No se trata de crear nuevas leyes sino que se cumplan las que ya existen: Zoé Robledo


Intervención en tribuna del senador Zoé Robledo, del Grupo Parlamentario del PRD, durante el debate sobre acciones anunciadas por el Ejecutivo Federal en materia de combate a la corrupción e inseguridad.

 

Zoé Robledo A. (ZRA). Muchas gracias senador Presidente.

 

México es un país de leyes que casi nadie respeta y en ese sentido la discusión sobre cómo solucionar la situación en la que nos encontramos debe de pasar en un diagnóstico correcto. Creo que estamos volviendo a esa lógica obstinada de creer que la promulgación de leyes es la única forma de ejercer el poder y eso hoy más que nunca en la calle nos ha quedado claro que es la visión incorrecta.

 

Entonces esto no se trata de generar nuevas leyes, se trata de cumplir, empezar por cumplir las que son hoy en día vigentes.

 

Y una forma que este Senado de la República puede empezar a contribuir a la soluciones y ser parte de las soluciones, por supuesto, y nunca del problema es clasificar o intentar describir cuál es el momento en el que nos encontramos, no es nada más una crisis, mucho menos es una crisis de un solo partido político o de una sola institución, es sin duda el proceso de degradación institucional más serio en el que se ha metido el país en los últimos 100 años, porque la degradación institucional no viene de hace apenas unos meses. En Ayotzinapa se manifiesta y se expresa de la manera más grave y más dolorosa, pero es una degradación institucional que tiene muchas causas y muchos orígenes que quizá en este decálogo no están ni siquiera esbozados.

 

Es una degradación institucional en materia de seguridad, por supuesto, pero también en materia de combate a la corrupción, impunidad, de procuración de justicia, de la forma como se ganan las elecciones en este país, es una degradación institucional en los procesos de readaptación y como telón de fondo y (Inaudible) a esto, una profunda desigualdad en la concentración de la riqueza y del ingreso, y una profunda desigualdad entre regiones.

 

Y ante esto se presentan los 10 puntos, el decálogo, se presentan estas tablas de ley con las que vamos a salir a fondo de esta crisis de la degradación de nuestras instituciones.

 

Y en ese sentido, el Partido de la Revolución Democrática quiere ser muy responsable y muy crítico de lo que creemos que está mal y de cómo creemos que se puede procesar para que esté bien.
Primero, la reforma constitucional que facultará al Congreso para expedir la Ley Contra la Infiltración del Crimen Organizado en las Autoridades Municipales, por supuesto que ataja un hecho concreto que nadie aquí va a negar, el eslabón más débil de las instituciones de nuestro país está en el municipio, pero ojo, compañeras y compañeros, si señalamos a los municipios como los únicos responsables nosotros vamos a ser entonces responsables de dar de facto una carta de buen comportamiento y una exculpación pública a gobiernos estatales de todos los partidos y autoridades federales que sin duda tiene que ver con esta crisis.

 

No es solamente en el gobierno municipal donde el crimen ha llegado a las más altas esferas, tampoco es el único objetivo del crimen organizado el espacio del municipio, se necesita sin duda ampliar la legislación contra la infiltración del crimen organizado y contra la corrupción política de absolutamente todos los ámbitos de gobierno y en todos los poderes del Estado.

 

Segundo, la redefinir y la claridad en el sistema de competencias entre órdenes de gobierno en materia penal es sin duda atendible, algo puede ayudar, pero deja de lado la realidad inocultable, el problema no es nada más la definición de competencias, el problema es el cumplimiento de estas competencias.

 

Si seguimos con esta obstinada creencia del ejercicio del poder solamente por decreto y en el acto de la promulgación de leyes, pues, ahí nos vamos a quedar otra ves, con todo y que se aprobara este decálogo, cambiar hoy en nuestro país la letra de nuestra ley no nos garantiza cambiar la realidad en cuanto a las capacidades de las instituciones para hacer cumplir esa ley, y si no somos nosotros los primeros en reconocer esta situación, entonces tenemos que revisar de fondo el papel del Senado de la República en la vida democrática del país.

 

Tercero, la reforma constitucional para establecer las Policías Estatales Únicas.

 

Aquí el tema otra vez es de un debate más de fondo, ¿somos un país federal o esperamos a ser un país unitario? ¿Queremos arreglar lo que no funciona o preferimos crear nuevos problemas pero que tarden algún tiempo en aparecer?

 

Me parece que lo pertinente es que las policías municipales funcionen y funcionen bien. Esa debe ser nuestra aspiración, porque ese es nuestro modelo de Estado federal y el papel esencial de los municipios.

 

Si hoy se pretende anular esta función y trasladarla a los estados, estaremos trastocando nuestra base federalista, por eso debemos ser muy cautos en ello y de verdad abrir un amplio debate en este sentido, pero a partir de diagnósticos específicos, de experiencias internacionales exitosas en países de similar desarrollo institucional como el de nuestro país.

 

En este punto creo que es donde tenemos más riesgos de generar concentraciones excesivas de poder y poner en riesgo libertades a nombre de la seguridad, centralizar competencias en nuestro país, basta revisar la historia reciente, no fortalece necesariamente las instituciones.

 

Por eso nos parece que la ruta propuesta por el Ejecutivo federal desconoce las experiencias exitosas en nuestro propio país en donde se ha revertido en buena medida la inseguridad, como Monterrey, Ciudad Juárez, Querétaro o Tijuana, y también otro asunto que nos parece grave, que en todo el decálogo el Presidente  desconoce por completo el altísimo valor que tiene el vinculo entre los ciudadanos y el gobierno local, la cohesión social y el desarrollo económico local y de identificación de ciudadanos y su gobierno para que éste sea más cercano y mucho más eficiente son una alternativa que hoy simplemente se quiere borrar con su omisión.

