Intervención del Senador Mario Delgado Carrillo, durante la reunión de las comisiones unidas


Mario Delgado

Intervención del Senador del Partido de la Revolución Democrática, Mario Delgado Carrillo, durante la reunión de las comisiones unidas de Hacienda y Crédito Público, de Energía y de Estudios Legislativos Primera.

Buenos días. Con su venia, presidente. Compañeras senadoras y senadores. Bueno, llegamos por fin a las leyes que van a fijar las reglas fiscales o los ingresos que va a tener el Estado. Hay que recordar que toda esta reforma se ha hecho con ese objetivo único: aparentemente que el Estado tenga una mayor renta petrolera para que entonces pueda tener mayores posibilidades de enfrentar las necesidades de este país, como aquí se ha dicho.

 

Sin embargo, no hay plazo que no se cumpla y lo que vemos en estas leyes es que no se va a garantizar que la mayor parte de la renta petrolera adicional que se pudiera tener vaya a ser para el Estado mexicano, y que la que se tiene actualmente tenderá a disminuir de manera gradual, conforme Pemex vaya cediendo parte de los activos, campos y demás que tiene.

 

Nos preocupan varias cosas en estas leyes que, incluso, consideramos que van más allá de lo que plantea la reforma constitucional. Se garantiza, por ejemplo, el carácter privado de los contratos. Esto es un acuerdo entre partes que se manda como ley supletoria al derecho civil y mercantil. Esto quiere decir que hay una contradicción porque se supone que el petróleo –como falsamente se ha repetido aquí– sigue siendo de la nación.

 

Sin embargo, su explotación se traslada con estos contratos al ámbito de lo privado. Hay una incongruencia ahí que, en caso de incumplimiento –es decir, estamos pensando que todo va a funcionar muy bien– pero en caso de algún incumplimiento por parte de las petroleras el Estado mexicano queda prácticamente en indefensión o va a quedar sujeto a lo que digan los tribunales internacionales.

 

También hay una diferenciación en el ingreso sobre Pemex y las empresas privadas: para una misma actividad que es la explotación del hidrocarburo hay un tributo, pero hay una diferenciación que no se establece en la Constitución a partir de quién está haciendo esta actividad. Si es una empresa productiva del Estado o si es una empresa privada, con lo cual vuelve inequitativo el régimen fiscal.

 

Se fue muy cuidadoso en la reforma constitucional, en el tema de los egresos, pero me parece que hay un descuido evidente en ver cómo va a entrar esa renta al Estado. Y no se puede diferenciar donde la Constitución no hace una diferenciación. Es decir, al mismo ingreso que tiene la misma naturaleza, tiene el mismo origen, se va a diferenciar dependiendo si es de una empresa productiva del Estado o si es una empresa privada.  Ahí hay una clara inequidad que contradice el concepto constitucional de que los ingresos deben ser equitativos.

 

Supongamos aquí que Pemex podría, por ejemplo, establecer una controversia a la Corte por un trato claramente diferenciado.

 

También se va más allá de la Constitución en el caso de la concentración –bueno, lo voy a mencionar más adelante en la Tesorería de la Federación–.

 

Otro punto en la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos: las variables de adjudicación. Se privilegia exclusivamente en esta ley que las variables de adjudicación sólo serán las económicas: el monto de inversión y lo que se va a obtener de renta. En los contratos es donde se tiene que incluir otras variables para así tener una política energética integral. Por ejemplo, el desarrollo en que se incluyó el pago a las comunidades, que haya inversiones, poner incentivos para que haya inversiones, por ejemplo, en petroquímica y que podamos producir gasolinas que, tanto se ha dicho aquí, van a bajar de precio. Si no hay consideraciones en las variables de decisión con quién se va a asociar el Estado mexicano, que haya incentivos de privilegiar a aquellos que tengan planes de inversión, por ejemplo para el desarrollo de la petroquímica y con ello el desarrollo de la industria nacional y el empleo, bueno pues no vamos a tener esos resultados a posteriori.

 

También, en el caso del medio ambiente, si no ponemos como parte de las variables decisorias el tema del medio ambiente estamos situándonos en una situación de tratar de regularlo ex post y eso no va a ser posible. Que hagan compromisos ambientales como ocurre en el caso del Reino Unido para decidir con quién nos asociamos.

