Elecciones y cambio de régimen.


Un proceso electoral puede tener dos (o más) objetivos. Uno es el de legitimar al régimen, entendido como modelo de dominación y de control de gobierno. Otro es realizar pacíficamente reformas al régimen, o inclusive un cambio formal del modelo de dominación.
Un régimen político materializa el dominio de un grupo de poder y también representa la hegemonía de un bloque histórico.
La hegemonía va mucho más allá del ejercicio del poder, es un predominio cultural, económico, filosófico, institucional, jurídico, social; es la aceptación tácita o explícita por parte de la sociedad en su conjunto, de un sistema de valores que engloba todos los aspectos de la convivencia civilizada dentro de una sociedad histórica.
Así definida la hegemonía queda claro que la democracia tiene poco que ver con elecciones, mayorías o minorías, partidos o ciudadanos, la democracia es una cuestión de hegemonía. La hegemonía es una suma de predominio ideológico, político, social y económico. De ejercicio del poder material, es decir, poder de decisión sobre el conjunto social, control de instituciones, de acciones de gobierno, de grupos. La hegemonía es la materialización del predominio de un bloque histórico en la sociedad.
El régimen político actual en México deriva no del movimiento social del segundo decenio del siglo XX, sino del triunfo de un grupo específico en ese proceso que logró, a través del triunfo militar, establecer su hegemonía sobre el sistema.
El grupo triunfador era el llamado constitucionalista que agrupaba a las Fuerzas Armadas y sociales encabezadas por Venustiano Carranza, que incluía a jefes militares de Sonora, Sinaloa, Chihuahua (a excepción de Villa), Tamaulipas, Coahuila, San Luis Potosí, Jalisco y Michoacán y a los grupos económicos y políticos del centro y norte de la República, con algunas ramificaciones en el sureste y península de Yucatán.
El grupo derrotado era el de los Convencionistas que agrupaba a los ejércitos cercanos a la División del Norte de Francisco Villa y al Ejército Revolucionario del Sur, de Emiliano Zapata, y a otros diez ejércitos regionales de origen y vocación campesina, con los herederos políticos del Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón y los intelectuales liberales jacobinos. Los principales componentes sociales de la Soberana Convención Revolucionaria eran grupos sociales representantes de las clases subordinadas, hombres libres de los pueblos, quizá algunos peones de hacienda, pequeños propietarios rurales afectados por el predominio de las haciendas en la economía y en la sociedad, jefes de cuadrilla, conductores de ganado, arrieros, a quienes acompañaban intelectuales de la pequeña burguesía provinciana, maestros de escuela, jefes de los pueblos mestizos, como el propio Zapata.
La Constitución de 1917 es un nuevo documento fundador. Contra la llamada a defender la Constitución de 1857 a la que convocaba el Plan de Guadalupe, se convocó a un nuevo Congreso constituyente que se realizó de noviembre de 1916 a febrero de 1917.
Las facciones conservadoras aprovecharon el desorden y conflictos políticos que rodearon el proceso constituyente de 1917 para cambiar la convocatoria y lo que originalmente se había planteado como una mera reforma a la Constitución de 1857 se convirtió en una nueva Carta Magna, en la que grupos defensores del poder autoritario del gobierno dieron fin al proyecto liberal que había iniciado la generación de Benito Juárez y había prevalecido durante la segunda mitad del siglo XIX y en el primer decenio del XX.
El régimen previsto en la Constitución de 1916-17 es excluyente, centralista y autoritario. Desde la convocatoria se estableció que quienes habían luchado en otros ejércitos, es decir en ejércitos diferentes a la alianza “constitucionalista” encabezada por Carranza, no participarían en la Asamblea constituyente, por lo cual muchos intelectuales que habían actuado en la Soberana Convención Revolucionaria y quienes no se habían sujetado al mando militar de Obregón quedaron fuera del Congreso de Querétaro. Asimismo, no hubo representantes del estado de Morelos que estaba gobernado por un gobierno identificado con el Ejército Libertador del Sur de Emiliano Zapata.
Al triunfo carrancista siguió el empoderamiento de un grupo de la pequeña burguesía aliada con los grandes intereses norteamericanos que habían sostenido a los ejércitos del norte y rearmado al ejército constitucionalista para evitar el triunfo de la revolución social representada por Zapata y Villa. (Continuará).

 

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