A 100 años de su promulgación, no basta con pretender hacer coherente el texto vigente, necesitamos una Carta Magna que sea el nuevo pacto social: Miguel Barbosa


  • Se ha intentado matar el alma de nuestra Constitución con reformas que satisfacen intereses particulares o de poderes fácticos.

 

A cien a años de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se ha intentado matar su alma, pues vemos reformas que se han impuesto por medio de mayorías parlamentarias para satisfacer intereses particulares o de poderes fácticos, en contra del interés público y en medio del rechazo de la sociedad, afirmó el senador Miguel Barbosa Huerta.

 

“Los mismos que han modificado la Constitución a su antojo, también se han opuesto a cambios para que la rendición de cuentas  y la transparencia llegue a los nichos más altos del poder; se han opuesto a definir con claridad la laicidad del Estado, han intentado regatear las libertades individuales o impedir nuevas estrategias en el combate a la inseguridad”, advirtió.

 

En ese sentido, el coordinador parlamentario del PRD sostuvo que después de más de 600 reformas, no basta ya con reordenar, reorientar o pretender hacer coherente el texto vigente, sino que se necesita una nueva Carta Marga que restaure el constitucionalismo social, instaurando un verdadero Estado  social y democrático

 

“Necesitamos que la nueva Constitución emerja de un amplio acuerdo nacional, de un nuevo pacto social, que logre el consenso y compromiso de elaboración y aplicación no sólo del Ejecutivo, los partidos políticos y los grupos parlamentarios, sino de la ciudadanía y de todos los sectores de la sociedad, como la mejor garantía de legitimidad y efectividad de su contenido normativo”, aseveró.

 

En el marco de la conmemoración del Centenario de la Constitución, Barbosa Huerta subrayó la necesidad de un sistema constitucional  de derechos fundamentales con esencia y dimensión social.

 

“Que no sólo tenga un carácter formal, declarativo y programático, sino que sus mandatos sean imperativos y directos, con vigencia vertical y transversal efectiva, para que su cumplimiento material vincule y condicione la actividad de los poderes y entes de los tres niveles de gobierno, para alcanzar  la satisfacción de las necesidades sociales”, explicó.

 

La nueva Constitución, dijo, debe lograr un modelo solidario de desarrollo humano sustentable, alternativo al modelo actual, que centre al bienestar de la población como fin, armonizando los intereses de la sociedad, la naturaleza y el mercado.

 

Esta nueva Constitución, añadió, debe establecer un catálogo amplio, abierto y progresivo de derechos, obligaciones y garantías que  incluya, entre otros: el derecho a la alimentación, al trabajo y a un salario remunerador, a la propiedad y libre empresa, a la integridad psíquica y física, a la igualdad y a la no discriminación.

 

Además el derecho a la información y a la libertad de expresión, los derechos de las mujeres, los derechos de los niños, niñas y adolescentes, de los pueblos indígenas, el derecho a la intimidad y derechos sexuales y reproductivos, a la garantía de audiencia y al debido proceso, a un medio ambiente sano y sustentable, a la participación política, a la educación, a la salud, a la seguridad y previsión social, a la vivienda, a la cultura y los derechos colectivos.

 

Asimismo, el senador poblano señaló que la efectividad de un sistema constitucional garantista, exige transformar el paradigma de democracia puramente representativa en una participación real, permanente, pluralista y solidaria de individuos y entes sociales.

 

Miguel Barbosa condenó que a 100 años de la promulgación de la Constitución, los hombres del poder no la han defendido, cumplido ni respetado, y la libertad, la paz y el bienestar del pueblo mexicano siguen siendo asignaturas pendientes.

 

“Necesitamos una Constitución para el México del siglo XXI,  una Constitución para sociedad, no para el poder, una Constitución que sea nuestro nuevo pacto social”, concluyó.

 

 

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