Política exterior mexicana está en crisis: Zoé Robledo


  • La política exterior está completamente disociada de la política interna, México es incapaz de traducir su ímpetu externo en acciones internas.
  • El problema con el pragmatismo económico como eje de las relaciones exteriores es que es incompatible con la diplomacia, porque el pragmatismo exige oportunismo y laxitud, y la diplomacia para ser funcional requiere de coherencia, homogeneidad y rectitud.
  • Cuando la actitud de un país se vuelve impredecible, entonces se vuelve inconfiable y rápidamente irrelevante.

 

Intervención en tribuna del senador, Zoé Robledo, del Grupo Parlamentario del PRD, para fijar posicionamiento a nombre del grupo durante la comparecencia de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Claudia Ruíz Massieu, en el marco de la glosa del 4to Informe de Gobierno

 

Zoé Robledo A. (ZRA): Se lo agradezco senador presidente y prometo no pasarme de los 21 minutos del compañero senador Bartlett.

 

Y por supuesto que me sumo a la campaña “Diles que voten”, de la que acaba de hacer mención el senador Flores.

 

Secretaria, Claudia Ruíz Massieu, bienvenida al Senado de la República.

 

Usted ya ha sido legisladora y por eso sabe de la importancia de este momento, sabe de la importancia de este lugar, sabe de la importancia de este ejercicio de rendición de cuentas.

 

Incluso sé que cuando fue diputada presentó una iniciativa para que las comparecencias de los Secretarios fueran más rigurosas. Déjeme decirle que coincido con usted.

 

En ese sentido déjeme iniciar diciéndole que para el Grupo Parlamentario del PRD la política exterior mexicana está en crisis. No la diplomacia, esa funciona todos los días, y está bien descrita en esta glosa con encuentros, recepciones, conferencias, viajes y firmas en muchos países.

 

Tampoco la red consular global y sus 642 mil casos de protección a mexicanos la que está en crisis, eso funciona bien.

 

Es la política exterior y su rumbo lo que vemos con preocupación. Son sus principios, que, como usted misma ha dicho: “están llamados a ser una guía para la decisión y no una excusa para la inacción”.

 

Durante nuestra historia reciente la Cancillería se ha encontrado varias veces entre la espada y la pared. Pero ha habido un principio guía que nos permitía siempre salir adelante. Se llamaba dignidad. La dignidad nos definía, a México,  ante el mundo.

 

Fue la dignidad en 1945 cuando México fue el primer Estado en reconocer como legítimo al gobierno en exilio de la II República española. 30 años tuvimos cerrada una puerta de entrada a Europa, pero lo hicimos porque era lo correcto.

 

Dignidad, cuando el canciller Manuel Tello se opuso a la expulsión de Cuba de la OEA, una decisión que nos enfrentaba con nuestro poderoso vecino en plena Guerra Fría. Pero era lo correcto.

 

Así fue con García Robles y el acuerdo de Tlatelolco en 1967 con la idea de prohibir los armamentos nucleares. Así fue en 1983 con el Grupo Contadora, la plataforma multilateral impulsada por México para la paz en Centroamérica.

 

Así fue también en 2003 cuando México se opuso a avalar la invasión de Estados Unidos a Irak. Esto no sólo fue correcto, sino también fue valiente.

 

Y así, así también fue el pasado 14 de septiembre, cuando usted arribó a Egipto, de madrugada, inmediatamente después de saberse que ciudadanos mexicanos habían muerto en un atentado. Se lo digo aquí con todo el peso de las palabras, en ese momento usted puso en alto a nuestro servicio exterior.

 

Dignidad. Era lo que se debía de hacer. Y era motivo de orgullo, México tomaba parte y tomaba una postura frente a cada uno de los temas.

 

Hacía valer su posición como nación soberana sin pensar si esto le iba a molestar a alguien, ésas eran batallas que valía la pena dar porque ésas eran las mejores causas.

 

Pero algo ocurrió, algo ocurrió y se perdió el rumbo. Entramos en momentos de crisis producto de la soberbia, de la improvisación, de la sumisión.

