Derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, interrelacionados con los derechos humanos: Angélica de la Peña


Discurso de la senadora Angélica de la Peña durante la presentación del libro “Los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, en el nuevo modelo constitucional de derechos humanos en México”.

Angélica de la Peña Gómez (ADLPG): 

 

Bienvenidas y bienvenidos a la presentación del libro (Inaudible) “Los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, en el nuevo modelos constitucional de derechos humanos en México”, cuyo autor el Doctor Armando Hernández, bienvenido doctor, que se encuentra acá con nosotros, y por supuesto también van a comentar el libro tres personas a las que agradezco mucho su asistencia.

 

La doctora Julieta Morales Sánchez, quien ya ha estado con nosotros acá en el Senado de la República y particularmente con la Comisión de Derechos Humanos; ella es directora general del Centro Nacional de Derechos Humanos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

 

Y también el diputado Luciano Jimeno Huanosta, presidente de la Comisión de Derechos Humanos en la Asamblea Legislativa de Distrito Federal, ¿cómo estás Luciano? Me da mucho gusto saludarte, tenemos muchos años de conocernos; me da mucho gusto que ahora sea asambleísta y mucho más que esté presidiendo la Comisión de Derechos Humanos, seguro que vamos a hacer cosas muy importantes, muchas gracias por venir al Senado de la República.

 

Y también la presencia del maestro Lawrence Flores, muchas gracias. Él es académico y también va a presentar el libro.

 

Permítanme hacer una brevísima introducción, yo voy a tener que en algún momento que retirarme porque seguimos discutiendo sobre las ternas que el Presidente de la República envió para la sustitución de la ex Ministra Olga Sánchez Cordero y el ex Ministro Juan Silva Meza, y vamos a pasar en unos minutos más a votar, y entonces, pero yo estoy al pendiente y en cuanto vote voy a regresar.

 

Pero quiero mencionar de manera muy rápida la importancia de este libro. En México tenemos, por decirlo de alguna manera, un pendiente que es necesario retomar de uno particularmente, de uno de los dos tratados que concreta la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

 

Como ustedes saben, la Declaración después de la Carta de Naciones Unidas, que es un tratado vinculante, signa la voluntad política, signa, signar la voluntad política de los Estados parte de este tratado, el primero que consolida, conforma, constituye la Organización de las Naciones Unidas.

 

Un tránsito por demás tortuoso después de la Segunda Guerra Mundial, y que a partir de que se conforma la Organización de las Naciones Unidas la primera tarea que deciden es, justamente, trabajar en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tres años después de que la Carta de las Naciones Unidas se acuerda con una determinación muy importante de más cincuenta Estados en el mundo, que poco a poco empiezan a integrarse más; en la actualidad prácticamente todas las naciones en el mundo están integradas a la Organización de las Naciones Unidas, por lo tanto es una organización universal de todo nuestro planeta.

 

Pero particularmente la Declaración Universal de los Derechos Humanos, si me permiten decirlo, no es una declaración vinculante, no es un tratado vinculante; no tienen ningún desperdicio ninguno de sus preceptos, desde sus considerandos, y es además un referente indispensable en todas las argumentaciones en todas las partes del mundo, ya sea de políticas públicas, de reformas legislativas o decisiones incluso judiciales; no hay derecho de cualquier característica en el mundo que no tome referencia de los preceptos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

 

Pero la Declaración, aun cuando fue aprobada por unanimidad, la historia nos dice que por aclamación de todas las naciones, no es vinculante; 1948 se aprueba por una gran participación de todas las naciones por todos los preceptos que quedan ahí inscritos, sin embargo no es vinculante, ¿qué es lo que siguió? Definir los tratados internacionales de la Declaración que son justamente el Pacto sobre Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, es con la inclusión también de los derechos ambientales.

 

Hoy estamos ante una situación en el mundo que se da mayor preponderancia al Pacto sobre Derechos Civiles y Políticos, y se esgrime un argumento: más allá de que un país se pueda encontrar en una situación oprobiosa, hay un ejemplo que a mí me gusta mucho poner como es el caso de Haití, prácticamente después del terremoto queda totalmente devastado, todas las instituciones, incluso la infraestructura de las instituciones, todas, todas quedan derrumbadas después del terremoto.

 

Pero aun así, en esas circunstancias, el Estado de Haití no tiene ninguna justificación para que se limite, cambien o anulen los derechos civiles y políticos; y entonces, la otra discusión respecto del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y Ambientales, siguiendo la docta definición del doctor Hernández, ciertamente el debate es ¿cómo se le pide a una país que quedó totalmente destrozado por el sismo, como es el caso de este país, (inaudible) cómo se le pide que pueda concretar?

 

Los otros no pueden, en el peor momento, no pueden ser cuestionados, no pueden ser limitados, no pueden ser anulados, ese es un grave error; y en cambio, con los derechos económicos, sociales y culturales y ambientales, pareciera que hay un impasse, como que hay a lo mejor la posibilidad de que en lo que se recupere económicamente, etcétera, etcétera, etcétera.

 

Entonces, ahí esos derechos quedan como a un lado, no tienen la preponderancia, no son tan indispensables, qué sé yo, qué sé yo, en exigibilidad porque el Estado simplemente no tenía posibilidades de atenderlos y garantizarlos.

 

Bueno, pues lo que nos dice este libro es precisamente que ese debate tenemos que darlo, lo que nos dice es que el Pacto sobre Derechos Civiles y Políticos tiene igual preponderancia que el Pacto sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y  Ambientales, y aún más, los dos son interdependientes, los dos están ligados, no se puede entender el uno sin el otro, no puede estar uno más allá que el otro sino por tratarse de derechos humanos , tienen que ser garantizados por los Estados parte que los hemos aprobado y, por lo tanto, nos hemos vinculado, tenemos que atenderlos, tenemos que garantizarlos, tenemos que hacerlos vigentes y tienen que expresarse las acciones del Estado que se implementan para que pueda, y cuando Estado no solo me refiero sólo a los organismos gubernamentales, también a los otros organismos, por eso es muy importante que esté hoy la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, porque entonces estamos frente a derechos que tienen que ser vigentes, que tienen que ser garantizados en todo su ejercicio pleno por las instituciones del Estado, por cierto, la sociedad también formando parte de Estado.

 

Entonces, voy a darle la palabra con esta breve introducción que me permití hacer, y de además de congratularme que estemos presentando tu libro, Armando, me encanta mucho que los estemos presentando acá, y que además es un libro necesario para quienes estamos luchando por los derechos humanos; quienes estamos aprendiendo todos los días, pues este libro es necesario estudiarlo porque pone en relevancia, precisamente, este Pacto sobre los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales, que insisto, tenemos que ponerlo en la relevancia que tiene también el otro Pacto.

 

Armando, te doy la palabra, quieres venirte para acá para que estés más cómodo por favor, haces la introducción y luego enseguida, Gabriel por favor, siguen los demás ponentes.

 

Pues muchas gracias a todos ustedes por su presencia aquí. Gracias al Canal de Congreso también por estar acá.

 

 

-o0o-