El día que México salvó a EU / Reforma


En su canción «Eclipse de mar» Joaquín Sabina se reprocha que los periódicos hablen de una nevada de París, de la caída de bolsa, pero no hablen «de ti». El desconsuelo amoroso de Sabina bien podría convertirse en uno general a la comunidad latina en Estados Unidos.

Y es que las elecciones presidenciales norteamericanas han pasado por todos los géneros hollywoodenses: de la comedia de pastelazo, al terror de Stephen King; del suspenso de Hitchcock al aparente absurdo de Wes Anderson. Pero al final de la película, será un actor demasiado a menudo llamado secundario quien salvará el día: los latinos. Quizás los periódicos no hablen de ellos, pero si hoy hay que agradecer a alguien será a ellos. Aquí las razones.

1. Arizona, Colorado y Nevada. La ironía se contará sola; los estados que hasta hace 168 años eran parte del territorio mexicano, serán decisivos en la derrota de un anti-mexicano. Hillary ganará ahí y sus 26 votos electorales. Algunos se preguntarán ¿y las encuestas? ¿Hubo voto oculto? La respuesta es simple: No. En los sondeos, Arizona apareció durante mucho tiempo en el lado republicano por las mismas razones por las cuales el voto latino no será llamado el gran héroe hoy: la subrepresentación del voto de las minorías. Estamos frente a un círculo vicioso, cada 4 años en Estados Unidos el voto de las minorías se sobre o subrepresenta: el hecho de que los cuestionarios estén en inglés y muchos de los migrantes de primera generación no estén en bases de datos o no usen los mismos medios que el resto de la población, abona a este fenómeno. Al final del día, las muestras de los votantes latinos son solo representativas de aquella minoría de la minoría que vive de forma similar a las poblaciones blancas.

2. ¿Eso implica que los latinos saldrán a votar? Sí. Por un lado hay una suerte de efecto Joe Arpaio, el sheriff del Condado de Maricopa que gracias a su recalcitrante xenofobia ha activado un incremento en el interés por participar en la elección. Según la organización Latino Decisions, esta situación contribuirá a que se presenten «niveles históricos de participación por parte del electorado latino». Pero una elección no sólo se gana con números sino con convicción. Las investigaciones de esta misma organización establecen que el entusiasmo latino es consistentemente más alto que en 2012 y por ello se espera un 5% más de participación y 79% de los latinos que votarán por Hillary Clinton se muestran optimistas; un incremento del 8% con respecto a Barack Obama hace 4 años.

3. Otra razón es la campaña «Diles que Voten» que ha buscado transformar los vínculos culturales, sociales y económicos entre las poblaciones mexicanas en México y sus familiares en Estados Unidos, en vínculos políticos. La campaña tuvo un solo objetivo, generar incentivos y presión para que aquellos elegibles para votar en el vecino del norte se registraran para hacerlo. El resultado ha sido importante: se calcula un incremento de 4 millones de votantes registrados con respecto a 2012. De todos los esfuerzos que se realizaron desde México, esta campaña resultó la manera más efectiva en la que pudimos participar en algo que -sin duda- nos involucra. Hoy, esos 4 millones de votantes nuevos harán una gran diferencia.

Al final, la conclusión de la jornada electoral será clara: sí habrá un muro y uno muy grande: el de millones de latinos que, con sus votos, detuvieron a Donald Trump. Quizás los latinos no serán noticia hoy pero ese muro se mantendrá firme para detener cualquier futura amenaza. Una amenaza como que en cuatro años un político profesional apele al mismo discurso, al mismo odio, al mismo electorado pero sin cometer los errores de Trump.

Por lo pronto los Estados Unidos no lo sabrán, pero México, hoy, los habrá salvado de sí mismos.

El autor es Senador.