El país le quedó grande a este Gobierno; es hora de mejorar la realidad de los mexicanos: Fernando Mayans


  • Frente al dogma neoliberal en evidente descomposición, podemos tener un mejor futuro a través de un cambio de proyecto de Nación  

 

Posicionamiento del senador Fernando Mayans Canabal, a nombre del Grupo Parlamentario del PRD, al inicio del primer periodo de sesiones del segundo año de ejercicio de la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión.

 

Fernando Mayans Canabal, (FMC): ¿Estamos en México o en Disneylandia? Ya no entendí.

 

Pero la verdad que me pareció así como la leyenda de Disneylandia.

 

Saludo a mi querido pueblo de México, humillado y defraudado porque las reformas estructurales de este Gobierno no trajeron el “México próspero e incluyente” que se prometió, en cambio, han atentado contra el patrimonio y los intereses de la nación, poniendo en riesgo el futuro inmediato de millones de niños, jóvenes, mujeres y adultos mayores de nuestro país.

 

Como ocurre siempre en la historia, hoy todos ignoramos qué nos aguarda, con la obstinación de unos y la ceguera de otros no es fácil renunciar a los privilegios. A este Gobierno le quedó grande el país. La inconformidad popular no es de gratis y el pueblo señala como traidores a los adoradores de este Gobierno.

 

Las limitaciones del Gobierno se han hecho cruelmente visibles y han terminado por inmovilizar a la Nación.

 

Graves errores se habrían evitado si el Gobierno hubiese oído las críticas y advertencias que muchos le formulamos. Todo fue inútil. El Presidente apostó mal y perdió el país.

 

Es momento de devolver a la sociedad la iniciativa que le fue arrebatada y, con ello, romper la inmovilidad forzada a la que nos ha condenado este Gobierno.

 

Los pobres son más pobres y la estrechez colinda con la indigencia.

 

La actual administración y sus representantes en este Congreso, con su doble discurso y la implementación “a modo” de las reformas, han provocado el desmantelamiento y debilitamiento del Estado Mexicano. El grupo en el poder insiste en la instrumentación de políticas neoliberales que maximizan las ganancias para unos cuantos y socializan las pérdidas.

 

Las políticas económicas no convencen a nadie, pero sí irritan a todos; no sólo son nocivas, sino suicidas. Se gasta mucho y benefician a pocos, y mal.

 

Vivimos una etapa de descomposición en todos los órdenes, particularmente en el ejercicio del poder público, cuyos gobernantes se sirven en lugar de servir.

 

Todo indica que los políticos no quieren servir a la nación, sino a sus propios intereses.

 

Años de injurias y derroches dan como resultado las desigualdades, la quiebra de la educación, el excesivo crecimiento demográfico y una agricultura que sigue siendo el punto débil de la economía. Los campesinos viven en la penuria.

 

¿Qué mexicano no sabe cuál es el estado que guarda la nación?, -ya lo vimos ahorita, sí hay uno- ¿acaso hay otra realidad que la que enfrentan cotidianamente millones de hogares, donde las dificultades para sobrevivir están a la orden del día y las familias ven cómo se alejan sus posibilidades de bienestar y de calidad de vida? Vivimos una realidad completamente opuesta al México que vendió la mercadotecnia gubernamental “donde cada quien pueda escribir su propia historia de éxito y sea feliz”.

 

El patrimonialismo sigue vivo. Allí están la corrupción, el nepotismo, el espíritu cortesano, las camarillas, el compadrazgo, entre otros vicios.

 

Debemos tener esperanza a pesar de las penurias y las desigualdades, del desastre de la educación y nuestras graves limitaciones en la ciencia y la cultura.

 

Por eso insisto en la independencia de los poderes Legislativo y Judicial. Esta clase política que tiene un enorme acceso al poder, es la que produjo la corrupción.

 

¿Cuál es el espejo de México? No es el espejo enterrado que describió magistralmente Carlos Fuentes, sino el real, el que día a día vivimos los mexicanos.

 

Este Gobierno ofreció un “México Incluyente”, sin embargo:

 

  • 55 millones de mexicanos viven en la pobreza.
  • 72 millones no tienen cobertura de seguridad social.
  • 21 millones de niñas, niños y adolescentes están en situación de pobreza, y 2.5 millones tienen que trabajar.
  • 7.5 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, y la mayoría son mujeres.
  • 8.2 millones de mujeres son madres solteras, casi la mitad son pobres.

 

Este Gobierno ofreció un “México Próspero”, pero:

 

  • La deuda pública asciende a más de 8 billones de pesos, es decir, cada mexicano, desde que nace, debe más de 70 mil pesos.

 

  • El desempeño económico sigue mostrando una dinámica mediocre, con bajos índices de crecimiento que imposibilitan la incorporación productiva de millones de mexicanos al mercado de trabajo y el despegue para el desarrollo económico y tecnológico de la nación.

 

  • Los ajustes presupuestales, mal llamados “preventivos”, son más bien desesperados intentos por paliar los yerros de la conducción económica. El panorama para 2017 es aún más desalentador, con un recorte anunciado del orden de 300 mil millones de pesos que afectará considerablemente el gasto público.

 

  • Los aumentos en los precios de las gasolinas y tarifas de energía eléctrica tendrán impactos negativos en la actividad industrial, manufacturera, agrícola y comercial, con importantes efectos inflacionarios, ya está pagando la población por ello; 51 millones de mexicanos no tienen el ingreso suficiente para adquirir la canasta básica alimentaria.

 

  • El “saneamiento” de Pemex y de CFE, en realidad corresponde a un proceso de reestructuración para su venta y consecuente privatización.

 

  • La Reforma Energética nació condenada al fracaso. Hoy importamos más gasolinas y cedemos la explotación de los mejores campos de hidrocarburos a las grandes compañías petroleras privadas, y con ello la renta petrolera.

