QUE BANCO DE MÉXICO CONSERVE SU AUTONOMÍA, PERO RINDA CUENTAS AL SENADO


Ciudad de México, 28 de septiembre de 2018

Boletín 031

QUE BANCO DE MÉXICO TENGA AUTONOMÍA, PERO RINDA CUENTAS AL SENADO

• Necesario que además del control de la inflación y la emisión de moneda, el BdeM rija las variables de política económica, monetaria y fiscal

• La propuesta pretende que no solamente sea el estabilizador de la inflación, sino que pueda dar una garantía de salarios acordes a la realidad económica

El Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (GPPRD) planteó que la evaluación y vigilancia del Banco de México (BdeM) quede a cargo del Senado de la República, conforme a lo que disponga la Ley de este órgano financiero, “sí que tenga autonomía, pero que rinda cuentas, porque hoy no le rinde cuentas a nadie”, evidenció el senador Juan Manuel Fócil Pérez.

La fracción conformada por el coordinador, Miguel Ángel Mancera Espinosa, la senadora Leonor Noyola Cervantes, y los senadores Juan Zepeda Hernández y Antonio García Conejo, propuso fortalecer las facultades del BdeM, a fin de que se establezca un mandato dual para hacer compatible la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, y el crecimiento económico y el empleo.

Mediante una iniciativa que reforma el Artículo 28 Constitucional, Fracción IV, en materia de atribuciones del Banco Central, el senador Juan Manuel Fócil Pérez señaló que es necesario que además del control de la inflación y la emisión de moneda, el BdeM pueda regir las variables de política económica, monetaria y fiscal.

En tribuna, destacó que una reforma de esta magnitud plantea la modificación de la política monetaria, así como la consideración de diferentes alternativas, no solamente la gestión de la tasa de interés como variable antiinflacionaria, sino las implicaciones de tasas que castigan la inversión y consecuentemente, el empleo y el crecimiento.

Reconoció que desde 1994, gracias a su autonomía, el BdeM ha cumplido satisfactoriamente su función de retener la inflación; sin embargo, no logró mantener el poder adquisitivo de la población.

En este sentido -detalló- que el objetivo de la propuesta es hacer compatible la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda con el crecimiento de la economía nacional y la generación de empleos, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado, “ninguna autoridad podrá ordenar al Banco conceder financiamiento”.

El legislador por Tabasco sostuvo que la actual confección constitucional del Banco de México, lo aparta de la vigilancia y la rendición de cuentas a la deben estar sujetas todas las instituciones públicas. “Que tenga autonomía, pero que rinda cuentas al Senado, porque hoy no le rinde cuentas a nadie”.

Aseguró que de facto el Banco de México se ha constituido en una especie de cuarto poder, no sujeto a ningún contrapeso y que la práctica contradice, con acciones monetarias, la política económica trazada por los poderes Legislativo y Ejecutivo en el Plan Nacional de Desarrollo, la Ley de Ingresos de la Federación y el Presupuesto de Egresos de la Federación.

“Por ello se propone que la autonomía del BdeM, en sus funciones y administración, sea a partir de las metas económicas que al efecto le establezca el Senado de la República, mediante decreto”, explicó.

Y acorde con la facultad del Senado para aprobar la designación que el Ejecutivo hace de las personas que conducen al Banco Central, se propuso que la evaluación y vigilancia de esta institución quede a cargo del Senado de la República conforme a lo que disponga la Ley del Banco de México.

El senador Juan Manuel Fócil Pérez señaló que es importante aprovechar la conjunción de esfuerzos y con la regiduría del Banco de México, atraer la inversión para fortalecer el crecimiento económico del país.

Previamente, en conferencia de prensa, el senador Miguel Ángel Mancera Espinosa explicó que la propuesta del GPPRD pretende que el BdeM no solamente sea el estabilizador de la inflación, sino que pueda dar una garantía a los mexicanos y las mexicanas de productividad y por supuesto, de salarios acordes a la realidad económica.