Pretende romper con la integración que tienen hoy PEMEX y CFE, denuncia Luis Sánchez


Luis Sánchez

Intervención del Senador Luis Sánchez Jiménez, del Grupo Parlamentario del PRD, en la reunión de Comisiones Unidas de Energía y de Estudios Legislativos, Primera, para presentar reservas al proyecto de Dictamen de la «Iniciativa de decreto por el que se expide la Ley de Petróleos Mexicanos y la Ley de la Comisión Federal de Electricidad.

Luis Sánchez Jiménez (LSJ). Regularmente leo rápido, voy a procurar hacerlo más rápido todavía.

Están aquí en esta carpeta la propuesta de modificación del articulado de este Dictamen.

Pero es obvio que 15 minutos, como se impuso aquí, contraviniendo lo que dice el Reglamento, lo que dice nuestra norma, para el desahogo en lo particular de cada una de las reservas, realmente qué puedo decir en 15 minutos si la reserva es de cada uno de los artículos que se presenten.

Entonces sólo me referiré a algunos cuantos.

Iniciando por el Artículo Cuarto de ambos proyectos de ley, en donde podemos asegurar que se pretende reducir la misión o el objetivo de las empresas PEMEX y Comisión Federal de Electricidad.

Hasta el momento PEMEX y CFE han sido empresas que han garantizado la seguridad energética; han contribuido a la Nación, asegurando el abasto, precios accesibles, combustibles, insumos y electricidad.

Hoy podemos decir, por ejemplo, de la Comisión Federal de Electricidad que aún con las deficiencias que se presentan, superables todas ellas, la capacidad instalada que tiene podría darnos un 40 por ciento más de lo que el pico de consumo tiene el país.

Esto es que entre las 8 y 11 de la noche es cuando más se consume, tenemos una capacidad de producción superior al 40 por ciento de eso que es el máximo.

Hasta el momento lo ha hecho y por supuesto con toda la inversión que se tiene en la infraestructura, infraestructura que por cierto quedará muy probablemente en manos de particulares. Las hidroeléctricas, termoeléctricas, quedarán en manos de particulares muy seguramente.

También, en este proyecto se pretende romper con la integración que tienen hoy PEMEX y CFE. Separan sus actividades porque lo están viendo todo como negocio y a través de una estructura corporativa donde las subsidiarias se encargarán de las actividades que ahora nos dice el Artículo 28 se identifican como estratégicas.

Esto es, por ejemplo, en el caso de PEMEX, la refinación, la petroquímica, la petroquímica básica, el transporte, la comercialización del combustible.

En el caso de la Comisión Federal de Electricidad, la generación, la producción, la transformación de la energía eléctrica, todo esto pasará a lo que están llamando empresas filiales.

Es un esquema corporativo donde las empresas filiales serán consideradas no paraestatales y en consecuencia para estos negocios PEMEX se podrá asociar con ellas pero en una minoría, en una participación minoritaria con particulares.

Esto es, todas estas actividades de refinación, de la petroquímica básica, transporte, almacenamiento, transportación y comercialización del combustible, quedará en manos de empresas particulares.

Otro tema a resaltar es el capítulo 2, que se refiere al Consejo de Administración de ambas empresas.

Aquí, señoras y señores senadores, simple y sencillamente el Senado está renunciando a ser parte activa en la supervisión de este sector.

¿Qué le queda prácticamente al Senado?

Simple y sencillamente ser una oficialía de partes, un papel denigrante porque el Presidente de la República propone a cinco consejeros, así directamente los nombra y después propone al Senado a cinco personas escogidas por él y el Senado tiene que ratificar. Pero si se tarda el Senado, entonces simple y sencillamente se aplica la afirmativa ficta y ya se evita incluso la discusión.

En un supuesto de que haya propuestas que no consensen, simple y sencillamente se puede hacer un tiempo deliberado para que se venza el plazo y queden sin discusión, incluso, las propuestas del señor Presidente.

Y, ¿quiénes serán estas propuestas, por cierto, de las designadas?

Ya lo vemos: está el Secretario de Energía; está el Secretario de Hacienda; estarán tres burócratas más, que seguramente serán subsecretarios que estarán velando por los intereses de la nación; y por supuesto que hay intereses o hay conflicto de intereses, pero esta propuesta lo que pretende resolver pidiéndoles que se separen en todo momento los intereses de la Secretaría que representan, con los intereses de Pemex o de CFE. La verdad esto no tiene ningún sentido.

Se requiere un Consejo de Administración de profesionistas y no de burócratas, para hacer verdaderamente empresas que tengan más allá del beneficio económico; tienen que velar por la autosuficiencia energética.

Todo esto, por supuesto que es un medio para el florecimiento de los negocios personales a costa de las empresas públicas; la concentración del poder es el elemento clave para detonar estos procesos de corrupción; procesos que por supuesto no han estado ajenos en los últimos años y tenemos en lo más reciente, escándalos como Oceanografía.

Todo este mecanismo que se ha articulado para Pemex y para CFE, lo que nos lleva –incluso lo que ya discutíamos o lo que discutiremos también más adelante sobre los órganos autónomos– es a que aquí las empresas son del Presidente, como ya lo he sostenido antes; son empresas que controla el Presidente mediante sus funcionarios, mediante la burocracia y, en este caso por supuesto que juega un papel relevante el Secretario de Hacienda.

Señoras y señores senadoras, senadores, que aquí no hacen caso, pero quienes nos están viendo allá por el Canal del Congreso, ¿dónde creen ustedes que se van a ir a formar los solicitantes de contratos que vengan a tratar de participar en la energía en México? ¿Dónde? ¿En la Secretaría de Energía harán su solicitud? ¿La harán ante los órganos reguladores?

