Exhorta Raúl Morón a titular de SEP a revisar el contenido de la Reforma Educativa con la participación de todos los actores del sistema


Intervención en tribuna del senador Raúl Morón Orozco, del Grupo Parlamentario del PRD, para posicionar a nombre de la fracción en el marco de la comparecencia del titular de la Secretaría de Educación Pública, Aurelio Nuño. 

 

Raúl Morón Orozco, (RMO): Compañeras y compañeros Senadores.

 

Señor secretario:

 

Los senadores del Grupo Parlamentario del PRD agradecemos antes que nada su buena disposición para cumplir con esta responsabilidad democrática de rendición de cuentas en el ramo de su competencia.

 

Asumir con honestidad, humildad y apertura, los aciertos y desaciertos en materia de política educativa, así como las críticas que provienen de visiones distintas a la posición oficial, es en principio un buen signo para poder recuperar el camino perdido y reorientar los esfuerzos institucionales al cumplimiento de los verdaderos fines de la educación.

 

Antes de fijar la posición concreta del Grupo Parlamentario del PRD, me permito compartir con usted una breve reflexión sobre el significado mismo de la educación en nuestros días y en un país como el nuestro.

 

Porque decir educación es mucho más que referirse a la obligación por parte del Estado mexicano del derecho al conocimiento de todas y todos los mexicanos, el derecho a la formación académica y a una educación pública, gratuita, laica y universal, en la que participen democráticamente todos los miembros de la comunidad educativa.

 

La educación, señor secretario, no puede limitarse al planteamiento de un término abstracto como la calidad, con la que por cierto no estamos en desacuerdo, porque nadie puede negar que es exigible que la educación en México debe ser de calidad, pero esta calidad no se debe entender como una mercancía, la educación no debe aspirar simplemente a venderse; sí debe estar en vinculación directa y estratégica con las vocaciones productivas de la sociedad mexicana, pero siempre anteponiendo los intereses nacionales y el desarrollo científico, social, cultural y económico de todos los mexicanos.

 

La educación tiene que ver con el fin social para el cual está predeterminada y ese fin es la formación de seres humanos con un estricto sentido ético y crítico del entorno, con una alta identidad nacionalista, pero con capacidades intelectuales y valores morales que le permitan ser parte de una sociedad en constante evolución moral.

 

De ahí viene precisamente su carácter humanista y su función como un instrumento crítico y evolutivo del propio sistema político y educativo.

 

Sería una contradicción hasta conceptual y pedagógica asignarle a la educación la función de formar maquinas o instrumentos productivos y competitivos, ad hoc a los fines del mercado y al modelo neoliberal, donde el incentivo es la acumulación de riqueza y no la acumulación del capital cultural y de capital humano.

 

La educación es otra cosa, señor secretario, es justamente, como lo decía Paulo Freire, ese gran educador latinoamericano, un instrumento de emancipación social, una alternativa para la liberación popular, un mecanismo para la superación de los prejuicios y el único medio válido para formar hombres y mujeres con mayor juicio social.

 

Por eso, no es posible pedirles a los educadores mexicanos, que se queden callados frente a la injusticia y estáticos ante el atropello de sus derechos laborales. Cómo se podría educar entonces a las futuras generaciones de mexicanos, con el ejemplo de sumisión; cómo exigirle a la sociedad que sea libre, cuando no se nos enseña a defender la libertad y nuestros derechos fundamentales con dignidad.

 

El fin de la educación es entonces educar también para la vida y el trabajo, con valores, con la formación de una conciencia colectiva y con un alto sentido de pertenencia social.

 

Por eso es que en el Grupo Parlamentario del PRD en el Senado creemos que el Poder Ejecutivo Federal y particularmente la Secretaría a su cargo, se han olvidado de las tareas sustantivas de la educación, imponiendo primero la aprobación y después la instrumentación de una reforma educativa que nada tiene de educativo; sí con político, sí con lo laboral.

