Versión Estenográfica
Ciudad de México, a 10 de abril de 2018
Intervención desde su escaño de la senadora Angélica de la Peña Gómez, del Grupo Parlamentario del PRD, para referirse a los recientes actos de violencia en los que se vieron involucrados elementos de seguridad del Gobernador de Chihuahua, Javier Corral .
Angélica de la Peña Gómez (ADLPG): Muchas gracias, Presidente.
Y agradezco la apertura que desde su presidencia está haciendo para quienes estamos, como usted dice, fuera del procedimiento haciendo uso de la palabra sobre asuntos que creemos que son pertinentes.
Si se tratase de un gobernador del PRI, donde sus guardias fueran asaltadas literalmente con armamento, como ocurrió en el caso de Chihuahua y el gobernador Javier Corral, seguramente habría una gran indignación.
Yo quiero recordar además que el gobernador Corral, fue parte de este Senado de la República y hay una relación también que se construyó entre todas y todos con él.
El punto de acuerdo me parece que debiera valorarse en el caso de la Mesa Directiva, sobre todo para tomar en consideración asuntos son relevantes y de trascendencia nacional, y como es el caso, son mensajes que si no los tomamos en cuenta y si no alzamos la voz, cualquier gobernador, el propio gobernador Corral, puede estar en una situación nuevamente de esas características.
De tal manera, Presidente, senadoras y senadores, no podemos dejar de lado lo que aconteció en el estado de Chihuahua, lo que sufrió el gobernador Corral; y en ese sentido a todas y a todos nos debe preocupar.
Es una lástima que no haya podido plantearse por parte de la senadora Silvia Martínez, el punto, la preocupación que ella ha manifestado, y que además está en su derecho porque representa al estado de Chihuahua, es lo mínimo que le podríamos pedir a quien representa a su estado, apoyar al Ejecutivo local, al Ejecutivo estatal, frente a un hecho por el que todas y todos deberíamos preocuparnos y, por supuesto, también repudiar contundentemente, aquí sí fuera de simpatías de partido políticos, es un hecho deleznable que deberíamos estar atendiendo.
Gracias, presidente, por permitirme hablar.
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