Layín, ocurrencia que ofende / Siempre


  • Vergüenza de San Blas… y de México

Piropear a las mujeres en la vía pública es una acción observada con demasiada naturalidad, incluso es considerada divertida y hasta celebrada, pues es casi “un deporte nacional” con infinidad de categorías: el piropo más elegante, el más vulgar, el fino, etcétera, pero se trata de un tipo de violencia contra las mujeres disfrazado de “galantería”.

La ocurrencia es una manifestación más de esa violencia, también tan común que era casi inadvertida, hasta que apareció el alcalde de San Blas, Nayarit, Hilario Ramírez Villanueva —sí, el mismo Layín que como candidato declaró que “había robado, pero poquito”—, quien ocupa nuevamente grandes espacios en la prensa nacional y las redes sociales, ahora porque durante la celebración pública de su cumpleaños le levantó el vestido hasta la cintura a una joven con la que bailaba en un templete.

La violencia de género está tan enquistada culturalmente en nuestra sociedad, que sin importar género, edad, grupo social, nivel de estudios, credo u origen, las personas culpan a las víctimas de haber buscado ser violentadas por la manera en que visten, por caminar en lugares oscuros, solitarios y de madrugada o hasta por manifestar sus ideas.

Pero los hechos ocurridos en San Blas son una vergüenza en sí, primero por ser un acto que denigra la dignidad de la mujer, y segundo porque esta violación fue cometida por un servidor público.

Las autoridades están obligadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia, por lo que es aberrante que estas autoridades sean omisas al grado de ser quienes violentan a las mujeres que deberían proteger.

En la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en su artículo 18, se define la violencia institucional como los actos u omisiones de las y los servidores públicos de cualquier orden de gobierno que discriminen o tengan como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres así como su acceso al disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia.

La violencia contra las niñas y mujeres es la máxima expresión de la desigualdad y discriminación; en México como en todos los países, los principales factores determinantes de la violencia de género son las condiciones estructurales inequitativas en donde se desarrollan las relaciones sociales, familiares y culturales desiguales entre hombres y mujeres; esta violencia tiene graves repercusiones en la salud, la libertad, la seguridad, el patrimonio y la vida de las niñas y mujeres, por lo que constituyen serias violaciones a sus derechos humanos que, además, merman el avance del desarrollo de los países y compromete la responsabilidad internacional de los gobiernos cuando no garantizan para las mujeres el acceso a la una vida libre de violencia.

El señor Ramírez Villanueva ha intentado minimizar el hecho mediante un intento de disculpa y regalando —en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer— planchas, refrigeradores y estufas. Es un hecho innegable que sus actos, acciones y omisiones deben tener como consecuencia una sanción ejemplar.

El presidente municipal de San Blas, Nayarit, debe ofrecer una disculpa pública a todas las mujeres y comprometerse realmente con la política de igualdad y de respeto a sus derechos humanos; lo anterior, sin olvidar que las autoridades estatales y el Congreso de Nayarit tienen la obligación de iniciar las investigaciones correspondientes y determinar, si fuera el caso, la sanción que amerita tal comportamiento.

@angelicadelap

Presidenta de la Comisión de Derechos

Humanos del Senado de la República