#LeydelaFelicidad, iniciativa del senador Zoé Robledo


“Ley es la expresión de la voluntad general en orden a la felicidad común: esta expresión se enuncia por los actos emanados de la representación nacional. “ (José María Morelos, Constitución de Apatzingán, Artículo 18)

A lo largo de los años han habido diferentes propuestas en torno a cuáles indicadores deben ser utilizados para medir el desarrollo de una nación. Sin embargo, hasta hace poco ninguno de ellos incorporaba el precepto de la felicidad. El ejemplo más claro es el del economista Simon Kuznets quien en 1930 propuso al Senado de los Estados Unidos adoptar una medición que consistía en la suma de los bienes y servicios producidos en un periodo de un año; fue así que nació la medición del Producto Interno Bruto (PIB).

En la actualidad las necesidades son muy distintas a las de entonces. Las naciones del mundo ya no sólo buscan crecimiento económico, sino que buscan que ese crecimiento tenga repercusiones reales y palpables sobre las sociedades y los individuos. En el mundo contemporáneo crecer sin mejorar no tiene sentido. Lo que es cierto para las naciones también lo es para los individuos. El clásico precepto de que la riqueza no equivale a felicidad es más cierto que nunca. Los índices de felicidad internacional muestran que tanto sociedades como individuos pueden ser felices a pesar de sus carencias económicas. ¿Cómo se explica este fenómeno?

Los estudios de felicidad demuestran que el bienestar de una sociedad se construye de diversos y variados factores; desde cuestiones ambientales hasta asuntos de espiritualidad. Por ello es importante incorporar indicadores que permitan medir el bienestar subjetivo de la población. Estos indicadores permiten construir un mapa de aquellos elementos que influyen en la felicidad del ciudadano y al hacerlo, ayudan a entender cómo los indicadores económicos clásicos, las leyes y las políticas públicas inciden de manera directa en el bienestar ciudadano.

En este sentido, habiendo tomado en cuenta la experiencia internacional y la propia experiencia del INEGI, hemos presentado la #LeydelaFelicidad, que incluye dos iniciativas de ley complementarias; la primera para incorporar un Índice de Bienestar Subjetivo al censo del INEGI, propuesta que presentamos el pasado jueves 3 de diciembre ante el Senado, y la segunda, que propone agregar el concepto de Bienestar Subjetivo a la Ley General de Desarrollo Social presentada hoy ante el Senado. Como lo mencionó el senador Zoé Robledo en su participación ante el pleno del Senado, “estos indicadores nos permitirían medir las repercusiones del desarrollo y qué tanto lo que legislamos repercute en la realidad cotidiana de los mexicanos.”

De aprobarse, la #LeydelaFelicidad ayudaría a fomentar la calidad de vida de los mexicanos, creando indicadores medibles de bienestar psicológico, salud, uso de tiempo, educación, cultura, percepción de políticas de Gobierno, niveles de vida y vida laboral, entre otros. En ese sentido, la #LeydelaFelicidad funcionaría como un verdadero complemento a los indicadores económicos tradicionales que permitiría tener más herramientas para entender las necesidades sociales y poder medir la incidencia de políticas públicas en ella.