 

También debe haber metas y planes de inversión y producción por parte de las empresas privadas. Una de las mayores vulnerabilidades que ofrece esta reforma es que desde el texto constitucional se garantizó a las empresas privadas que una vez que tienen su contrato, y calculando el valor potencial del recurso que van a explorar, lo pueden incorporar a sus balances, lo pueden incorporar a sus activos.

 

Se dice: Bueno, es que va a seguir siendo parte… tienen que poner una nota ahí al pie que diga que el petróleo sigue siendo parte de México, pero al ponerlo en sus balances ellos lo van a capitalizar, va a aumentar el valor de sus empresas, van a apalancarse en los mercados financieros internacionales, y van a ir decidiendo conforme sus prioridades como empresa global. Es decir, si tienen algún proyecto más atractivo en algún otro sector del mundo van a utilizar el financiamiento que les da el contrato mexicano para desarrollar sus prioridades como empresa global.

 

Es lo mismo que sucede en el caso de los bancos. En el caso de los bancos las decisiones o no de darle crédito al sector productivo mexicano dependen de las prioridades globales, como en el caso de la crisis de 2010, donde buena parte de las utilidades del sector financiero mexicano fueron destinados a sus casas matrices para mejorar sus balances. Aquí va a ser lo mismo, si no hay compromisos de desarrollo, de metas, inversión y producción lo que estamos exponiendo es que una vez que se tienen estos contratos, y que se apalanquen en los mercados financieros internacionales porque pueden contabilizar sus reservas como activos de sus empresas, pues no llegue finalmente la inversión, o cuando menos no llegue en el corto plazo.

 

Entonces, las variables de adjudicación tienen que ir más allá de las variables económicas. Hay que incluir algunas otras que sí nos permita desarrollar el sector desde otro punto de vista.

 

En el caso de las contraprestaciones que se están planteando: hay una regalía promedio del 14, 15 por ciento. En el esquema de regalías es la única variable que va a dar certeza en términos de renta. Todas las demás variables son discrecionales: el bono a la firma o la contraprestación (…) viniendo del valor contractual de los hidrocarburos.

 

Pero ¿por qué suponemos que esa parte que queda discrecional vamos a tener la suficiente fuerza como Estado para garantizar un buen acuerdo con las compañías petroleras internacionales? Me parece que la única variable que nos puede dar certezas es la de regalías.

 

Si vemos algún comparativo internacional, en el caso por ejemplo de Canadá puede llegar hasta 45 por ciento, en el caso de Estados Unidos puede llegar hasta 18 por ciento, es decir, me parece que estamos muy por debajo. Creo que esta tasa de regalías podría incrementarse, vamos a hacer una propuesta de que llegue hasta el 35 por ciento, y que dependa también de la cantidad de barriles que se encuentren en ese campo petrolero la tasa de regalías que va a pagar, pero démosle certeza, la mayor certeza posible a la parte de la renta con la que se va a quedar el Estado mexicano. No dejemos la mayor parte al tema de la contraprestación que se va a fijar contrato por contrato de manera discrecional por parte de la Secretaría de Hacienda.

 

También hay otro tema importante, es el de los costos. Mientras que para Pemex están ya muy definidas las reglas a las que podrá sujetarse en términos de recuperación de costos y deducción de costos –que sí hay un avance en comparación a lo que tiene– pues se abre la puerta para que las empresas tengan la posibilidad de tener un tratamiento fiscal, en este tema, mucho más generoso que Pemex.

 

En el caso de las regalías, la sensibilidad a la tasa… entre combinar la tasa de regalías y la contraprestación es muy importante: Es un escenario muy distinto, por ejemplo, si se fija una contraprestación, la que es discrecional, la que no está definida en estas leyes, si se fija del 15 por ciento, ahí más o menos la renta para el Estado mexicano sería como de 27 o 30 dólares por barril, en un escenario donde el barril está en 100 dólares, y si esta contraprestación se fuera al 30 por ciento, esta contraprestación que se fija discrecionalmente, se incrementaría en un 30 por ciento sus ingresos, es decir, estaríamos como en 40 dólares por barril, pero eso es lo que va a quedar en manos de la Secretaría de Hacienda y es un mundo de diferencia.

