Versión del senador del Grupo Parlamentario del PRD, Juan Manuel Fócil Pérez, para fijar posicionamiento respecto al Proyecto de Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, de la Ley de Navegación y Comercio Marítimos, y de la Ley de Puertos.


Ciudad de México, 28 de octubre de 2020.

 

Gracias, presidente. Buenos días, compañeras y compañeros senadores. La discusión de este dictamen que ponen a nuestra consideración las Comisiones Unidas de Gobernación, Marina, y de Estudios Legislativos Segunda, que reforma la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, la Ley de Navegación y Comercios Marítimos y la Ley de Puertos es de una relevancia que no debemos soslayar. Ello, porque el dictamen propone que la Marina asuma la atención de la totalidad de los trámites y servicios de transporte marítimo, la dirección de la educación náutica mercante, la elaboración y conducción de la política marítima nacional, el desarrollo de obras de dragado, la administración de la Marina Mercante y la asunción de la autoridad de protección portuaria atribuciones todas que actualmente están a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Esta decisión cobra relevancia en el contexto mundial, donde de 174 estados miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI), solo en 11 países la autoridad marítima depende de las fuerzas armadas, es decir, el 94 por ciento de las autoridades marítimas son ministerios de transporte o comercio o de fomento. En contraparte, países también miembros de la OMI como Bolivia, Chile, Colombia, Corea del Norte, Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay -cuyas autoridades marítimas tienen corte militar-, se caracterizan por haber transitado de dictaduras militares a democracias. Por su parte, de los 36 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre los que se encuentra México, solo en Chile la autoridad marítima está a cargo de las fuerzas armadas.

Por ello, este dictamen ha despertado preocupación por parte de organizaciones y personal integrante de la Marina Mercante, la Marina Comercial, las cuales ven en riesgo sus fuentes de trabajo después de que la Marina Armada de México se comience a hacer cargo de todo, como es la propuesta en este dictamen. Lo anterior, ya que la Marina Mercante es una actividad civil realizada en buques que se utilizan para actividades comerciales, a cargo de empresas con un fin mercantil. En cambio, la Marina de Guerra o Armada, se encarga de la defensa de un país por mar, se trata de una actividad de carácter netamente militar, de seguridad. Por tanto, no consideramos conveniente que una entidad con instrucción militar regule las actividades comerciales.

La Semar, la Secretaría de Marina, ha esgrimido que la Armada de México es un ente distinto de esta y que cuenta… a ver, no confundamos la Marina Mercante con la Armada de México, la Armada de México es un ente distinto de la Marina Mercante y que cuenta con brazo civil en su estructura para atender los asuntos de Marina Mercante, a pesar de que todas sus unidades administrativas, incluida su unidad de capitanía de puertos y asuntos marítimos, todos los circulares son militares navales en activo de alto rango; a esto se le suma que las instituciones educativas para la formación de marinos mercantes, quedarán ahora bajo las órdenes de la Secretaría de Marina.

En este sentido queremos señalar una preocupación adicional sobre este particular, el perfil académico, profesional y la experiencia de un marino mercante, un marino civil, es muy diferente al de un marino militar. El primero estudia, por ejemplo, la reglamentación para realizar el comercio marítimo y desempeña su actividad en el ámbito civil, en barcos que se utilizan para actividades comerciales a cargo de empresas con fin mercantil. Por su parte, un marino militar que estudia balística y armamento se encarga de funciones propias de la defensa de un país por mar, su actividad se realiza en fragatas, corvetas, portaaviones y otras embarcaciones similares, operadas con una misión y estrategia militar.

Asimismo, la capacitación técnica y práctica de la Marina Mercante comprende el conocimiento, capacitación y experiencia relativos a la prevención para la seguridad de la vida humana en el mar y medio ambiente marino, a lo cual se suma la operación comercial de las embarcaciones y su gestión naviera y portuaria que realiza el capitán de un buque mercante. A diferencia de esto, el personal de la Marina Armada, aun cuando puede capacitarse tomando cursos y demás, técnicamente no cuenta con el conocimiento y experiencia que le permita regular a la Marina Mercante, donde los buques mercantes tienen características infinitamente diferentes a los buques dedicados al ejercicio del combate naval.

Además, la normatividad de la Marina Mercante Mundial emana de convenios elaborados en el marco de la Organización Marítima Internacional, dichos instrumentos en ningún caso aplican a buques militares y, consecuentemente, al personal que los tripula, de tal forma que esta normatividad resulta completamente ajena a la formación y praxis del personal militar de la Secretaría de Marina. En suma, no nos oponemos como Grupo Parlamentario del PRD al espíritu de este dictamen, acompañaremos la votación en lo general, consideramos que estas acciones que tomará la Marina Armada en los puertos no son más que la formalización de una práctica que realizan desde 1940 y que se reguló por un acuerdo en 2016.

Hoy daremos certidumbre a la Marina Armada con esta acción legislativa, sin embargo, queremos dejar claro que, sobre la propuesta de que las instituciones educativas para la formación de marinos mercantes queden bajo las órdenes de la Secretaría de Marina, es un tema que no acompañaremos y presentaremos reservas al respecto. Finalmente, celebramos el trabajo de las comisiones dictaminadoras, así como el ejercicio de apertura legislativa, de diálogo con marinos, con expertos y expertas, ya que esto nos encamina a la ruta de hacer de este Senado un Parlamentario Abierto. Muchas gracias por su atención, compañeros senadores y senadoras.