Propone Mario Delgado Ley de Capitalidad para la Ciudad de México


Intervención en tribuna del senador Mario Delgado Carrillo, del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar iniciativa con proyecto de decreto por el que expide la Ley de Capitalidad de la Ciudad de México.

Mario Delgado Carrillo, (MDC): Con su venia, presidente.

 

Compañeros, compañeras, senadores y senadoras de la República.

 

Hace más de 191 años tuvimos la creación del Distrito Federal, el Congreso de la Unión decretó el 18 de noviembre de 1824 la creación del Distrito Federal, delimitándolo desde la Plaza de la Constitución, 8 kilómetros 380 metros alrededor del Zócalo Capitalino, esa fue la primera definición del Distrito Federal, un decreto emitido por el Presidente Guadalupe Victoria.

 

El Artículo 44 de la Constitución vigente señala que la Ciudad de México es el Distrito Federal, sede de los Poderes de la Unión y capital de los Estadios Unidos Mexicanos.

 

La primera consideración sobre esta capital como tal, en términos económicos, surge apenas en el año 2014 cuando se crea en el Ramo 33 el fondo de capitalidad.

 

Este fondo, al menos, ha tenido variaciones en la afinación, no hay una fórmula para determinar cuánto tiene que ser año con año, no hay certidumbre para la ciudad que pueda programar esos recursos en los siguientes años y pueda utilizarlo para la planeación urbana en el futuro.

 

Ha variado entre 2 mil, 3 mil o 4 mil millones de pesos, como es el caso para el 2016.

 

Se requiere para la ciudad, independientemente de cómo va caminando la Reforma Política, que tengamos una visión distinta respecto sobre su financiamiento, tenemos que asumir plenamente la condición y el carácter de capital de todos los mexicanos.

 

La ciudad tiene enormes ventajas, por ejemplo es el primer lugar en competitividad estatal, es el lugar más competitivo que podemos encontrar en el país.

 

Tiene el mejor índice de desarrollo humano, según las Naciones Unidas; tiene el mejor índice de competitividad según el Banco Mundial y es la entidad con mayor escolaridad.

 

En materia económica genera, la Ciudad de México, pues poco más del 16 por ciento del PIB, tiene una recaudación per cápita muy por encima del resto de las entidades -lógicamente por la actividad económica que hay aquí- de mil 717 pesos por persona, en comparación con la media nacional de 367 pesos por persona.

 

El PIB nacional, decía, contribuye a la ciudad con el 16 por ciento, muy lejos de la segunda entidad que aporta al PIB que es el Estado de México con 9 puntos porcentuales.

 

Es decir, es el principal polo económico de nuestro país.

 

También es una entidad que ha hecho un esfuerzo muy importante en materia de financiamiento y la mitad de sus ingresos, de sus gastos provienen de la Federación en comparación con el resto de las entidades que tienen una dependencia cercana al 90 por ciento.

 

Hay un trato fiscal inequitativo, hay que decirlo, desde 1991 que empiezan a cambiar los criterios de coordinación fiscal, proporcionalmente la Ciudad de México es la que menos recibe a pesar de que aporta más de un tercio de la recaudación total nacional.

 

De cada peso que aporta la ciudad recibe menos de 10 centavos y es una brecha que desafortunadamente viene creciendo.

 

Ser capital de la República tiene enormes beneficios, y también tiene algunos costos, por ejemplo: el servicio de seguridad a más de 80 Embajadas, hay más de 100 inmuebles de la administración pública federal que no pagan predial, están las principales instituciones de salud, más de 80 edificios para entidades paraestatales y organismos descentralizados de la administración pública Federal.

 

Tiene el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la UNAM, el Politécnico, monumentos históricos, dos sitios patrimonio de la humanidad como Xochimilco y el Centro Histórico.

 

De lo que se trata aquí es que tengamos una visión distinta de cómo financiar a esta ciudad. No es un tema extraño, ni distinto, ni una excepción.

