Los retos de Gerónimo Gutiérrez / Revista Siempre


Las relaciones México-Estados Unidos viven un momento crítico, únicamente comparable con las etapas de las intervenciones extrajeras en el siglo XIX y XX o a la crisis vivida durante expropiación petrolera de 1938. México requiere un embajador en Estados Unidos dispuesto, no sólo a representar a un gobierno, sino en verdad comprometido con la defensa de nuestros compatriotas y los intereses de México. Se necesita una persona verdaderamente dispuesta a realizar el máximo de sus esfuerzos y capacidades. De esta manera los retos de Gerónimo Gutiérrez, nuevo embajador de México en Estados Unidos, son enormes.

Subyacen varias preguntas: ¿Cuál será la visión y la estrategia del nuevo embajador respecto del futuro de la relación bilateral México-Estados Unidos en el escenario de que el presidente Trump cumpla con sus promesas de campaña, construya un muro fronterizo, termine con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y deporte a millones de inmigrantes indocumentados? ¿Cuál será su noción sobre los deberes y las responsabilidades del representante de México ante semejante panorama?

Para la sociedad mexicana la construcción del muro es un acto hostil. Es una afrenta racista y una grave violación de los derechos humanos de los mexicanos y de latinoamericanos. Hasta el momento, el gobierno mexicano se ha negado a caracterizar formal y oficialmente la orden ejecutiva de la construcción del muro como un acto hostil, uno de los retos del nuevo embajador será llamar a las cosas por su nombre y denunciar, con las herramientas de la diplomacia, este acto en contra de nuestro país. Por ejemplo, cuál será la declaración de nuestro embajador el día, no lejano por cierto, que inicie la construcción del muro, cuando se corte el listón o se coloque la primera piedra. ¿Qué hará nuestro embajador, denunciará el hecho, permanecerá callado o dirá que es un acto soberano de Estados Unidos?

Muchos de los trabajadores mexicanos indocumentados prefieren litigar su deportación frente a un juez de migración antes que aceptar el llamado retorno voluntario a México. La idea es saturar el sistema legal estadounidense con demandas. El embajador Gerónimo Gutiérrez tiene el reto de contribuir a la coordinación de los apoyos de la red consular, de las organizaciones de defensa de derechos de los migrantes y de los despachos de abogados defensores de migrantes. Asimismo, el gobierno mexicano ha anunciado que se destinarán recursos adicionales a este propósito, el nuevo embajador no sólo tiene el reto de coordinar el ejercicio de estos recursos, sino también de maximizarlos y garantizar la transparencia en su ejercicio.

En torno a las conversaciones preparatorias sobre el futuro del TLCAN, tanto el presidente Peña Nieto como los secretarios Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo han sufrido lo que podríamos calificar como auténticas emboscadas por parte del gobierno de Trump. En este sentido, el nuevo embajador tiene el reto de contribuir a que la interlocución de los representantes del gobierno mexicano y del gobierno estadounidense se desarrolle en un ambiente de confianza y de seriedad.

Resulta evidente que el proyecto de integración norteamericana que representa el TLCAN está en riesgo, fundamentalmente, porque un amplio sector de la sociedad estadounidense lo considera, con razón o sin ella, nocivo para sus intereses. En este sentido, el nuevo embajador enfrenta el reto de divulgar los beneficios reales del TLCAN o en su caso, como debe desarrollarse una negociación de mutuo beneficio entre los países firmantes; es decir, el embajador debe ser el promotor de una renegociación justa del Tratado de Libre Comercio.

Desconocemos si el nuevo embajador está acorde con la política conciliadora que ha manifestado sistemáticamente el gobierno mexicano respecto a Donald Trump, sin embargo, nuestro representante en Estados Unidos enfrentará una serie de desafíos que entraña la permanente amenaza de Trump, un presidente racista que ha demostrado de manera abierta un absoluto desprecio a nuestro país.

Los mexicanos merecen una representación digna de parte del nuevo embajador ante la agresiva política antimexicana. Ante el inminente clima que ha enrarecido la relación binacional afectando los derechos humanos de nuestros compatriotas, documentados e indocumentados, el embajador Gerónimo Gutiérrez debe de asumir una postura firme y sólida, congruente con los principios de política exterior, para exigir al gobierno de Estados Unidos respeto a México y a los mexicanos, a sus empleos, remesas, integridad, seguridad, educación y rechazar las deportaciones masivas.

Quizá estemos exigiendo demasiado al nuevo embajador, pero los momentos de crisis también son momentos de grandeza. Tampoco es imposible, basta recordar la actuación digna y valiente de Don Gilberto Bosques como nuestro representante en Francia, cómo desde la representación mexicana ayudó a miles de refugiados españoles a huir de la persecución franquista y a disidentes políticos a ponerse a salvo de los órganos de represión nazis.

@MBarbosaMX