Por su atención, muchas gracias.