No, no, la fila va a estar en la Secretaría de Hacienda. Este funcionario será el que determine a quién sí, a quién no y en qué condiciones se den los contratos.

Eso, creo que es contrario incluso a los fines que están persiguiendo, porque hay todo un mecanismo de control; pero de un control temporal para este sexenio. Podrán hacerlo después los que vengan para el próximo sexenio; pero eso no les garantiza a las empresas la seguridad de sus inversiones, por lo tanto, creo yo que van a fracasar.

No creo que estén muy animadas las empresas a venir, si no tienen las verdaderas condiciones para invertir a largo plazo. Lo que están haciendo es una negociación al corto plazo con funcionarios de hoy, quién sabe qué sucederá con los que vengan en el próximo sexenio.

No quiero dejar pasar la oportunidad para comentar algo que anoche al final de nuestra larga sesión se comentaba por el senador Penchyna, que vino a decirnos aquí que la izquierda no entiende mucho de estas cosas y por eso nos ponía como ejemplo –de nueva cuenta, como se ha hecho siempre en toda esta discusión– a otros países que han logrado siendo socialistas, siendo de gobiernos de izquierda han abierto el petróleo a la inversión extranjera, y nos puso como ejemplo a Cuba, nos puso por ejemplo a Brasil, ya no se recurrió al tema noruego, ya se dejó de lado porque hemos estado señalando en el caso noruego que es totalmente distinto a lo que se está proponiendo aquí en México.

Pero, a ver, miren ustedes, ¿por qué se abrió Brasil a la inversión privada cuando decidió hacerlo?; ¿Por qué lo hizo Cuba?; ¿Y esto sirve para compararse con México? Por supuesto que no, claro que no, son clichés nada más, son discursos.

¿Por qué? Porque simple y sencillamente no son las mismas condiciones que viven esos países o que vivieron, en su momento, con las que tiene México.

A ver, México logró su autosuficiencia de petróleo a mediados de la década de los 70’s. Esto es algo muy importante. Cuando Brasil decide abrirse a la inversión privada, la inversión extranjera, decide llevar empresas extranjeras para explotar su petróleo, lo hace por la necesidad de tener una autosuficiencia de petróleo; no era autosuficiente cuando ellos lo hicieron. Ahora ya lo son, pero al par de esa apertura por supuesto que se preocuparon por que las empresas transfirieran tecnología a su empresa, a Petrobras; lo mismo que hizo Noruega con Statoil.

Ya lo decíamos ayer, en el caso noruego se obligaba a las empresas a transferir tecnología e incluso uno de los requisitos de inversión de estas empresas era que por cada ingeniero extranjero existieran por lo menos dos ingenieros noruegos; así se transfería la experiencia, pero también había una transferencia tecnológica. Lo mismo que hizo Brasil.

Aquí, señoras y señores, en todas estas leyes secundarias, no se ve absolutamente nada de esto. No hay una intención de exigir transferencia tecnológica, no hay por ningún lado la intención de profesionalizar a nuestros técnicos en aquello que dicen que Pemex no puede realizar.

Y en el caso de Cuba, que tanto alardean que: “Cómo Cuba sí permite la inversión privada, cómo la izquierda en México se espanta de estas prácticas”. Señores, señoras, es verdaderamente incomparable un caso con otro.

En el caso de México estamos produciendo hoy dos y medio millones de barriles al día; producíamos tres y un poco más de tres millones de barriles al día allá por el 2004, cuando se le ocurrió a ese presidente ocurrente, sí, a Vicente Fox, que teníamos que ir a sobreexplotar Cantarell.

En aquel entonces los técnicos advirtieron que sobreexplotar Cantarell lo único que nos iba a dar era que declinara rápidamente su producción, porque se iba a despresurizar; tal como sucedió, por cierto.

Una ocurrencia del presidente, en aquel entonces, para incluso sobreexplotar y vender el barril un poco más de 20 dólares por cada barril. Entonces, una decisión presidencial, de esas decisiones que todavía no nos salvamos y que esto, todo este mecanismo, justamente le asegura al Presidente tomar decisiones de ese tamaño, que pueden ser, como vimos, tan irresponsables como las que hizo Fox en su momento.

Pero todo esto lo digo porque nosotros produciendo dos y medio barriles de petróleo al día y nos quieren comparar con Cuba que produce 50 mil barriles de petróleo al día, por supuesto que es hasta ridícula esa comparación o tratar de hacernos ver que Cuba sí se abre y nosotros no.

Claro que son condiciones totalmente distintas, no son las mismas condiciones de fortaleza que tenemos nosotros. PEMEX puede ser una empresa por supuesto muchísimo mejor, más productiva, puede avanzar, está en los primeros lugares mundiales, tanto en ingresos como en reservas incluso.

Ese cuento de que ya se nos acabó el petróleo y si en tres años no permitimos la inversión privada extranjera en México, pues es un cuento que asustará a los niños, pero no creo, si acaso a los niños, pero no creo que asuste más de ello.

Señoras y señores:

Por todo esto es que aquí tengo, no sé si quieran que lea una por una mis propuestas de modificación, Presidente, o cómo le hacemos, usted me dice.

¿Las leo o cómo le hago? Son algunas, casi todos los artículos aquí están.

¿Cómo quedan registradas, dígame usted, Presidente?

Las anexan a la versión estenográfica, perfecto.

¿Y cómo las van a conocer los señores senadores y senadoras, para poderlos votar a favor o en contra?

No pude explicarlas porque 15 minutos no me dio tiempo suficiente para explicar cada una, apenas hablé de unos cuantos artículos, bueno, pues ustedes que han establecido este mecanismo tan absurdo, quiero que me digan cómo van a procesar cada una de mis propuestas de modificación a cada uno de los artículo que estamos discutiendo.