 

Hay ciudades como Madrid que tiene su Ley de Competitividad, Caracas también tiene derecho a subsidios en la zona metropolitana, Bueno Aires tiene también un régimen especial para su capital.

 

Roma, por ejemplo se tiene que coordinar con el Vaticano y la zona metropolitana de Lacio.

 

Y lo que no podemos mantener nosotros es esta visión siempre de competencia política y de ver a la ciudad, siempre a través del partido que lo gobierna o quién es oposición para determinar su desarrollo.

 

Tenemos que tener muy claro una cosa y lo dicen los números, si la Ciudad de México no incrementa su competitividad, si la Ciudad de México no tiene tasas de crecimiento mayores, el país en su conjunto tampoco lo va a tener.

 

¿Qué está pasando en los países que tienen éxito en el mundo? Se ha reconocido que son las ciudades las puntas de lanza en su estrategia de desarrollo económico.

 

Las ciudades son atractores naturales del mejor capital humano, porque tienen la mejor conectividad, porque tienen mejores condiciones de vida y por lo tanto en esta economía del conocimiento la ciudad es enorme, ofrecen enorme ventajas.

 

Hay ciudades, en los países, que tienen una gran aportación al producto nacional, mucho mayor por ejemplo a nuestro país, como el caso del Tokio que porta el 33 por ciento del PIB de Japón; Londres que aporta el 32 por ciento del PIB del Reino Unido, ciudades importantes como Sao Pablo que aporta el 20 por ciento del PIB en Brasil.

 

Ciudades como Helsinki, el 37 por ciento del Producto Interno Bruto nacional. Nosotros aportamos el 16, casi el 17 por ciento.

 

Entonces, si no atendemos, si no vemos de manera distinta, más allá de los colores partidistas, si no logramos articular, si no tenemos un arreglo como país, para tratar de manera distinta a éste que es el territorio de todos los mexicanos como capital de la República, pues siempre vamos a estar con el debate sobre quién debe pagar qué o no.

 

Esto no es un debate de pesos y centavos, de si le tocaría o no te tocaría, a quién le tocaría pagar o qué.

 

Desde que tenemos una transformación de la ciudad, una transformación política, desde que hemos tenido reformas político administrativas para darle mayor autonomía a nuestra capital, nunca hemos pensado en la dimensión económica, siempre se ha entendido la dimensión política, la dimensión de representatividad, el darle la oportunidad a los capitalinos que tengan derechos políticos iguales al resto de los ciudadanos del país.

 

Pero nunca hemos pensado en la dimensión económica de la mayor autonomía de la capital. Entonces infraestructuras que se construyeron con el esfuerzo de la Federación durante muchos años, por ejemplo la infraestructura del drenaje o la infraestructura hidráulica que son más de 13 mil kilómetros de tubería, o infraestructuras como el metro de más de 226 kilómetros.

 

A la hora que se le da mayor autonomía a la ciudad, en 1997, se deja toda esa infraestructura y nunca se habla de quién va a dar mantenimiento; entonces eso genera una presión importante en la ciudad y la ciudad comienza a tener limitaciones serias para crecer esta infraestructura.

 

Hay que decir que esta infraestructura tiene carácter de estratégico a nivel nacional.

 

Entonces la reforma que proponemos el día de hoy, independientemente de cómo vaya caminando el tema de la Reforma Política de la Ciudad, que aprovecho esta oportunidad para dirigirme a los diputados y exhortarlos a que pudieran aprobarlo en este periodo –claro con las modificaciones que hemos sugerido-, para poder tener la Reforma Política de la Ciudad.

 

Pero, podemos avanzar en la definición de capitalidad, que quede muy claro cómo concebimos en nuestro país y en su dimensión económica a esta capital.

 

¿Qué proponemos? Una ley de capitalidad que tiene como fundamento el Artículo 122 de la Constitución en su Fracción Primera en el apartado A.