 

Se ha perdido, señor secretario, la valiosa oportunidad de educar para el futuro y de hacer a los maestros sus mejores aliados para iniciar en todo el país una “Gran Cruzada por la Educación”; en lugar de eso, se han dedicado los cuatros años de esta administración a pelearse con el magisterio y a emplazarlo con evaluaciones punitivas, amenazas, represión, encarcelamiento y despidos.

 

El tiempo de este gobierno se agota y aunque será difícil resarcir el daño ocasionado y enderezar el camino, mucho ayudaría reconocer en principio los errores cometidos en la implementación de una reforma diseñada al margen del magisterio y de la sociedad, y al menos, dejar sentadas las bases de una nueva reforma educativa, que le permita a todos los actores del sistema, reformular el modelo educativo que nuestro país necesita frente a los retos de la globalización y en un contexto de rehumanización.

 

No podemos obviar en esta comparecencia el hecho de que en el Paquete Económico para el año 2017 uno de los recortes más importantes sea precisamente en educación. Y no podemos dejar de señalar que es una contradicción profunda que los recursos para la Reforma Educativa hayan tenido un recorte del 72 por ciento.

 

Este año 2016 ha sido el año de un conflicto magisterial constante que ha puesto a prueba las capacidades y la sensibilidad de gobiernos, de organizaciones magisteriales y de la misma sociedad mexicana.

 

No debemos esperar a que suceda otra tragedia como la de Nochixtlán, Oaxaca, para actuar y empezar a poner los cimientos para resolver estructuralmente y sin violencia este conflicto y el problema sustantivo de la educación en México.

 

La situación de la educación en nuestros país no es sencilla, México por supuesto que atraviesa por una crisis educativa de larga duración, al menos así lo señalan los mismos indicadores que ha generado el Instituto Nacional de Evaluación para la Educación en los últimos años.

 

La Reforma Educativa de 2013 se ha manifestado, a tres años de su implementación, como absolutamente insuficiente para combatir el rezago educativo y los problemas más apremiantes en la materia.

 

¿Entonces, dónde quedaron las promesas de que la Reforma Educativa vendría a ser la salvación del sistema educativo nacional?, ¿dónde quedó el discurso de la calidad educativa?, ¿dónde quedó el compromiso de hacer de la educación la palanca del desarrollo nacional?

 

Todo se quedó en un buen ejercicio de planeación educativa.

 

Pero las cifras revelan la otra realidad, la de la falta de acceso y equidad en la educación, la del incremento del rezago educativo, la de la falta de infraestructura educativa de calidad, la de la falta de recursos para la operación del sistema, la de las escuelas incompletas en docentes y servicios, la de los miles de jóvenes, como los de Michoacán, que demandan espacios y oportunidades de ingreso a las universidades, porque los gobiernos no han sido capaces de garantizárselas, la de esos miles de egresados, profesionistas, que hoy viven el fracaso de un modelo educativo que los preparó sólo para servir a un mercado que hoy les niega una oportunidad laboral.

 

Los responsables no pueden ser sólo los maestros, sino los administradores de un modelo pedagógico actual, descontextualizado, desactualizado y desarticulado a nuestra realidad educativa nacional.

 

Un modelo pedagógico y una propuesta curricular, que por cierto en el año que se informa, están intentando ser actualizados nuevamente desde la visión oficial unilateral, dejando fuera la opinión, las aportaciones y las recomendaciones de los maestros, de los investigadores educativos y de los especialistas en el tema, que hoy con justa razón y plena autoridad, han afirmado en múltiples foros y espacios de difusión, que al igual que la Reforma Educativa, están equivocando el camino, la dirección, el proceso y el contenido.

 

¿Qué nos puede usted decir entonces, señor secretario, en la glosa de este Cuarto Informe de Gobierno, ante esta clara realidad educativa y social que documenta el mismo INEE?

 

La realidad no miente, nos dice que el sistema educativo que soñaron Obregón y Vasconcelos sigue siendo una aspiración, una realidad a medias, un proyecto en construcción. Aún falta mucho para que exista una escuela y un maestro en el último rincón del país, pero falta aún más, para que la educación en México sea verdaderamente de calidad.

