Los retos coyunturales de la democracia / Revista Siempre


Se atribuye a Winston Churchill la frase: “La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás”. Esta cita fue recordada la noche del 23 de junio de 2016 al conocer los resultados del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, luego de triunfar la opción de abandonarla, lo que dejó una estela de incertidumbre sobre el futuro inmediato del otrora poderoso imperio.

Colombia experimentó un proceso democrático singular el pasado fin de semana al realizar un plebiscito, que no era obligado, para ratificar o no los acuerdos de paz entre el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El resultado fue una mínima mayoría de 50.2% que rechazó los acuerdos de paz, contra el 49.7% que optó por “Sí”.

La abstención, superior al 60%, no es novedad en Colombia que experimenta niveles similares en elecciones comunes. Lo singular es experimentar un proceso democrático que buscó legitimar las negociaciones que culminaron, apenas una semana antes, con la histórica firma de los acuerdos de paz y que quedaron en suspenso hasta la votación del domingo pasado.

La incertidumbre inherente a toda elección democrática se extiende ahora a una decisión política de dos fuerzas antagónicas, en todos los sentidos, que habían aceptado negociar y alcanzar acuerdos para evitar más muertes y conflictos armados. “Nadie quiere más guerra”, dijo el expresidente Álvaro Uribe, cabeza política del voto por el “No”, pero no se entiende cómo es posible un acuerdo distinto sin poner en riesgo el silencio de las armas, imprescindible para construir una paz definitiva.

En España, después de dos elecciones nacionales, las fuerzas políticas representadas en el Parlamento no consiguen los acuerdos necesarios para la formación de Gobierno. La última votación de investidura resultó en negativa a Mariano Rajoy, líder del Partido Popular (PP). La posibilidad de una tercera elección, rechazada por la mayoría de los electores, tiene contra las cuerdas al principal partido opositor, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que se negó a abstenerse en el Congreso e impidió con ello formar gobierno al PP.

Tal decisión, aunado a los malos resultados electorales recientes del PSOE y a la seria posibilidad de ser superados electoralmente por Podemos, cobró el domingo pasado la cabeza de su Secretario General, Pedro Sánchez, conformando ahora una dirección provisional que decidirá en breve la acción política más conveniente para el PSOE: ceder para que el PP forme Gobierno, explorar la posibilidad de un Gobierno Alternativo que los incluya o terminar realizando terceras elecciones.

En Estados Unidos, luego del primer debate entre Hillary Clinton y Donald Trump, éste último mantiene un recio respaldo popular entre el electorado que lo sitúa por arriba del 45% de intención de voto nacional, estimando que actualmente alcanzaría al menos 240 votos electorales de los 270 necesarios para convertirse en presidente de aquella nación.

Lo que comenzó como una broma política entre los aspirantes republicanos a la candidatura presidencial, tomó fuerza real y convirtió a Trump en un vencedor frente a la fragmentación de liderazgos, incapaces de anteponer sus aspiraciones y formar un frente común para derrotarlo.

Si la calidad de una democracia guarda relación con la calidad de los debates públicos y los procesos de toma de decisión, es necesario entonces elevar el nivel de involucramiento social y el de su clase política, promover el respeto a disentir, tolerar, escuchar, reflexionar y aceptar que vencedores y vencidos son parte de una misma nación y que juntos deben adoptar las decisiones de la mayoría.

*VICEPRESIDENTE DEL SENADO DE LA REPÚBLICA

TWITTER: @SenLuisSanchez