Intervención del Senador Mario Delgado Carrillo, durante la sesión del periodo extraordinario del Senado de la República


Mario Delgado

Intervención del Senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Mario Delgado Carrillo, durante la sesión del periodo extraordinario del Senado de la República.

Muchas gracias, senador. Hemos insistido a lo largo de este debate en la importancia de acotar en la mayor medida posible aquellos espacios de discrecionalidad y de negociación donde el Estado mexicano pueda tener desventajas frente a las corporaciones petroleras internacionales. La experiencia internacional lo recomienda de esta manera.

He encontrado dos buenos ejemplos de por qué es bueno tener un marco jurídico que dé la mayor certidumbre, que no haya espacio para la discrecionalidad, y que tengamos instituciones reguladoras fuertes. Me encontré este libro de don Jesús Silva Herzog que se llama Nueve estudios mexicanos. Don Jesús Silva Herzog narra lo que él considera la epopeya del petróleo en México. Nos describe muy rápidamente cómo ha sido la propiedad del subsuelo en México. Describe cómo en el periodo de La Colonia el subsuelo no podía ser objeto de propiedad privada. Para la explotación del subsuelo se daban concesiones que pagaban un quinto del rey, una quinta parte se iba para la Corona.

Es hasta el Código de Minería de 1884, inspirado ya por personajes con ideas liberales donde asimilan la propiedad del subsuelo a la del suelo. Este fue el antecedente muy importante para la primera Ley Petrolera de 1901, que nos describió el senador Encinas hace unos días para demostrar cómo la reforma energética que ahora se está planteando en realidad es un salto hacia la ley de Porfirio Díaz de 1901. Ahí lo que decía, por ejemplo, esta ley que el propietario del suelo también es del subsuelo, cosa que se está haciendo ahora, un poquito de manera rebuscada y con algunas, por ahí, pirotecnia verbal y con nuevos significados algunas palabras, pero eso es lo que pasa.

Y se le pagaba siete por ciento al gobierno federal de regalía, más tres por ciento al gobierno estatal. Y se autorizaba, dice Silva Herzog, resumiendo los principios de esta ley la expropiación de terrenos petroleros por causa de utilidad pública y la facilidad de importar maquinarias con facilidades aduanales. La ley decía que el impuesto se generaba cuando se explotaban terrenos públicos, pero que no pagaban impuestos cuando estas explotaciones eran en terrenos privados, sólo pagaban el impuesto al timbre que era un impuesto muy simbólico.

En 1917, don Luis Cabrera promueve el Impuesto de Producción pagadero en timbres, por lo tanto logra que se dé por bueno ese impuesto. Desde ese entonces, la compañía Shell, que se llamaba El Águila en México, se ampara y no paga el impuesto a la Tesorería en su totalidad, y le agrega siempre a su declaración de impuestos una leyenda que dice: “Bajo protesta en calidad de depósito y a cuenta de impuestos futuros”. Este conflicto no se resuelve hasta 1935, donde ya eran sumas considerables, donde de perder el juicio el Estado mexicano tendría que haberle pagado a la Shell. Sin embargo, Lázaro Cárdenas logra cobrar y aclarar esta situación. Le detienen a la Shell sus barcos en Tuxpan y Tampico, y el secretario Narciso Bassols, de manera muy valiente le advierte a Shell: No los dejaremos salir, no dejaremos salir ningún barco de petróleo si no queda cancelado el convenio que celebró la nación con Pearson and Sons y que ustedes han heredado, y si no hacen una declaración de que las sumas pagadas no han sido en calidad de depósito, ni bajo protesta, ni a cuenta de impuestos futuros, sino que han sido entregados como pago de impuestos legítimamente establecidos por el gobierno de México. Hasta 1935 se resuelve este conflicto.

Hay otro antecedente. En 1912, el presidente Madero impuso un impuesto de 20 centavos por tonelada, y ya desde ese tiempo le llamaban las empresas petroleras un impuesto confiscatorio. Eran tiempos donde había una lucha despiadada en el territorio mexicana por territorios, entre la Shell y la Standard Oil. Había titulaciones falsas, cohechos, incendios, asesinatos de indígenas, desaparición de títulos de propiedad, una lucha sin cuartel, narra Silva Herzog. Decían en aquel tiempo que quien dominara el petróleo dominaría el mundo.

Llega entonces la Constitución del 17 con el artículo 27 que desata una campaña en los Estados Unidos de desprestigio contra México. Decían que cómo era posible que las compañías, poseídas de generosidad, animadas por un espíritu civilizador, habían venido a México a arriesgar sus capitales, a hacer inversiones para que México rebasara su etapa primitiva, y se les pagaba ahora esta actitud altruista con la confiscación, con actos de monstruosa ingratitud. El artículo 27 no se reglamenta hasta el gobierno de Calles. En 1925 aparece una nueva Ley del Petróleo. Esto desata un escándalo internacional y un capítulo de la historia entre México y Estados Unidos poco conocidos.

