Reforma Energética acabó por hundir a Pemex: Dolores Padierna


VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN EN TRIBUNA DE LA VICECOORDINADORA DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRD EN EL SENADO, DOLORES PADIERNA PARA PRESENTAR LA EFEMÈRIDE SOBRE EL ANIVERSARIO DE LA EXPROPIACIÓN PETROLERA
Sen. Dolores Padierna Luna: Patriota y visionario, Lázaro Cárdenas del Río, el presidente más querido por el pueblo mexicano, anunció la Expropiación Petrolera el 18 de marzo de 1938. Su decisión despertó de inmediato un fuerte respaldo popular y dio lugar a una transformación histórica.
Con la expropiación, México hizo valer el espíritu y la letra de la Constitución de 1917 y las raíces hondas de esa gesta revolucionaria.
Con esas armas, las de la ley y las de la justicia enfrentó a los grandes intereses de las compañías petroleras inglesas y norteamericanas, a sus gobiernos, a su política de boicot y chantaje a nuestro país, que buscaban quedarse con la riqueza del petróleo para intereses propios.
La decisión de Cárdenas nacionalista y antiimperialista sigue profundamente grabada en la conciencia nacional. Es la razón de ratificar, a 78 años de distancia, nuestro compromiso en la defensa de la riqueza energética del país.
La expropiación y el surgimiento de Pemex no son una página amarillenta en nuestra historia, son una herencia viva que nos conmina a no claudicar y a ratificar nuestro empeño de rescatar la soberanía nacional, gravemente comprometida por las reformas que en lugar de salvar a México lo están hundiendo.
A lo largo de varias décadas, Pemex se consolidó como columna vertebral del desarrollo nacional y como una de las petroleras más importantes del planeta, hasta llegar a ser la tercera a escala mundial y la décimo primera como empresa integrada.
Pemex se convirtió en una pieza clave, incluso en periodos de tormenta, como la crisis de 1995, cuando la empresa pública permitió al país salir a flote.
La reforma impulsada por este gobierno ha puesto fin a ese papel de la empresa pública.
A la pesada carga fiscal que se le impone, el gobierno actual ha sumado recortes millonarios así como decenas de miles de jubilaciones y despidos, justo lo que nos dijo que no iba a ocurrir.
Mientras Arabia Saudita mantiene su estrategia de alta producción que no ha conseguido su objetivo de sacar del mercado a los frackers de Estados Unidos, los grandes yacimientos mexicanos se han ido agotando sin que se les reemplace. Las reservas de nuestro país han ido disminuyendo a manera de constante al tiempo que los ingresos petroleros se desploman.

A pesar de la crisis mundial, los responsables de manejar nuestra industria petrolera han actuado, como desde hace menos de tres décadas, de mantener enormes gastos operativos y suntuarios, sin contar con el escandaloso crecimiento de altos cargos en la actual administración: 24 nuevas direcciones, 92 subdirecciones, 392 gerencias y 900 subgerencias. Esa “burocracia dorada” acabó por hundir a la “empresa productiva del Estado”, y lo digo entre comillas, sin que nadie rinda cuentas.
Ya antes de la reforma, Pemex estaba lleno de focos rojos debido a la corrupción institucionalizada, un modelo de gestión deficiente y un régimen fiscal depredador. Los años que lleva esta administración no ofrecen sino una repetición de todo este esquema.
Parece que esperaron a este relevo para anunciar el recorte de 162 mil millones de pesos, aunque les faltó anunciar, que debe de hacerse una investigación para sancionar las pérdidas millonarias y una deuda galopante y toda la corrupción existente en esa empresa.

Hoy, que deberíamos de estar conmemorando una decisión de trascendencia histórica en beneficio del país, debemos en cambio lamentar los efectos de una reforma entreguista y las políticas que la antecedieron.

Aquí se repitió hasta el cansancio que con la reforma se aumentaría la producción, los ingresos, los beneficios, etcétera.

Sin embargo, entre 2013 a 2015 la producción de crudo cayó 10.4 por ciento, la de gas natural 3.3 por ciento, la de petrolíferos 14.8 por ciento, la de petroquímicos 13.5 por ciento. Para 2016, se espera que el recorte presupuestal traiga consigo una caída mayor de la producción.

Nos dijeron que no se vendería “ni un tornillo” de Pemex, pero hicieron algo peor: quitaron a la empresa pública los campos que contienen las reservas más valiosas y se los entregaron a las empresas privadas, sin importar las inversiones que Pemex había hecho previamente.

La reforma fue aprobada cuando los precios internacionales rondaban 86 dólares por barril. En 2015, el precio promedio disminuyó a 43.39 dólares por barril y para 2016 se prevé un precio internacional no mayor a 25 dólares, tres veces menos que hace dos años. ¿Mintieron? Tal vez no, pero al menos mostraron una ignorancia monumental de las tendencias del mercado.

Dijeron que la reforma fortalecería nuestra soberanía energética, pero las importaciones de petróleo aumentaron 22.7 por ciento y las de petroquímicos 44.7 por ciento; no satisfechos con ello, han decidido adelantar la apertura del mercado de gasolinas.

El impacto de las pérdidas de Pemex sobre las finanzas públicas es muy grave. En 2015, México dejó de tener superávit en su balanza comercial acumulando un déficit por más de 10 mil millones de dólares. La crisis de Pemex está comprometiendo las finanzas públicas y el futuro de nuestro país.

La reducción presupuestal no solucionará el problema de fondo, porque no se trata de aplicar una terapia de shock sino de revertir el modelo de desmantelamiento y sometimiento al que ha estado Pemex. El enorme pasivo seguirá gravitando sobre la empresa y sobre las finanzas públicas. Más de 2.6 billones de pesos deberán ser pagados, y lo serán por el pueblo de México.
La ocasión en que conmemoramos uno de los momentos más luminosos de nuestra historia debería de ser de festejo, pero es, para desgracia del país, el momento de hacer un corte de caja de uno de los más grandes yerros de este gobierno sometido a los dogmas neoliberales que han impedido el crecimiento del país y multiplicando la pobreza.
No acudimos a la historia, como hace este gobierno, para utilizar la figura de Lázaro Cárdenas para justificar un camino que va en sentido contrario al trazado por el del General.
No hay nostalgia ni una hueca bandera de afán que nos mueve; se trata sencillamente de la defensa de nuestra soberanía económica y política como nación.
Se trata de honrar a Cárdenas y al 18 de marzo con acciones que nos conduzcan a la soberanía energética. Lo demás son mentiras de los reformadores que están hundiendo al país y destruyendo nuestras empresas públicas.
Cárdenas y la Expropiación Petrolera se engrandecen frente a la reforma de las mentiras como la reforma energética que pesará en la historia del actual gobierno y de quienes votaron, aprobaron este golpe a la nación.
Es cuanto.
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