Amar a México / Excélsior


  • Desde mi punto de vista, hay tres tipos de errores que puede cometer un Presidente de la República: los de gobierno, los de Estado y los históricos.

Los primeros son los que puede cometer cualquier administración. En esencia, son errores que quedan circunscritos en los márgenes de la política cotidiana, criticados por la oposición en las condiciones normales de la vida democrática.

Los errores de Estado son los que producen turbulencias tanto en el interior como en el exterior del país. Aquellos que reflejan debilidades estructurales en alguno de los órdenes o niveles de actuación institucional. Un ejemplo de este tipo de error en México sería la fallida guerra contra el narcotráfico, que ha dejado decenas de miles de muertos y desaparecidos, y ha gestado una profunda crisis de seguridad nacional y derechos humanos. Después de casi diez años de haber lanzado esta política equivocada, nos ubicamos en el lugar 140 de 160 países dentro del Índice de Paz Global 2016; es decir, como uno de los países más violentos del mundo.

Los errores históricos son los más graves de todos, porque agreden directamente el Alma de la Nación. Éstos se quedan instalados en la memoria de un pueblo para siempre, son los errores que lastiman en lo más profundo la dignidad y el orgullo de todos los mexicanos y de todos los habitantes del planeta que sienten aprecio por ellos. Es éste el tipo de error que cometieron Enrique Peña Nieto y su gabinete, al haber recibido, ni más ni menos que en Los Pinos y a puerta cerrada, a Donald Trump, ese oscuro personaje que ha amenazado, atacado al pueblo mexicano y a la humanidad entera con su discurso de odio y xenofobia.

En la misma línea de lo escrito por Enrique Krauze, se trata de un “error histórico” que hizo quedar al Presidente de México y a todos los mexicanos como los tontos útiles del candidato republicano.

Al propiciar este encuentro, el comportamiento de sus funcionarios deja claro que este gobierno ha perdido toda dimensión de la realidad que los ciudadanos palpan en su vida cotidiana.

En perfecta sincronía, los representantes del PRI-gobierno hablan de “responsabilidad”, de “visión de Estado”, de “defensa los intereses nacionales”, cuando ello sólo existe en la fantasía de sus cabezas. Defendieron la visita de Trump, cuando la realidad dentro y fuera de México les grita que es uno de los peores ridículos a los que hemos sido expuestos. Propios y extraños sintieron indignación al escuchar que EPN calificó las agresiones de Trump como “malentendidos”; se llenaron de rabia cuando el rechazo al muro fue vía Twitter y no frente a frente en la conferencia de prensa.

Ya no tiene caso reparar en la lista de equivocaciones, porque desde la idea, la invitación y la ejecución, cada una de ellas es una terrible pifia. Lo que es aterrador es el traje de teflón que traen puesto los miembros de este gobierno.

Pero los errores se corrigen con acciones. A diferencia de quienes se empeñan en ser sordos y ciegos frente a sus fallas, debemos trabajar para arreglar este desastre. En el Senado promoveremos, esta semana, una iniciativa de ley que busca proteger a México de las locuras del candidato republicano.

Debo subrayar que, ante todo, creo en la sana relación de amistad, colaboración, desarrollo y mutuo respeto que hemos construido a lo largo de dos décadas con Estados Unidos. Pero si Trump insiste en construir un muro en la frontera, quedará prohibido por ley, que ni un solo centavo mexicano pueda destinarse a financiar ese agravio. Si se atreve a expropiar las remesas de nuestros paisanos, de este lado de la frontera tendremos que actuar recíprocamente con todos los instrumentos posibles. Finalmente, si insiste en modificar de manera unilateral el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, de forma que nos lastime, pues México pondrá a revisión los tratados internacionales de cooperación que ha firmado, especialmente los relacionados con temas de seguridad.

México y su gente, más que nunca, necesitan que sus gobernantes los cuiden. Que protejan su dignidad a toda costa. De eso se trata esta iniciativa de ley, y eso es lo que yo entiendo por amar a México. Recordemos que es septiembre, y ya lo dijo mi paisano Guerrero, “la Patria es primero”.