 

En esa página de la vergüenza están el «comes y te vas» que nos alejó de Cuba;  el montaje de Florence Cassez que nos tensó con Francia y ahora la invitación a Donald Trump que nos humilló frente al mundo.

 

La diplomacia en México era reflejo de lo que los mexicanos merecían, hoy nos dicen que por favor  nos conformemos con lo que necesitamos.

 

¿En qué momento perdimos la brújula moral de nuestras decisiones frente al mundo?

 

Es materia de esta comparecencia analizar el informe de actividades de su Secretaría. Hagámoslo pues, de manera ordenada y bajo sus propias premisas.

 

Dice, en la glosa, el Presidente Peña Nieto que se establecieron tres ejes fundamentales en su visión de las relaciones exteriores.

 

El primer eje, que los esfuerzos de política exterior tengan un impacto concreto, benéfico y transformador en la vida de los mexicanos, dentro y fuera de nuestras fronteras.

 

Segundo eje, generar, para cada demanda, problema o necesidad, una respuesta institucional.

 

Tercer eje, conciliar la defensa de nuestros principios con la promoción pragmática de nuestros intereses.

 

Así empieza el documento de la glosa que nos hicieron llegar.

 

Evaluemos pues, si estas tres premisas se están cumpliendo.

 

Vamos con la primera: que los esfuerzos de política exterior tengan impacto en la vida de los mexicanos.

 

En este caso me parece muy necesario que pensemos qué ocurrió en la visita del Presidente Peña Nieto a la Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, mejor conocida como UNGASS.

 

Algo de lo que usted ya ha mencionado, pero que para mí es un fracaso en 5 actos:

 

Primer acto, en 2012 México solicita que se adelante la Sesión Especial sobre el Problema Mundial de las Drogas, sin duda un esfuerzo de política exterior, un esfuerzo diplomático enorme para tomar liderazgo en un tema global con implicaciones locales.

 

Segundo acto, Peña Nieto cancela la visita a la reunión una semana antes. México regresa a su realidad de una presencia internacional titubeante e impredecible.

 

Tercer acto, el Presidente cambia de opinión y decide asistir. ¡Bien! Aquí lo dijimos, ¡qué bien! Reconoce su error y decide usar ese espacio para impulsar desde fuera un tema urgente para nuestro país.

 

Cuarto acto, México se convierte en el arquitecto del documento final de esa reunión que en su punto quinto dice: “en aquellas comunidades vulneradas por el crimen organizado se necesita una prevención integral de la violencia, de la exclusión y del debilitamiento del tejido social”.

 

¡Excelente!

 

Quinto acto, ¿cómo se reflejó esta decisión internamente? Le voy a dar un dato, Secretaria, recursos destinados en el Presupuesto 2017 al Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia: cero pesos, cero pesos.

 

Nos convertimos en un país incapaz de traducir su ímpetu externo en acciones, acá, en acciones internas.

 

La tentativa de encabezar un esfuerzo global para despenalizar las drogas se sujetó exclusivamente a la coyuntura política interna, o peor aún, se sujeto solamente a una estrategia electoral.

 

Dice la  primera línea de Informe: “La política exterior es un instrumento central del Estado mexicano para alcanzar las grandes metas de política interna”.

 

Señora Secretaria ¿qué pasó?, la política exterior en este tema fundamental está completamente disociada de la política interna, y me queda claro que usted no redacta el presupuesto, pero esto es lo que ocurrió.

 

Y cuando esto ocurre, cuando lo que dice el Presidente en el extranjero tiene poco reflejo con lo que hace en el país, las relaciones exteriores se convierten en simples  relaciones públicas.

 

Segundo principio, para cada demanda, problema o necesidad, una respuesta institucional.

 

Aquí si hay bastante claridad y bastante coherencia, hay una actitud sistemática, a cada opinión, exigencia o información incomoda de un organismo internacional, un conflicto desde la Cancillería.

 

Y déjenme enumerarlos de manera muy rápida.

 

Con el Relator para tortura de Naciones Unidas, Juan Méndez, por considerar sin fundamento el reporte realizado sobre tortura en México.

