¿Un Uber para la política? / Excélsior


¿Alguna vez has pensado en la posibilidad de que existiera una aplicación como Uber, pero para la política? Es decir, una aplicación que así como Uber que vino a revolucionar la industria del transporte privado, fuera capaz de transformar la relación entre el gobierno y la ciudadanía, y mejorara la calidad de vida de los habitantes.

Esta app, con su eslogan “el chofer privado de todos”, generó un parteaguas en la forma de concebir el servicio de transportación, al entender las necesidades del usuario. Es un negocio rápido, seguro, confiable, eficiente y placentero, que se contrata desde la comodidad de un teléfono inteligente y se cubre con cargo automático a la tarjeta. Además, busca garantizar la calidad del servicio a través de una encuesta al usuario que le permite calificar la experiencia y atención del conductor. Éstos son algunos de los factores clave que explican el éxito de esta empresa.

¿Se podría tener alguna herramienta similar, que garantice la calidad en el servicio que recibe el ciudadano que llega al Ministerio Público, o al centro de salud? ¿Para el que solicita un programa de apoyo gubernamental?

Si realmente queremos el desarrollo de tecnologías de última generación, que promuevan una conexión entre gobernantes y gobernados, e impulsen una mayor corresponsabilidad cívica, se requieren mentes disruptivas, que piensen bajo la lógica de los creadores de Uber. Mentes que entiendan la esencia sobre la que cada día descansan más las relaciones sociales: Colaborar, Compartir y Cooperar.

En México, tenemos ejemplos de equipos de emprendedores que están sobresaliendo en el desarrollo de Tecnología Cívica, una nueva industria que busca promover la participación ciudadana y la transformación de la calidad de vida de las personas, a través del uso de estos nuevos instrumentos.

El Concurso Filantrópico Internacional de Innovación llamado El Reto del Alcalde, organizado por el área filantrópica de la compañía Bloomberg, ofrece nueve millones de dólares para el financiamiento de los proyectos innovadores con mayor impacto y potencial de crecimiento en temas de educación, medio ambiente, desarrollo económico, transparencia, seguridad, salud pública, desarrollo laboral e inclusión social. Este año, hay tres equipos mexicanos entre los 20 finalistas, de un total de 290 ciudades participantes de América Latina y el Caribe.

Uno de los equipos que representa a la ciudad de Guadalajara, Jalisco se desarrolló una propuesta para fortalecer la transparencia y combatir la corrupción, a través de una aplicación de georreferenciación, que permite rastrear los requerimientos legales de proyectos de obra pública, y dar seguimiento a los planes, licencias, pagos y tiempos de ejecución.

Otro equipo participa en nombre de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y presentó una aplicación para mejorar la eficiencia en la prestación de los servicios públicos, a través de un servicio de monitoreo y calificación de los servidores públicos.

El tercer equipo va representando a Tlalnepantla de Baz, Estado de México, y propuso la publicación y promoción de un catálogo municipal de buenas acciones, en el que se registra la participación de los ciudadanos en actividades de beneficencia para la comunidad, como ayudar a adultos mayores o contribuir con el medio ambiente. De esta manera, se busca fomentar una mayor cohesión social.

Muchos paisanos se empecinan en ver un panorama desalentador en nuestro país. Es claro que existen desafíos importantes por resolver, pero es motivo de gran orgullo y esperanza el hecho de que estos tres equipos mexicanos destaquen a nivel internacional, desarrollando soluciones para enfrentar retos tan importantes como la transparencia, el combate a la corrupción y la reconstrucción del tejido social.

Estos finalistas son ejemplo de valentía, coraje, entrega y amor por su país. Son personas que han decidido pasar de la indiferencia a la acción; que han optado por la proactividad en lugar de la contemplación, y se han atrevido a pensar en un México distinto.

En estos meses he conocido una buena camada de mujeres y hombres como ellos, con mentalidad joven y entusiasta, y sé que habrá muchos más. Estoy convencido que si multiplicamos y articulamos este tipo de equipos, resolveremos los problemas de México mucho más rápido de lo que imaginamos. Manos a la obra.