Garantizar integralmente los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, pendiente a resolver en próximo periodo: de la Peña Gómez


Angélica de la Peña

Discurso de la senadora Angélica de la Peña pronunciado durante la inauguración foro «Niñas y Niños tienen derecho a ser felices desde ahora, «Legislando contra la Discriminación Múltiple».

 

 

Angélica de la Peña Gómez, (ADPG): …desde su punto de vista económico, cultural, social, nos llama la atención a que configuremos a la niña y al niños en su presente y sobre todo, como es el tema que hoy nos ocupa en este foro, reflexionemos en qué es lo que están viviendo, como están viviendo o cómo está sobreviviendo, donde quieran que se encuentren las niñas y los niños.

 

Este mundo infantil que es uno sólo y que por supuesto nos preocupa, nos conmueve, nos remite a dar respuestas a veces inscritas en la filantropía gubernamental, a veces porque nos dan lástima; porque hay algo que hacer; porque están allí en una situación de gran vulnerabilidad y pareciera que no podemos permitir que estén en esa situación, cualquiera que sea la situación de ese pequeño grupo social de niñas o niños o de ambos, y que en el caso de quienes estamos en los espacios de poder seguimos, insisto, actuando desde la filantropía gubernamental, lo cual es totalmente contradictorio.

 

La filantropía tuvo un sentido de ser hace muchísimos años. Yo creo que la discusión más importante para empezar a distinguir a la niña, al niño, como una persona humana se da de manera formal en 1924, cuando en Europa se comienza a constituir una organización no gubernamental, fue la primera, Save The Children; y su fundadora desde entonces lanza un clamor en una declaración que después fue integrada por la Organización de las Naciones en la primer Declaración sobre los Derechos del Niño, la de 1924, que se conoce como la Declaración de Ginebra.

 

Una frase distinguía en aquel entonces a esta declaración: «los gobierno hemos hecho lo insuficiente a favor de niñas y niños»; ya empezamos a partir de esta declaración a entender que las niñas y los niños dependen totalmente de las y los adultos, que las niñas y los niños en sus distintas edades son personas que requieren de una gran protección porque no pueden sobrevivir solos, porque su futuro es tan incierto como su presente y entonces es responsabilidad de los Estados, de las naciones, el que se garantice una situación distinta a la que entonces se vivía en el mundo.

 

Ya comenzaba el crecimiento de las industrias; por la entrega de una nueva etapa en el mundo; por la incursión de las familias rurales, campesinas, a las ciudades en la búsqueda de trabajo en la industrialización, en búsqueda de mejores condiciones de vida; pero también junto con el crecimiento poblacional, las niñas y sobre todo los niños empiezan a verse en las calles de las grandes ciudades, ¿cómo? como pordioseros, unos en una situación de abandono, pequeños infractores, robaban justamente para poder sobrevivir.

 

Niños que reaccionaban desde la condición de género está totalmente analizado, hay un diagnóstico muy importante que distingue por qué el niño fue el primero en el hogar en salir a buscar otras condiciones de vida distintas a la violencia que vivían en sus familias y porqué las niñas se quedaban en sus casas, en sus hogares, también desde el punto de vista del estudio. Desde la perspectiva de género, entendemos por qué las niñas si se quedaban en sus hogares a sufrir, a seguir siendo sumisas, a padecer la violencia familiar, mientras que los niños reaccionaban y huían de sus casas. Esos niños comienza a aparecer.

 

Lo menciono porque el tema que hoy nos ocupa, la discriminación múltiple, justamente a finales del siglo 18 y sobre todo el siglo 19, estas circunstancias de niñas y niños en ese tipo de situaciones va creciendo, insisto, en las grandes ciudades y se van comenzando a crear las instituciones que empiezan a integrar pequeños reformatorios; pequeños tribunales; pequeños albergues que empiezan a integrar a estos niños que se encontraban en situación de abandono o como primo delincuentes.
La institucionalización a principios del siglo veinte es un verdadero problema y entonces el mundo por fin, las naciones en el mundo empiezan a preocuparse de la situación de las niñas y de los niños. Muchos años pasaron, la Segunda Guerra Mundial, una nueva Organización de las Naciones Unidas, una nueva carta que inscribe los compromisos vinculantes de todas las naciones y por supuesto la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

 

Empieza en el ámbito de las Naciones Unidas un serie de tratados internacionales muy importantes; encontramos un principio fundamental de no discriminación por la condición de género, de sexo, al principio así se mencionaba, después fue cambiando a género y por supuesto, la discriminación por condición de edad.