 

  • Para colmo, la caída en los ingresos petroleros no sólo afecta la expansión de Pemex, tiene efectos negativos en los ingresos de la Federación y en las transferencias a las entidades petroleras, con consecuencias adversas en la actividad económica local.

 

  • Nos convertimos en una economía exportadora de importaciones.

 

Este Gobierno ofreció un “México en Paz” y con gobernabilidad democrática, sin embargo, tenemos:

 

  • 27 mil 659 personas en calidad de desaparecidos y 48 mil personas víctimas de muertes violentas, en su gran mayoría, jóvenes presas, no de la educación y la cultura, sino de las bandas del crimen organizado, sepultadas por la impunidad y el olvido. ¡Qué más tragedia nacional que ésta, compañeros, compañeras, pueblo de México!

 

  • Constantes y persistentes violaciones a los derechos humanos, desapariciones forzadas, casos de tortura y una creciente criminalización de la protesta social.

 

  • El poder no ha vacilado en recurrir a la intimidación e incluso, en ocasiones, a la represión y la censura de la libertad de expresión. Parece un Estado inquisidor.

 

  • Ahí están los resultados poco convincentes en los avances de la investigación para arribar a la verdad histórica y legal sobre la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, un crimen de lesa humanidad.

El país quiere cambiar, la voluntad de cambio sigue en espera. No esperará por mucho tiempo.

 

Un gobierno que no dialoga para resolver. No escucha las demandas de los maestros y de amplios sectores de académicos e intelectuales, respecto de la necesidad de una revisión profunda, seria y responsable de la mal llamada Reforma Educativa que, se ha demostrado, no tiene por finalidad mejorar la educación pública ni el rescate de la Escuela Normal como formadora de maestros, ni la profesionalización de docentes, como tampoco poner un suelo más parejo para superar las desigualdades regionales en educación e infraestructura escolar.

 

Se respira un aire envenado por la discordia, el desorden engendra violencia; lo más importante es recobrar la serenidad. Pacificar con la razón es mejor que vencer por las armas.

 

Es injustificada la resistencia para que el Presidente de la República se sujete al nuevo régimen anticorrupción, desdeñándose la exigencia social para perseguir y sancionar todo acto de corrupción, de arriba hacia abajo. Se debe empezar con el ejemplo, señor Peña Nieto.

 

Los próximos meses van a poner a prueba a los políticos, a nuestras instituciones y al país entero. De seguir así, los tiempos nublados se transformarán en tormentas.

 

Los intereses generales de la nación están antes que los de los partidos y los beneficios personales.

 

El Legislativo debe ser autocrítico por salud moral y política. Nietzsche decía que:

 

“… el valor de un espíritu se mide por su capacidad para enfrentarse a la crítica, asimilarla y transformarla”.

 

La política no es sólo acción, sino participación. Hay una parálisis intelectual, piensan poco y discuten mucho. No hay imaginación.

 

En el PRD vemos con preocupación que la transformación y modernización del país, así como las promesas de un “México incluyente y en paz” siguen estancadas en el discurso gubernamental y, en consecuencia, la grave inconformidad social no puede ser ignorada.

 

Desde el Legislativo, la izquierda impulsará las acciones que subsanen las debilidades de la reforma del Sistema Nacional Anticorrupción, en particular, buscaremos eliminar el fuero de servidores públicos, que es fuente de impunidad en el ejercicio del poder.

 

Insistiremos en fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas en una Ley 3de3 real y honesta. El único remedio: hacer pública, de verdad, la vida pública. La clase política es una clase que hace negocios, no tiene un proyecto nacional, y sólo proyectos lucrativos.

 

Buscamos recuperar el tejido social y restablecer el orden público en todo el territorio nacional, quebrantado por la presencia y operación de la delincuencia, común y organizada, así como por el abuso e impunidad de autoridades y cuerpos policiacos.

 

Continuaremos luchando por el respeto de los derechos de la diversidad sexual, periodistas, pueblos indígenas, niñez, jóvenes, mujeres, migrantes y adultos mayores.

 

Manifestamos nuestro rechazo absoluto a cualquier intento privatizador de los servicios de salud y agua, defenderemos el orden constitucional en estas materias.

 

Seguiremos insistiendo en la importancia de abrir un amplio diálogo social sobre la reforma de la seguridad social, en particular, del Sistema de Ahorro para el Retiro, que no garantiza pensiones, y mucho menos pensiones dignas.

 

En política exterior, es imperativo defender la soberanía nacional y la dignidad del pueblo de México. Los mexicanos decimos “No a Trump y a sus estupideces”. Por ningún motivo permitiremos intrusos que violenten estos principios ni traidores mediocres que se envuelven en la Bandera nacional. La patria se defiende no se vende.

 

Pueblo de México:

 

Frente al dogma neoliberal en evidente descomposición, no debemos estar inertes ni contemplativos, por lo que es el momento de manifestarles que podemos tener un mejor futuro a través de un cambio de proyecto de Nación.

 

Les quiero compartir la visión de un paisano tabasqueño, excepcional, luchador social, quien fuera Senador de la República en la LI Legislatura, de pensamiento universal, me refiero a Don Carlos Pellicer Cámara:

 

«Hasta que muera, seguiré luchando por la causa de los campesinos. En México, queramos o no, las cosas cambiarán a favor de los desheredados. Y digo esto porque siempre he creído que sin el sentimiento de la esperanza, fundado en la justicia y en la belleza, la vida no tiene sentido. Y nadie puede ser ajeno a la injusticia social».

 

Con el pueblo todo, sin el pueblo nada.

 

Y no sean borregos del sistema, gracias.

 

0-0-0