 

Con el Relator para Ejecuciones Extrajudiciales de Naciones Unidas, Christof Heyns, por considerar que las ejecuciones extrajudiciales son sistemáticas y endémicas en México.

 

Tercero. Con el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por criticar la incapacidad de las autoridades mexicanas para investigar desapariciones forzadas.

 

Con el Comité contra las Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas por no reconocer sus capacidades, y atribuciones al negarles una invitación a nuestro país.

 

Quinto. Con la Corte Interamericana de Derechos Humanos al negarle el voto al  juez argentino, Zaffaroni, para que éste representara a Argentina por sus declaraciones que hablan sobre la violencia que hay en nuestro país.

 

Sexto. Con el Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por su aval a los expertos que conformaron el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales que investigaron el caso de los desaparecidos de Iguala.

 

Séptimo. Contra el relator mexicano de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, James Cavallaro, al negar la posibilidad de extender el mandato del GIEI en su investigación sobre los desaparecidos en Ayotzinapa.

 

Con el Parlamento Europeo, con la Defensoría de la ONU, de Michael Forst, a quien dejaron de atenderle las llamadas después de que declarara sobre la vulnerabilidad con la que viven los defensores de derechos humanos en México.

 

Con el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas cuando emitió una serie de fuertes recomendaciones por su preocupante historial de violaciones a derechos humanos en México.

 

Con Amnistía Internacional, con Human Rights Watch, con el Departamento de Estado, con el Relator Especial de Naciones Unidas para el tema de desplazamiento interno forzado, que ya está por concluir su mandato y nunca recibió una invitación de nuestro país para venir a hacer un informe.

 

¿Esa es la respuesta institucional de la Secretaría frente a la demanda a la necesidad de obtener verdad, justicia y reconciliación para los miles de familiares de asesinados y desaparecidos en nuestro país?

 

Se lo pregunto porque pareciera más bien tratar de tapar el sol con un dedo, cuando un organismos multilateral hace su trabajo y concluye que el Estado mexicano no está haciendo el suyo, en vez de enfrentar el resultado se elige mejor descalificar el organismo o al funcionario que lo presenta, entonces respuestas institucionales a los problemas de los mexicanos o respuestas, no para los mexicanos de a pie, sino para los mexicanos de la alta burocracia del gobierno mexicano.

 

Y termino con el último principio, el tercer y último para ver si éste si puede sostenerse, conciliar la defensa de nuestros intereses con nuestros principios.

 

Dijo usted hace unos minutos, decidimos diversificar las relaciones con socios no tradicionales, ¿quiénes son? ¿se refería a la gira del Presidente por la Penñinsula Arábiga?

 

El 17 de enero de 2016, el Presidente de la República le otorgó la condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca en su grado de collar -la más alta distinción que México le otorga a extranjeros- al rey de Arabia Saudita.

 

¿Bajo qué precepto se otorgaba tan importante distinción a este monarca?

 

Ciertamente, el Rey de Arabia Saudita tiene un record impresionante: su país ha sido catalogado por Freedom House con el índice más bajo de libertades civiles y derechos políticos de su ranking. Arabia Saudita es un país sin libertades, según esa organización

 

El asunto no acaba ahí, el 21 de enero del mismo año el presidente Enrique Peña Nieto se reúne con el Emir de Catar, un país acusado por Amnistía Internacional de mantener un régimen laboral esclavista.

 

Las visitas y condecoraciones a este tipo de figuras políticas son muestras de que la antigua grandeza moral de la diplomacia mexicana ha cedido su lugar a un pragmatismo económico insensible a los temas de dignidad, a los temas de la humanidad.

 

Dejamos de tener simpatía por el débil en aras de subyugarnos al rico. Ir a Medio Oriente a promocionar la reforma energética sólo se explica por que está en su propio interés encontrar quien invierta en México después del fracaso de las primeras rondas de apertura.

 

¿O ya no es del interés de México la defensa de la democracia, los derechos humanos y la libertad?