 

En ese sentido, yo seré el primero en estar de acuerdo que la sociedad no deba tolerar ni gobiernos aliados, ni gobiernos corrompidos por el crimen ni gobiernos ineficientes, ni gobiernos incumplidos, pero no es con esta figura de la advertencia de indicios suficiente que nos parece es simplemente hacer del sospechosismo una institución y letra de ley como se puede solucionar esto.

 

Si estamos en esta crisis tan profunda que todos reconocemos, pues entonces veamos una distribución del poder no entre niveles de gobierno, ni entre competencias, veámosla hacia los ciudadanos que es de la exigencia que están expresando en las calles, y entremos al debate que hemos pospuesto y que hemos de una manera muy cómoda simplemente ignorado que es el de la revocación de mandato, la revocación de mandato para el Presidente, para los gobernadores, para los senadores, para los diputados y para los presidentes municipales, porque de esa manera estaremos distribuyendo el poder hacia quienes exigen tener más participación en la vida pública que son sin duda los ciudadanos.

 

En el cuarto y quinto puntos, que tiene que ver con la instauración del número 911 y clave única de identificación ciudadana.

 

Qué bueno que es un tema que se va a discutir porque es un asunto que desde el 2008 había estado ya anunciado en el Acuerdo Nacional para la Seguridad la Justicia y la Legalidad y además también el número único que, honestamente, es un tema que aquí discutimos y aquí aprobamos y está contenida en la ley de telecomunicaciones, publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 14 de julio de 2014, pues no debe se tomado como un gran avance, donde tendríamos una gran responsabilidad ante la posibilidad de que discutamos esto es ver a quien responsabilizamos hoy del abandono que tanto la cedula de identidad ha tenido como el número único de emergencia, a quien debemos de señalar como factor de esa omisión y que hoy se plantea como una solución casi mágica que todos tengamos el 911 para atender los problemas desde los más graves hasta los más complicados como lo es la desaparición forzada.

 

Nos parece en el PRD que estás medidas, si bien son útiles, no son las que el momento reclama, porque al final de cuentas ya estaban presentadas y hoy han distraído el objetivo principal que es la procuración de justicia y abatimiento del ambiente de violencia que se vive en gran parte del país.

 

Finalmente, un punto que para nosotros es muy relevante del mensaje político que se está enviando con el decálogo es el despliegue de las fuerzas federales en la región de Tierra Caliente, uno de los grandes aspectos críticos al decálogo fue la falta de autocrítica por parte del Ejecutivo federal.

 

Este apoyo que se está planteando para Tierra Caliente y en los estados de Jalisco y Tamaulipas nos parece que es muy claro debió haberse extendido también al Estado de México, un estado que forma parte de esta región y donde igualmente existen serios problemas de delincuencia organizada.

 

Por eso también creo que es valido pensar que éste es el momento de dejar de lado los cálculos políticos y electorales y asumir con mucha humildad y autocrítica donde están los problemas y atenderlos con esa lógica.

 

Finalmente, compañeras y compañeros, quiero decir que el problema de fondo y ahí están planteamientos que están congelados, desafortunadamente, es el combate a la  corrupción, la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana.

 

Podemos coincidir en la importancia de estos temas, pero es claro que ya están en proceso con varias iniciativas en el Congreso de la Unión, no reconocerlo en esta tribuna como senadores es hablar de una omisión nuestra de los procesos legislativos que hemos estado discutiendo.

 

Estas iniciativas serán igualmente de maduración en el mediano plazo, pero el Presidente hace eco a una demanda social añeja hoy exacerbada y se suma a un proceso que ya está iniciado en las Cámaras.
En ese sentido, sólo debemos esperar de todas las fuerzas políticas una voluntad de entrara a los temas de fondo y alejar de al sociedad la idea de que entre la clase política hay un pacto de tapaos los unos a los otros.

 

Por eso, compañeras y compañeros, no todo se va a resolver con nuevas leyes, las más urgentes es que las leyes vigentes se cumplas, que cada ciudadano conozca sus derechos y que las instituciones las respeten esos derechos y los hagan valer, que en cada rincón del país haya una autoridad que auxilie a sus habitantes y los proteja.

 

Por eso, hoy no se trata de crear nuevas leyes  sino que se cumplan las que ya existen.

 

En el PRD, para concluir, anunciamos que haremos nuestro trabajo como lo hemos hecho siempre de manera acuciosa, de manera seria y de manera muy responsable, con un profundo detenimiento en las propuestas del Presidente sin descalificarlas de manera prejuiciosa, pero que tenemos que decirlo también esperábamos acciones firmes e inmediatas de su gobierno para poner un alto a la inseguridad y para atajar de tajo a la corrupción.

 

Un senador que me antecedió en el uso de la palabra dijo que siempre es más fácil satanizar, que siempre es más fácil estar en contra, que siempre es más fácil estar en contra, que siempre es más fácil la descalificación. Yo no estoy de acuerdo con esa aseveración, siempre es más fácil aplaudir, siempre es más fácil no discutir y buscar el pensamiento único, siempre es más fácil no disentir, pero no estamos en el Senado para no disentir, estamos para debatir y para analizar, y eso es lo que haremos de manera muy seria y responsable en el Partido de la Revolución Democrática en los días por venir, en los que la sociedad observa y espera de nosotros una posición que honre este Senado de la República.
Es cuanto senador Presidente. Gracias.