La recuperación del Auditorio Justo Sierra / Siempre


Valoramos la autonomía universitaria, creemos en los principios y los valores de nuestra Máxima Casa de Estudios, pero consideramos que las autoridades universitarias, con el apoyo de la Ciudad de México, si así lo consideran, deben recuperar el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras.

Después de casi 16 años de ocupación y de varios intentos por recuperarlo, el rector de la UNAM, Enrique Luis Graue, parece que ha encontrado una ruta de negociación para que este espacio sea devuelto en fecha próxima.

¿Por qué las autoridades universitarias han tolerado esta situación por tanto tiempo? ¿Por qué después de 16 años? ¿Por qué se toleró este nivel de deterioro? La respuesta no es clara, sin embargo lo importante es que ahora que está nuevamente en la palestra pública, se tomen las acciones pertinentes.

Sería una excelente noticia que este histórico recinto universitario nuevamente esté al servicio de la comunidad y deje de estar secuestrado por un grupo que, amparados en la autonomía de la UNAM, lo ha ocupado por más de década y media. Todos los que algún día fuimos estudiantes en la Universidad apoyamos al rector en la recuperación del auditorio Justo Sierra.

En su ley orgánica se establece que la UNAM es una corporación pública – organismo descentralizado del Estado – dotada de plena capacidad jurídica y que tiene por fines impartir educación superior para formar profesionistas, investigadores, profesores universitarios y técnicos útiles a la sociedad; organizar y realizar investigaciones, principalmente acerca de las condiciones y problemas nacionales, y extender con la mayor amplitud posible los beneficios de la cultura.

En 1963, la UNESCO declaró este auditorio Patrimonio Cultural de la Humanidad como parte del conjunto arquitectónico de Ciudad Universitaria. Más allá de su belleza, el Justo Sierra, hasta antes de su ocupación en el año 2000, había sido sede de las reuniones estudiantiles más importantes. Allí sesionaron en múltiples ocasiones los representantes de escuelas y facultades del Movimiento de 1968; el Consejo Estudiantil Universitario (CEU) en 1986 y 1987. En este auditorio se realizaron los primeros diálogos públicos transmitidos por Radio Universidad entre representantes de las autoridades y de los estudiantes. El “Che Guevara”, como también lo denominan, había sido un especio para la pluralidad y la tolerancia.

El Justo Sierra ha albergado múltiples conciertos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, fue sede del histórico cine club de Filosofía, fue el lugar para la presentación de obras de teatro, de libros y múltiples actividades relacionadas con las funciones sustantivas de la UNAM.

En este auditorio impartieron conferencias magistrales Julio Cortázar, Mario Benedetti, Octavio Paz, Susan Sontag, Pablo Neruda, José Revueltas, Pablo González Casanova, Adolfo Sánchez Vázquez y José Saramago. Ahora es un espacio deteriorado, con paredes y vidrios grafiteados y sucios.

Después de la huelga de 1999-2000, varios de los integrantes de los llamados “colectivos” ingresaron al auditorio y literalmente lo ocuparon para habitarlo. Comenzó el saqueo. Desaparecieron equipo de sonido, butacas y alfombras. Las paredes se llenaron de mugre y de pintas.

A partir de ese momento sólo se utilizó para las actividades que realizaron sus nuevos ocupantes, que terminaron por convertirse en sus nuevos dueños.

En estos años, la comunidad universitaria y los medios de comunicación han reportado diversos hechos de violencia y de actividades ilícitas, como venta de drogas. Precisamente, lo que reavivó en la opinión pública la ocupación del auditorio Justo Sierra fueron los hechos de violencia y la detención de Jorge Emilio Esquivel Muñoz, conocido como el Yorch, al cual se le acusa de narcomenudeo.

Los propios integrantes de la comunidad universitaria, autoridades, estudiantes, profesores, investigadores y trabajadores coinciden en que los ocupantes del Justo Sierra no pertenecen a la UNAM. Incluso los representantes del STUNAM afirman que los ocupantes de este recinto no tienen ninguna relación con la Universidad y se suman a las voces que piden la entrega de este recinto.

No podemos tolerar que un espacio de esta naturaleza permanezca ocupado. Nadie habla aquí de represión o de violentar la autonomía universitaria, sí de aplicar el reglamento, el estatuto de la UNAM y las leyes de la Ciudad de México para que haya justicia. Este espacio pertenece a la UNAM, a su comunidad y a toda la sociedad, no a un grupo particular.

Esperamos que muy pronto podamos acudir nuevamente al Justo Sierra a escuchar un concierto, ver una película o a la presentación de un libro, de manera libre, como libre y tolerante es y debe ser nuestra Universidad. XXX TWITTER: @MBarbosaMX