 

¿Qué propone la ley? Que el Congreso de la Unión regule mediante ley en la materia al régimen de capitalidad, como sucede en otras ciudades.

 

Que el monto del subsidio federal a la capitalidad no sea menor al 10 por ciento del presupuesto total de la Ciudad de México reportado en la última cuenta pública.

 

Y voy a decir a hora que no proponemos una bolsa libre para el gobierno de la ciudad, sino un mecanismo de planeación de su infraestructura, donde una comisión de capitalidad integrada por el jefe de Gobierno, tres representantes del gobierno federal, tres representantes del gobierno de la ciudad, algunos legisladores que tengas voz pero no voto, tengan las facultades para aprobar los proyectos y montos correspondientes a la capitalidad.

 

Así como de remitir a hacer los trámites con Hacienda a todos los anteproyectos de infraestructura para su integración en el Paquete Fiscal de Ingresos de la Federación de cada año.

 

¿Qué proponemos también? Que los proyectos de capitalidad que incluyan el financiamiento en materia de movilidad, educación, seguridad, readaptación social, turismo, cultura, agua, medio ambiente, protección civil, procuración y administración de justicia, entre otros.

 

Que haya lineamientos de operación expedidos por la Comisión de Capitalidad en los que se prevea que las unidades responsables de gasto en la Ciudad de México presenten la justificación y mantenimiento que se financiará con cargo al subsidio federal de capitalidad.

 

Que correspondan las autoridades fiscalizadoras federales y del Distrito Federal, en el ámbito de sus competencias, la vigilancia y fiscalización de los recursos ejercidos para el régimen de capitalidad para la ciudad de México.

 

Pensemos por un momento qué va a pasar cuando avance el proyecto del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, ¿cuáles son las infraestructuras necesarias en la ciudad?, ¿qué va a pasar con el Nuevo Aeropuerto?, ¿qué infraestructuras complementarias se van a necesitar aquí y quién las va a pagar?

 

Si no hay una ley de capitalidad como estas, tendría que asumirlo la ciudad o en todo caso tendría que negociarse peso por peso con la Federación, ¿cómo se financiarían estas obras y quién las ejecutaría?

 

Lo que no tendríamos al hacer una negociación política es la capacidad de planear de manera ordenada y cuál sería el impacto del cierre del Aeropuerto como está proponiendo el gobierno federal, para construir uno nuevo.

 

Se trata entonces de que tengamos una visión de Estado en la administración de esta capital, que reconozcamos que parte del financiamiento de esta, la ciudad de todos tiene que provenir de una ley, como ocurre en otras ciudades capitales en el mundo, para que tengamos certidumbre de qué va a pasar con esta ciudad.

 

Pero sobre todo para que resolvamos más allá de la disputa política, para que resolvamos y reconozcamos que es el motor económico del país y que a todos nos conviene potencializar ese motor y que sea parte, que sea la punta de lanza de la estrategia de desarrollo nacional.

 

Y que entendamos, de una vez por todas, que si queremos tener tasas de crecimiento económico en nuestro país, mayor a la crecimiento económico que hemos tenido en lo últimos años, la estrategia más eficaz, la vía más corta para lograrlo es que el centro del país, la zona centro del Valle de México, obviamente dominados por esta capital, pues tengan un crecimiento mayor, tengan una mayor competitividad y le demos mucho mayor fuerza a este motor económico.

 

Debemos analizar, revisar, entender la dimensión económica  de la capital, el papel que juega en nuestro país.

 

De eso se trata esta ley de capitalidad.

 

Ojalá cuente con su apoyo y ojalá se revise de manera integral, porque nos llama a una reflexión distinta, muy distinta a la que hemos tenido en los últimos años, donde el debate ha sido por derechos políticos.

 

Veamos la dimensión económica de la capital y adoptemos decisiones de Estado en esta materia.

 

Muchas gracias Presidente

 

 

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