Destaca Lorena Cuéllar Cisneros el importante aporte del INEA para abatir el abatir el rezago educativo en México


Discurso pronunciado por la senadora Lorena Cuéllar Cisneros, del Grupo Parlamentario del PRD, durante el evento de Aniversario del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos

 

Lorena Cuéllar Cisneros (LCC): Buenos días a todos,

 

Es un honor compartir con ustedes su 35 aniversario,

 

Doy inicio saludándola presencia del Lic. Mauricio López Velázquez, Director General de INEA,

 

Quiero dar la bienvenida a todas y todos los representantes del Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, especialmente a su Secretario General, el Lic. José Isaac Rojo Castro,

 

Agradezco también muy especialmente de la Lic. María del Carmen Ojesto, quien fue pieza fundamental para impulsar y sacar adelante este evento, muchas gracias.

 

Hablar de 35 años de un trabajo tan noble como el que lleva a cabo el INEA no es una tarea fácil, especialmente para quienes tenemos como profesión la educación y hemos dedicado parte de nuestra vida a ejercer esta tarea.

 

Nuestro país tiene una deuda histórica con millones de adultos que por muchas causas no tuvieron el beneficio de la educación, y en consecuencia las herramientas necesarias que les permitan acceder a un mejor nivel de vida.

 

En todo el mundo hay un consenso generalizado de que la educación es centro y eje del desarrollo de un país, porque contribuye a la realización de las personas y actúa como punta de lanza contra la pobreza y desigualdad.

 

Sin embargo, es necesario plantear el escenario de este tipo de educación insertada en un mundo globalizado y con altos niveles de información a cada minuto.

 

 

Con una sociedad más longeva y la posibilidad de mayor tiempo de ocio, la educación para adultos es clave para el desarrollo de la educación bajo una perspectiva de inclusión sustentada en derechos humanos, por ello,  a 35 años del INEA es justo hablar y reconocer la importante labor que esta institución ha traído a nuestro país.

 

La educación para adultos era dispersa y fragmentada, lo mismo había programas de alfabetización, que de post-alfabetización y de educación básica.

 

No existían libros especializados, y una secuencia operativa en cuanto a calendarización escolar, por lo tanto el compromiso educativo era casi nulo. Por un lado los adultos asistían cuando podían y por otro había maestros con aulas vacías en localidades con altos niveles de analfabetismo.

 

Era justo poner orden a esta situación porque en promedio 3 de cada 10 personas mayores de 15 años tienen algún tipo de rezago educativo en nuestro país, y es ahí donde el mérito ha sido completamente suyo.

 

Si bien hay quien acepta que la educación para adultos ya no es motor de desarrollo, tampoco es posible concebir el mismo si no son superadas las condiciones de exclusión de los saberes actuales y de las habilidades básicas que permitan transformar las realidades cotidianas y sociales.

 

Esto es de la mayor importancia por las condiciones coyunturales que atraviesa nuestro país.

 

Existe evidencia estadísticas que muestra que la política educativa no tiene la dinámica deseada tomando en cuenta el enorme potencial con que contamos, y que se atribuye a la deficiente atención y la fuerte reducción que se ha dado a la educación de adultos, espacio estratégico para la inserción exitosa en la vida social  y productiva de una parte importante de nuestra gente.

 

Esto puede reafirmarse al revisar las evaluaciones que se llevan a cabo en el marco de las pruebas estandarizadas como PISA y EXCALE, que se aplican a nivel de preescolar, primaria y secundaria, y que muestran como los rendimientos académicos más deficientes y la deserción escolar más alta se encuentran asociados a niñas y niños de hogares encabezados por padres con bajo nivel escolar; ahí radica la importancia que tiene la educación para adultos por el efecto multiplicador que tiene.

 

En este sentido, además, la educación para adultos debe ser visualizada desde las realidades y carencias que se viven en las localidades, no debemos orientarla de manera puntual o unilateral. Es necesario construirla de manera participativa que atienda desde una realidad social inmediata hasta una realidad global.

 

Necesitamos programas desde las comunidades en todos los niveles educativos conducidos por grupos locales y para las problemáticas que los aquejan. Con esto podemos solventar una estrategia educativa integral y vincular el proceso de aprendizaje a la vida laboral, con el fin de apoyar la subsistencia económica y el desarrollo de capacidades que permitan un mejor acceso al mercado laboral o al ejercicio comunitario.

 

Sugiero que en su tarea como educadores para adultos valoren las experiencias de la gente y de la sociedad civil como avances hacia un auténtico desarrollo social.

 

Desde el Senado cuenten con el apoyo que su servidora pueda brindarles para apoyar esta tarea y créanme que por mi experiencia de vida como maestra la llevaré también con profundo compromiso.

 

Muchas gracias a todos.

 

Y muchas felicidades por estos 35 años al servicio de nuestra educación.

 

Sean bienvenidos al Senado de la República.

 

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