Intervención en tribuna de Senadora Dolores Padierna para presentar voto particular en contra de los dictámenes de ley de hidrocarburos, ley de industria eléctrica y geotermia y ley de CFE y PEMEX


Dolores Padierna

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN EN TRIBUNA DE LA VICECOORDINADORA DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRD EN EL SENADO, DOLORES PADIERNA LUNA PARA PRESENTAR VOTO PARTICULAR EN CONTRA DE LOS DICTAMENES DE LEY DE HIDROCARBUROS, LEY DE INDUSTRIA ELÉCTRICA Y GEOTERMIA Y LEY DE CFE Y PEMEX

Sen. Dolores Padierna Luna: Cualquiera que conozca un poco la historia sabe que en este país el conflicto de la propiedad de la tierra ha generado movimientos sociales, revueltas y revoluciones.
La tierra en nuestras culturas no es un asunto de dinero o de negocio, mucho menos una transacción comercial, como la ven ustedes; es un asunto de consentimiento que deben dar los pueblos para renunciar a su propiedad y yo francamente lo veo muy difícil que acepten renunciar a su vida, a sus costumbres, a su cultura, a su riqueza ancestral.

Estas consideraciones han sido simplemente ignoradas en los artículos del capítulo IV de la Ley de Hidrocarburos, de la Ley de la Industria Eléctrica, de la Ley de Geotermia y de la de Órganos Reguladores que convierte, por cierto, estos órganos en gestores del despojo de tierras por venir a nombre de “utilidad pública” que, en realidad, es utilidad para las compañías privadas de petróleo, gas, de electricidad y las mineras.

Con estas reformas están abriendo las compuertas de descontento social incalculable. Ni los campesinos, ni los ejidos, ni los productores agropecuarios fueron consultados para dar este salto cuantitativo a nuestra legislación sobre la propiedad de la tierra.

De golpe, ustedes están adelantando una contrarreforma al campo, al ejido y a la relación entre propietarios, poseedores o titulares de los terrenos, bienes o derechos la tierra, es decir, además de hacer perder a México su soberanía energética está contrarreforma es un tremendo golpe, profundo al derecho de propiedad privada, así como al de propiedad agraria y más grave aun a la propiedad de las tierras, de los pueblos y comunidades indígenas.

Implica en el mismo sentido retrocesos en materia de libertad personal y laboral. Con estas leyes se pierde la facultad exclusiva de la Nación para llevar a cabo la explotación de petróleo y de los hidrocarburos.

Se eliminó las áreas estratégicas a cargo exclusivo del Estado, al petróleo y a los demás hidrocarburo, pero también a la petroquímica básica y la electricidad.

Se establece un sistema de contratismo sin límites en materia energética, a pesar de que el contratismo excesivo es una de las causas de la inmensa pérdida de recursos presupuestales.

El eje central de esta reforma es injustificable, se proponen en decenas de artículos el aumento de la plataforma de extracción de crudo, el aumento en la producción de petróleo en un millón de barriles diarios adicionales, sin ninguna regla de reposición de reservas.

México produce más petróleo del que necesita, lo vuelo a señalar, imponer el aumento de la plataforma de extracción no es una necesidad de México, sino una presión de Estados Unidos para contribuir a su seguridad energética.

La producción petrolera será en adelante privada y ya no como hasta ahora que nos quedamos con el 100% de la renta petrolera para las arcas nacionales; en adelante, se compartirá la renta sin que se fijen límites a la apropiación de la renta petrolera por los privados, se trata de una privatización irresponsable, abusiva, corrupta, discrecional, una verdadera receta para el desastre de México.

Todas estas medidas son en prejuicio de nuestra política energética nacional, de la hacienda pública y del desarrollo nacional y por añadidura una visión extractivista que renuncia a la producción de refinados y de petroquímicos.

Este modelo originará el agotamiento acelerado de nuestras pocas reservas probadas de petróleo, suficientes tan solo para diez años de producción.

Estamos frente a una contrarreforma que constituye una ampliación de facto de territorio de Estados Unidos a costa del nuestro, debido, entre otras cosas, a que las trasnacionales podrán litigar contra México en tribunales internacionales.

La propiedad de los hidrocarburos se traslada a propiedad privada de bancos y corporaciones petroleras extranjeras aliadas a los inversionistas nacionales del derecho de explotación de los recursos nacionales del valor agregado industrial.

Esto sucede cuando se permite que los contratos sean usados para operaciones contables y de crédito y también, cuando se les permite utilizar la información obtenida en la exploración que es información estratégica para la seguridad nacional y ustedes la ponen con fines comerciales.

Las experiencias de otros países que han transitado este camino arroja resultados desastrosos; con esta reforma México se suma a esta lamentable lista de países que transfiere la renta petrolera a las trasnacionales en detrimento de su propia riqueza nacional.

Las iniciativas simplemente no toman en cuenta el gran daño que las fórmulas establecidas en los contratos han causado a los petroleros y nos condenan a una suerte similar.

En materia de transparencia y rendición de cuentas hay lagunas y simulaciones que nos llevarán a perder el escaso control que hasta hoy se tenía.

El cambio en el artículo 8 de la Cámara de Diputados elimina el concepto de que participen libremente extranjeros con más del 49 por ciento de sociedades navieras para brindar servicios de las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos tal y como nosotros lo reservamos en el dictamen aquí en el Senado, una reserva que fue rechazada y, ahora, que el verdadero legislador, es decir, el Ejecutivo les mandata, ahora van a votar a favor.

En cuanto a la Ley Minera no se le movió ni una coma, de modo que además del oro, la plata, el cobre y otros minerales, las empresas que ya exprimían el territorio nacional tendrán por vía expedita la concesión para explorar el gas grisú, que se haya en las minas y podrán ser propietarias de todos los terrenos que abarca ya el 25 por ciento del territorio nacional.

La enorme riqueza sólo beneficia a unos cuantos, a un puñado de compañías extranjeras y en menor medida a tres o cuatro magnates mexicanos que concentran los beneficios del saqueo minero.

Terminó diciendo: la aprobación de esta contrarreforma energética, obra de la derecha bicéfala no es el fin sino un recomienzo de nuestra lucha, redoblaremos, ténganlo por seguro, nuestra tarea de recuperar la soberanía económica y energética de México que hoy están ustedes destruyendo.

Es cuanto.