Cuenta Silva Herzog cómo un empleado de la embajada de Estados Unidos en México filtra, en 1927, documentos secretos que revelaban la existencia de un complot perfectamente organizado por ciertos magnates petroleros, el secretario de Estado norteamericano, de nombre Kellog, y el embajador Sheffield para invadir, por parte de los Estados Unidos nuestro territorio.

El general Calles envía estos documentos al presidente de los Estados Unidos y le advierte que todas las embajadas de México en el mundo tienen copia de estos documentos y que el primer soldado que cruce la frontera hacia México lo van a hacer público. Con esta negociación, con esta actitud, el presidente Calles se detiene una guerra, se detiene este siniestro proyecto bélico, manejado por un grupo de negociantes petroleros. También denuncia posteriormente el conflicto que da lugar a la expropiación, que empieza por una manipulación contable por parte de las empresas, para no pagar a los trabajadores petroleros.

Silva Herzog denuncia cómo la empresa El Águila México, que era subsidiaria de Shell, exporta a El Águila Canadá por debajo de los precios internacionales. Cuando el precio del barril estaba a 3.19 El Águila México le vendía a El Águila Canadá a 1.96. Entonces, ahí ocurre otro conflicto que terminaría con la expropiación. Los de El Águila buscan al presidente Cárdenas, tienen una reunión, niegan ser subsidiaria de Shell y niegan estar vendiendo el petróleo por debajo de los precios internacionales a su subsidiaria de Canadá. Sin embargo, Silva Herzog hábilmente había conseguido los reportes financieros de la Shell en Londres, de la Royal Dutch Shell, en Londres, donde dice lo siguiente: (CORTE DE AUDIO) …con el objeto de evitar las dificultades y molestias derivadas del pago de múltiples y elevados impuestos. Los accionistas, se añadía, no tendrán pérdida alguna. Las acciones de diez pesos las vamos a dividir en acciones de cuatro pesos para El Águila Mexico y de seis pesos para El Águila de Canadá.

Cuenta Silva Herzog: Cuando comencé a leer ese informe oficial de la Royal Dutch el gerente de El Águila se puso nervioso porque significaba desmentir de modo categórico, aplastante e irrebatible las afirmaciones que acababa de hacer ante el presidente de la República, y no pudiendo contenerse quiso interrumpirme, pero el general Cárdenas con su laconismo habitual, tuvo que contenerlo y decirle: Deje que termine el señor. Y termina Silva Herzog diciendo esto: Hizo un breve comentario al terminar la lectura, un breve comentario al general Cárdenas: Quiero recordar, dije, que precisamente uno o dos años antes del informe al que me he referido se estableció en México por primera vez el Impuesto Sobre la Renta, y se ve con toda claridad que lo que la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila ha hecho por decisión de su matriz, de la Royal Dutch, es ocultar utilidades para reducir lo que legítimamente le corresponde a México por la explotación de sus recursos naturales, y trasladar parte de esas utilidades a Canadá, a fin de que en alguna forma beneficien a Su Majestad británica.

Por eso insistimos en que haya claridad en las leyes, porque esto ya nos pasó. El detonante de la expropiación viene de una simulación contable para evitar pagar a los trabajadores y de simular las utilidades para no pagar impuestos.

Hay otra experiencia que documenta Chomsky en su libro Crear el futuro. Documenta cómo la guerra de Irak fue promovida… fue una gran revancha de las empresas internacionales, la Exxon, la Mobil, la Shell y BP para recuperar las concesiones que Irak Petroleum les quitó cuando nacionalizó su industria, a mediados de los 70s. Después de la invasión a Irak hubo una declaración expresa de Bush, donde decía que rechazaría cualquier legislación que restringiera el control de los Estados Unidos sobre los recursos petroleros de Irak. Esta guerra lo que ha logrado es que Estados Unidos tenga bases militares en el corazón de las mayores reservas petroleras en el mundo.

Es por eso que advertimos una y otra vez que no hagamos una apertura indiscriminada, que no pongamos al Estado mexicano contra la pared, que dentro de este modelo privatizador se pudo haber hecho un modelo donde el Estado pudiera tener el control y no se pusiera en carácter de igual e igual en el terreno de lo mercantil y civil, ante estas grandes empresas depredadoras. Todavía estamos a tiempo de corregir esto.

Seguramente en algunos años tendremos que regresar aquí al Congreso con grandes escándalos de abusos y corrupción por parte de las petroleras, y será un escenario muy distinto al que todo el mundo plantea en este Congreso por parte de quienes van a aprobar esta reforma depredadora. Ahí está la historia, ahí está la prueba de cómo se siguen comportando estas empresas.

Ayer decía el senador Barbosa: ¿Por qué esperar que los mismos hombres actúen de distinta manera? Les pregunto yo: ¿Por qué esperar que las mismas compañías actúen de manera distinta? Vienen por la renta petrolera mexicana, cueste lo que cueste.

Muchas gracias.