 

No teníamos en el mundo un tratado específico que nos visibilizara la magnitud de los compromisos que debiesen tener esos Estados que reconocen públicamente sus fallas de no hacer lo suficiente en 1924 y que hicieron un intento por reconstruir diez principios rectores de los derechos en la Declaración de 1959, la Declaración sobre Derechos del Niño; pero que seguía siendo un documento si bien muy importante, todavía no vinculante para los Estados en el mundo.

 

La declaración fue muy importante porque se empieza a hablar de los derechos, no de niñas y niños, se empiezan a distinguir en estos diez derechos, derechos fundamentales, empezando por el derecho a la identidad, es decir, se nace con un nombre, tienes el derecho a tener los apellidos de tu padre, de tu madre, de tu familia, y por supuesto una nacionalidad, es decir, existir jurídicamente, y de ahí todos los demás derechos inscritos en estos diez principios.

 

Pero era una Declaración hasta 1989, la Convención sobre Derechos de la Niñez que se gesta en Naciones Unidas, a partir de un proyecto de Convención que inscribió en el ámbito del Consejo de Derechos de Humanos (inaudible) en 1979, el Año Internacional del Niño, y durante esos diez años Naciones Unidas hizo un gran esfuerzo para integrar un tratado internacional que pudiese ser aplicado en cualquier tipo de derechos en cualquier parte del mundo.

 

Ha sido el tratado internacional con más apoyo que ningún otro en el momento que se abrió su inscripción, a su adhesión, y por supuesto hoy es el tratado internacional que tiene más adhesiones en el mundo; solamente falta un sólo país en el mundo para que este tratado internacional sea un tratado universal, Estados Unidos falta por aprobarlo; México lo aprueba en 1990, unos meses después de que fue aprobado en Naciones Unidas.

 

Y el mundo cambia, el mundo de la infancia cambia y por supuesto, desde entonces seguimos trabajando en todos los países para que todos sus precepto sean inscritos en todos los ámbitos, en el Poder Ejecutivo, también en los tres órdenes de gobierno, en el caso de México; en el Poder Legislativo, diseñar todas las leyes que se deban diseñar para ir acordes a la Convención; y en el Poder Judicial, que nos hace falta mucho trabajar, apenas tenemos algunas buenas experiencias de jueces que amparan a niñas y niños, ya no a través de sus padres o tutores o custodios, sino que les otorgan, les reconocen su personalidad jurídica, eso es muy importante, como lo vamos a ver más adelantes, sobre todo en el caso del acoso escolar.
Hoy en México tenemos un gran pendiente, hemos avanzado en reformas a la constitución  hay una ley de protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes, pero nos hace falta dar el gran paso para constituir un sistema que garantice integralmente los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, todas las personas menores de 18 años de edad.
Y hay varios impedimentos, varios obstaculizadores, todos tienen una raíz, la voluntad política o la falta de voluntad política, a quienes llevan la conducción de los asunto de gobernanza que tienen que voltear a ver a niñas y niños.

 

Lo que hemos vivido últimamente distintos problemas que denotan que así, como en 1924, que lo que hemos hecho en México ha sido insuficiente a pesar de que tenemos reformas a la Constitución donde se reconoce a las niñas y a los niños como sujetos de derechos, seguimos encontrando diversas situaciones de gran discriminación y niñas y niños siguen siendo discriminados de manera múltiple, una sola forma de discriminación abarca a otras formas de discriminación, hoy las vamos a visibilizar.

 

Vamos a enfocarnos en distintos aspectos particulares con hombres y mujeres de primer nivel, que cada uno va a venir a tocar un tema y cada uno de esos temas va a reflejar la importancia de que ya en el Legislativo nos pongamos a trabajar en el diseño de esta ley que garantice este Sistema de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, porque -insisto- a partir de muchas cuestiones que observamos en nuestro país pareciera que hemos hecho lo insuficiente.

 

Aún sigue permeando esta actitud de compasión que los ve como «ay, pobrecito niño, pobrecita niña, entonces hay que llevarlos a alguna institución para que no ande por ahí», igual que a finales del siglo 18 y 19, afeando las calles, cometiendo algunos pequeños hurtos, sobreviviendo, y en muchísimos casos, no les queda de otra, siendo incorporados a las bandas de delincuencia común, pero también como hemos observado en los datos de nuestro país, incorporados antes de que cumplan los 18 años, a la delincuencia organizada.

 

Por eso me da mucho gusto celebrar este foro porque es otra vez seguir poniendo en la palestra estos asuntos desde este enfoque de derechos humanos, desde esta perspectiva de infancia, de género, para que en el siguiente período ordinario de sesiones por fin nos pongamos de acuerdo quienes debemos tomar las decisiones para legislar en esta materia que está pendiente.