 

Sin embargo, señor secretario, aunque el tiempo que queda es muy corto, aún creemos que es posible generar condiciones para establecer una salida institucional, un camino ya sea gubernamental o parlamentario, para revertir la incertidumbre en la que está actualmente todo el sistema educativo nacional, comenzando con los profesores de México.

 

Se debe involucrar a todos los protagonistas del sistema educativo nacional, incluyendo a los maestros, en estas soluciones de corto, mediano y largo plazo en los problemas educativos más apremiantes.

 

Consideramos necesario ratificar el compromiso del Estado mexicano para garantizar educación para todas y todos, igualdad, libertad, equidad, justicia, democracia, respeto a los derechos humanos y solidaridad, colocando en un mismo plano de jerarquía constitucional los derechos fundamentales de los niños y jóvenes a recibir educación de calidad y los derechos de los maestros a conservar su fuente de trabajo y ser tratados con dignidad.

 

Requerimos reformular el papel que juega la educación con perspectiva humanista y ciudadana en las graves condiciones que atraviesa el país; sí a la calidad educativa, pero que esta misma calidad sea para todo el sistema educativo nacional en su conjunto, que asegure una educación integral y para todos en las mejores condiciones.

 

Demandamos terminar el conflicto magisterial, los despidos y el hostigamiento laboral injustificado hacia los maestros. El diálogo y la mediación, deben seguir siendo las únicas alternativas para llegar a los acuerdos en una lucha donde no debe haber vencedores ni vencidos, sino actores corresponsables, con coincidencias de fondo y forma, en lo que requiere el sistema educativo nacional.

 

Lo exhortamos, señor secretario, a que se revise el contenido de la Reforma Educativa en el marco de una gran discusión nacional, con la participación de todos los actores del sistema, en tanto le sugerimos cambiar el sentido de la evaluación punitiva del desempeño, por una evaluación educativa por incentivos, con fines de regularización pedagógica y profesionalización magisterial.

 

Le convocamos a que juntos podamos iniciar en todo el país un proceso de consulta con maestros, investigadores y especialistas, para discutir los elementos y contenido del nuevo modelo educativo que requiere el país, el sujeto a formar, el sustento filosófico del modelo pedagógico, el contenido curricular, el perfil del docente, el modelo didáctico, los mecanismos de profesionalización magisterial, la correlación educación-sociedad-mercado laboral, la relación política y sindical entre los actores del sistema, la política educativa y el financiamiento de la educación, entre muchos otros.

 

Los mexicanos, señor secretario, demandamos una reforma educativa, un modelo educativo y una propuesta curricular, que permitan formar a nuestros niños y jóvenes con un enfoque de integralidad, holismo y transdiciplina, sujetos capaces de resolver problemas complejos frente a situaciones de complejidad, pero siempre críticos ante su realidad social, -voy terminando, señor presidente- y solidarios con el desarrollo nacional.

 

Por eso afirmamos que este Cuarto Informe debe ser, antes que una glosa, una autocrítica a las acciones realizadas hasta ahora por el sector educativo en su conjunto y al mismo tiempo, la oportunidad, para volver a empezar, con la participación y el consenso de todos los actores del sistema, caminando bajo una misma visión, con el mismo propósito de alcanzar la transformación educativa de México.

 

Es hora de relanzar la idea de una reconciliación nacional que debe empezar por el ámbito educativo.

 

Es la hora de mirar de frente los desafíos, sin negarlos, ni soslayarlos.

 

Es la hora de incluir a los maestros de México en la solución estructural del sistema educativo nacional.

 

Es la hora de pensar y de actuar con pluralidad y tolerancia para construir puentes y no muros en la educación.

 

Es la hora de  hacer de la educación un tema de unidad nacional y la gran oportunidad de convertir a México en un país de educadores con sentido social y compromiso nacional.

 

Por su atención, muchas gracias.

 

0-0-0