Intelectual, política y ciudadana/ Siempre


María Luisa Armendáriz Guerra

Comí contigo, querida María Luisa, el último jueves de tu vida.

En la ex Hacienda de Tlalpan. Tú te tomaste un tequila, yo un mezcal.

Pediste chiles en nogada y te gustaron, los disfrutaste, tomaste tu tenedor y me dijiste “prueba” y los probé.

Te hice caso como te hice caso en muchas otras ocasiones. ¿Cómo decirte que no?

¿ Cómo no estar de acuerdo contigo cuando siempre estabas del lado de la razón, de la justicia, de la verdad?

San Cristóbal de Las Casas es, en opinión de muchos, la capital cultural de Chiapas, para algunos otros fue también la capital política, pues fue sede de los poderes y sigue siendo un vórtice donde se toman decisiones importantes, en varias ocasiones fue también la capital política, donde el activismo social es elemento central, es causa y bandera permanente desde hace siglos y hasta el día de hoy.

Habitar San Cristóbal genera una mezcla de personajes de condición singular: en Jovel es posible conocer a gente que reúne las tres características: cultura, política y ciudadanía.

Gente con vinculación a la cultura, gente que escribe, reflexiona y propone, pero, además, gente vinculada a los espacios en que se toman decisiones, gente que incide o está cerca del poder político y, al mismo tiempo también, gente que tiene causa o causas ciudadanas, se compromete con ellas, las promueve y las defiende. Mi querida amiga María Luisa Armendáriz era un claro ejemplo de esta mezcla variopinta y singular.

Conocer a María Luisa fue un privilegio y una oportunidad de ésas que se presentan en la vida para acompañarse y acompañar a un torbellino: su plática siempre intensa, siempre apasionada y vehemente, nos llevaba a hablar de su experiencia en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a su preocupación por recuperar el Parque del Arcotete, o a su deseo de declarar a Donald Trump persona no grata en México. Así era María Luisa.

Con ella conversé de la depredación de la Selva Lacandona, de la recuperación de los humedales de Jovel, de las gestiones de los compañeros de Ocosingo, de los textiles de Larráinzar, de la recuperación del Museo de la Ciudad de Tuxtla o de los hijos y el futuro que habríamos de legar para ellos, de eso solíamos conversar.

Pero además, doña María Luisa tenía otra habilidad casi imperceptible pero igual de efectiva. Era capaz de contarte de sus causas, seducirte, envolverte, convencerte y, al final, de hacerte cómplice y socio de su causa.

De esa forma me hizo partícipe de la causa Na Bolom, me contó de la necesidad de fortalecer el estatus jurídico de la asociación para permitirle recibir financiamiento y donativos, pero también hacerla sujeto de financiamiento con recursos públicos para ésa que es también una causa pública de todos los chiapanecos y de todos los mexicanos.

Me contó también, entusiasmada, de los periplos para impedir que La Enseñanza, Casa de la Ciudad se convirtiera en hotel y restaurante, y recuperarla para instalar ahí un centro cultural y preservar su esencia. De cómo hizo cómplices también a los dueños originales de la propiedad, quienes aceptaron venderla a un precio por debajo de su valor comercial, convencidos de la nobleza de la causa que ella encabezaba. Ése era su gran talento: gestar la complicidad.

Afortunadamente, y gracias al trabajo comprometido de muchos, hace algunos meses La Enseñanza, Casa de la Ciudad celebró sus primeros cien años de existencia ya instalada como un núcleo de cultura y aprendizaje ciudadano en San Cristóbal. Recuerdo que estaba feliz cuando me mostró los avances y me platicó de los planes por realizar, especialmente de su deseo de que este espacio fuese un sitio vivo, activo, vinculado estrechamente a la ciudadanía y a sus causas, y no como un museo rígido y distante de la cotidianeidad coleta y chiapa

neca.

Todavía días antes de su partida, conversamos de política, de medio ambiente, de museos y de proyectos editoriales.

Del libro que acordamos coeditar entre Na Bolom y el Senado de la República, ten la certeza que se concretará. Así lo pactamos y así será, querida María Luisa.

Vaya mi solidaridad a todo el equipo Na Bolom-La Enseñanza. Un abrazo a Emilio, a Carlos, a Ysmark, a Gaby, a Liz, a Jessy y a todos quienes hoy, como yo, la extrañamos.

Así era María Luisa Armendáriz, y así nos hará falta.

@zoerobledo

Senador por Chiapas.