En México, de acuerdo a los registros del Sistema de Notificación de Casos Nuevos de Enfermedades, dentro de las cinco principales causas por las que se enferman las personas predominan: las infecciones respiratorias agudas, intestinales por contagio de otros organismos, infecciones en vías urinarias, ulceras, gastritis, entre otras, y se estima que más de dos millones de niñas y niños mueren al año por enfermedades prevenibles.
Tabasco, por ejemplo, no es la excepción de estos eventos adversos en salud y prácticamente pasa lo mismo que en todo el país. Esta realidad del país puede cambiar si modificamos el enfoque de atención a las enfermedades mediante la prevención, con vacunas efectivas, medicamentos innovadores e inversión en la conservación y control de las medicinas.
Frecuentemente vemos cómo en las comunidades se les da la tarea a las enfermeras de aplicar las vacunas que llevan una caja con pedazos de hielo para supuestamente conservar en 2 a 6 grados las dosis, pero luego de dos horas de caminar en la calle visitando casas, pues las deficientes condiciones de refrigeración no sirven y la vacuna pierde su efecto de inmunizar, aunque se aplique carecerá de beneficio alguno para la gente.
Por ello, en el Senado de la República he venido trabajando iniciativas para fortalecer, entre otras cosas, la compra consolidada, es decir, que los gobiernos e instituciones de salud aprovechen la adquisición de grandes lotes de medicamentos y abaraten su costo, de tal manera que haya un ahorro y éste pueda reinvertirse, entre otras cosas en innovación farmacéutica que tiene como finalidad brindar nuevos y cada vez más eficaces medicamentos para mejorar la calidad de vida de las personas que sufren enfermedades y se evite un impacto severo al gasto público de salud.
Es hora de construir un México preventivo y de soluciones con tratamientos oportunos e igualitarios.