 

Me parece que necesitamos mayor certidumbre en las reglas fiscales que hoy se están estableciendo.

 

Pasando al tema del Fondo Mexicano del Petróleo: en la Constitución, en la reforma constitucional de ninguna manera se desprende que estos recursos no van a ir a parar a la Tesorería de la Federación. Por qué no van a entrar a la Tesorería de la Federación. Porque si combinamos esto de que los contratos están en el ámbito de lo privado, ese acuerdo entre partes, y si los ingresos no van a entrar a la Tesorería, entonces se está convirtiendo al Fondo Mexicano del Petróleo en un fondo de garantía para las corporaciones petroleras internacionales para decirles: Oye, estate tranquilo. La parte de la renta que te toca ni siquiera va a entrar a las arcas del Estado mexicano, lo vamos a tener aquí, por fuera en el Fondo Mexicano del Petróleo, donde el secretario de Hacienda tiene toda la posibilidad de controlar esos ingresos.

 

Además de darles la posibilidad de que incluyan en sus balances las reservas mexicanas, de que se puedan apalancar en el exterior, de que haya prioridad en el tema de la explotación petrolera en materia de derechos de propiedad de la tierra, para darle otra garantía al Estado, encima se arma este fondo de garantía para darle certidumbre en la parte de la renta que les corresponde. Me parece que esto ni siquiera está establecido en la Constitución, va más allá y es esta idea de mantener todo este manejo por fuera. No hay razón para que no ingrese a la Tesorería y tenga el carácter de ingresos a la nación esos recursos.

 

Me parece que se está dando un manejo como si esto fuera privado, que en un escenario de confrontación con las petroleras puede ser muy desafortunado, porque vamos a estar en igualdad de circunstancias con las empresas que tienen mucho poder y, además, los ingresos ni siquiera van a formar parte del Estado mexicano; es decir, si nos metemos en un litigio las posibilidades de derrota del Estado son mayores, sobre todo si le sumamos que tenemos reguladores todavía muy débiles.

 

También el Fondo de Estabilización contra un fondo de ahorro, en realidad es un fondo de estabilización, no es un fondo de ahorro. Si vemos el histórico de las contribuciones al presupuesto de los ingresos petroleros en los últimos diez años es alrededor del 4.5 por ciento, 4.5 puntos del PIB, que es más o menos lo que va a seguir contribuyendo los ingresos petroleros, principalmente Pemex, al gasto mexicano.

 

Aquí se decía que se van a despetrolizar las finanzas. No, porque ahí está la garantía de ese 4.5 por ciento. La única posibilidad de que se destine… de que haya recursos para becas, para investigación, para infraestructura, los otros rubros que señala el Fondo Mexicano, es que la tasa de ingresos petroleros crezca por encima de la tasa de crecimiento de la economía, de tal manera que se puedan ir acumulando ingresos por encima del 4.5 por ciento.

 

Sin embargo, haciendo un escenario muy sencillo, vemos que para que esto ocurra pues tendríamos que tener una plataforma de exportación más allá de los tres millones de barriles de petróleo y que el precio se mantuviera por encima de los 100 dólares. Lo que sí está claro es que en los próximos cinco años la plataforma de explotación seguramente va a disminuir. Entonces, esto de que se va a acumular para estos rubros que inciden en la competitividad de nuestra economía, pues va a tardar por lo menos una década.

 

Y todo ello porque se sigue privilegiando el tema del petróleo como un flujo de efectivo. El considerar al petróleo mexicano como un activo nos llevaría a que replanteáramos la forma en cómo estamos tratando de maximizar la renta petrolera. En el mejor de los casos, a partir de estas reglas el Estado mexicano se va a quedar entre el 30 y 40 por ciento de la renta petrolera futura. Y no garantizamos, con el Fondo Mexicano, que vamos a gastar más y mejor. Las reglas van a seguir siendo las mismas, el financiamiento va a ser para un gasto corriente creciente, porque no se está dispuesto a revisar en qué estamos gastando, ni si esa inversión es productiva.

 

La gran reforma pendiente, que se soslaya con esta reforma energética es la reforma al gasto.

 

Muchísimas gracias.