 

Dicen que hacen lo necesario. El problema, señora secretaria, con el pragmatismo económico como eje de las relaciones exteriores es que es incompatible con la diplomacia, porque el pragmatismo exige oportunismo y laxitud, y la diplomacia para ser funcional requiere de coherencia, homogeneidad y rectitud. Cuando la actitud de un país se vuelve impredecible, entonces se vuelve inconfiable y rápidamente irrelevante.

 

Bajo los reflectores de la ONU México va y habla de derechos humanos. Bajo los reflectores más oprobiosas dictaduras, en aras de la relación comercial, México terminó hablando con dictadores, le tendió medallas a tiranos y legitimó a racistas. ¿En qué momento nos dejó de incomodar estar sentados a lado equivocado?

 

Error tras error y una negativa casi fóbica a aceptar el error. Bajo esa lógica lo que para todos los mexicanos fue vergonzante, para ustedes fue normal, invitar a Donald Trump y recibirlos en Los Pinos.

 

El 22 de julio, Canciller,  usted habló de una comunicación con los equipos de las campañas de los dos principales candidatos presidenciales en Estados Unidos, en esa comunicación nunca mencionó que habría una invitación.

 

Un mes después, el 25 de agosto esa operación suya, sin duda,  mesurada y cuidadosa se transforma en una abrupta e impulsiva carta de invitación a  Donald Trump y a Hillary Clinton.

 

En ese intervalo algo pasó que me obliga a preguntarle. Ese 25 de agosto cuando se envió la carta a Donald Trump si usted no sabía que lo iban a invitar, entonces alguien estaba tomando sus decisiones

 

Si usted sabía y estuvo de acuerdo que Trump viniera a México, entonces es igual de responsable que los funcionarios que ya han renunciado

 

SI usted sabía y no estaba de acuerdo, debió de haber dicho algo.

 

Si usted dijo algo y no le hicieron caso, me parece, secretaria, que está usted completamente rebasada en ese cargo

 

¿Cuál de éstas fue? Es de importancia nacional saberlo el día de hoy, es importante saberlo porque el error no acabó cuando Donald Trump y el presidente Peña se reunieron para dar una atropellada conferencia de prensa, no acabó ese error con lo que fue a decir a Arizona esa noche, hay consecuencias muy obvias:  la candidata que hoy podría ganar Hillary Clinton ya no quiso venir y después rechazó su invitación.

 

Y otro más grave por su significado actual: el enfriamiento con el gobierno estadounidense con el que tanto dicen estar cuidando la relación.

 

Por eso, secretaria, y con eso concluyo,  yo le digo que todavía hay un espacio para el decoro y la dignidad frente a este imborrable error. Y eso depende enteramente de usted.

 

Hoy es necesario recordar las palabras del 4 de octubre de 1968 del embajador mexicano en la India, Octavio Paz, quien después de la matanza en Tlatelolco, escribió: “Ante los acontecimientos últimos, he tenido que preguntarme si podía seguir sirviendo con lealtad y sin reservas mentales al Gobierno (…) no estoy de acuerdo en lo absoluto con los métodos empleados para resolver las demandas y problemas que ha planteado nuestra juventud ”

 

Eso dijo Octavio Paz en su momento, por eso hoy una decisión suya, sin duda difícil, sería el acto más congruente con el marco de aquel viejo concepto rector de la política exterior mexicana: la dignidad.

 

Por eso, esta Glosa de su informe es tan relevante el día de hoy, es tan relevante frente a lo que está por ocurrir el próximo martes y podríamos seguir hablando de  ¿dónde estuvo México en las negociaciones de La Habana con Washington? ¿dónde estuvo México en las negociaciones de paz en Colombia? ¿dónde estamos ante las amenazas reales en Estados Unidos por cancelar el TLC? ¿Dónde estuvo  realmente la dignidad?

 

Termino, secretaria, termino con estas palabras, dijo alguien en alguna ocasión  “No hemos visto en ningún momento y menos en el informe autocrítica o humildad o modestia republicana… El Ejecutivo no tiene sensibilidad social ni sentido de la oportunidad política porque no oye lo que no agrada”, son palabras del año 2004, era el cuarto informe de gobierno de Vicente Fox. Usted era diputada y éstas eran sus palabras.

 

Muchas gracias por su tiempo.

 

 

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