Paridad en el Tribunal Electoral / Revista Siempre


La Suprema Corte de Justicia de la Nación (la Corte) ha iniciado los procedimientos para la renovación de las siete magistraturas de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tribunal Electoral), cuyo nombramiento recaerá en el Senado de la República.

Lo senadores deberemos no sólo considerar las necesidades de conocimiento especializado que la alta responsabilidad del Tribunal Electoral exige, sino además garantizar la paridad de género con mayor presencia de mujeres.

Lograr la representación y la participación plenas de todas las personas sociales en la vida pública sin ningún tipo de discriminación es uno de los objetivos fundamentales de cualquier sistema democrático. La discriminación contra las mujeres, en formas diversas e interrelacionadas, les ha restringido y marginado a lo largo de la historia de la toma de decisiones en el ámbito público. Si bien se han logrado importantes avances, las mujeres seguimos teniendo una representación claramente minoritaria y en muchos casos se les ha mantenido excluidas, incluso en su propio quehacer político.

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Más específicamente, se ha respondido a la insuficiente representación de la mujer en la vida política con la aprobación de leyes que procuran garantizar una representación mínima de la mujer en las estructuras institucionales del Estado, la selección de mujeres para nombramientos a cargos públicos y la ejecución de programas educativos destinados a incrementar la participación política de la mujer, entre otras medidas.

De esta discriminación es la que hoy en día sufren las mujeres que se encuentran laborando dentro del Poder Judicial. Forjadas en la cultura del esfuerzo, se preparan a lo largo de varios años, muchas de ellas cursan la carrera de derecho, otras continúan y hacen especialidades en derecho familiar, penal, administrativo y fiscal, y aunque son mayoría numérica en el sector judicial mexicano, las mujeres son una minoría, atomizada en no más del cinco por ciento de los cargos de decisiones.

El Poder Judicial de la Federación —que incluye la Corte, el Consejo de la Judicatura y el Tribunal Electoral y demás órganos administrativos— se encuentra integrado por 40 mil 517 servidores públicos. El 50.73 por ciento, o sea 20 mil 554, lo constituyen las mujeres y el 49.27 por ciento, 19 mil 963, son hombres.

A pesar de ello, en el Poder Judicial de la Federación existe un sensible desequilibrio entre hombres y mujeres en las categorías terminales de la carrera judicial. El caso más emblemático es el de la Corte, ya que de nueve ministros, únicamente dos son mujeres: Margarita Luna Ramos y Norma Lucía Piña Hernández.

En el Consejo de la Judicatura Federal, de siete consejeros, dos son mujeres. En la Sala Superior del Tribunal Electoral de los siete magistrados salientes, solamente hay una mujer: Carmen Alanís Figueroa.

Y si bien la base estructural del Poder Judicial mexicano lo sustentan las mujeres, la mayoría de éstas desempeña su trabajo no más allá de los cargos de secretaria de acuerdos.

La ministra en retiro Olga Sánchez Cordero reveló que de acuerdo con un diagnóstico de la Corte, el 21 por ciento de los trabajadores del Poder Judicial opina que las mujeres no son aptas para obtener espacios en el derecho penal. Y dos de cada diez personas considera que las mujeres no son aptas para cargos públicos.

El 51 por ciento de la planta laboral del Poder Judicial Federal es para mujeres; no obstante, sólo el cinco por ciento son juezas, magistradas o ministras.

Hoy sólo una mujer es integrante de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la renovación total de este órgano abre una gran oportunidad si no de lograr la paridad efectiva, sí de acercarse como nunca antes o incluso, de sentar un precedente histórico: el nombramiento de cuatro magistradas, es decir, la mayoría en el pleno.

Sería inaceptable que, habiendo muchas juristas competentes en este país, no se aumente la participación de mujeres en la Sala Superior del Tribunal Electoral. La pluralidad es una de las virtudes de los órganos colegiados. En un país que ha hecho un esfuerzo enorme por remontar la inequidad de género sería un retroceso perder la oportunidad de ensanchar la participación femenina en el Tribunal Electoral.

 

Presidenta de la Comisión de Derechos

Humanos del Senado de la República

@angelicadelap