Intervención del senador Alejandro Encinas Rodríguez del Grupo Parlamentario del PRD durante las Audiencias Públicas en materia de Seguridad y Justicia para analizar las propuestas enviadas por el Ejecutivo.
Alejandro Encinas Rodríguez, (AER): Muchas gracias, senador Burgos, muy buenas tardes.
Yo creo que las intervenciones del Comisionado de la Policía Federal Preventiva, el licenciado Enrique Galindo y de Eduardo Galeana, nos presentan las dos visiones distintas que en este debate se han presentado en cuanto al nuevo modelo policial.
El Comisionado Galindo habla de una policía única, o sea, mando y policía única en cada estado, plenamente centralizados y armonizadas las 32 policías estatales en protocolos, normas, disciplinas, las medidas de control, capacitación, equipamiento; no dijo salario, si van a ganar igual los policías de Oaxaca que los de Baja California; y cuál va ser el régimen laboral que van a seguir.
Pero habla de un esquema plenamente centralizado donde ahí ha habido unas omisiones que creo deberían de considerarse, porque la lógica de la coordinación en mandos y policías únicos en 32 policías estatales va a requerir la intervención de las dependencias federales, donde en asuntos elementales durante años, no ha sido posible ponernos de acuerdo.
El intercambio de las bases de datos en materia de inteligencia, ni siquiera en las bases de datos de los registros vehiculares o de los policías dados de baja de distintas dependencias, policías en los estados que pasan de un estado a otro, o de la policía estatal a la policía federal.
Entonces, ¿cómo en un esquema tan centralizado, también se establecen competencias y concurrencias de la federación para que tenga algún sentido este esquema de coordinación?
Aunque claro, si estamos pensando en un esquema centralizado, pues también cabría preguntarle, ¿por qué no sólo una policía federal en lugar de una gendarmería nacional, una policía federal preventiva?
Yo no encuentro la diferencia entre las competencias de cada una de estas, que a final de cuentas están bajo el mismo mando. O hay una sola gendarmería o hay una sola policía federal preventiva, yo quiero hacer pues, posición respecto a eso.
Y en el caso de lo que nos presenta Eduardo Guerrero, pues eso una discusión que teníamos en la mañana sobre hacer un esquema diferenciado respecto a las condiciones específicas de cada municipio.
Que yo diría no es un esquema dual, sino un (inaudible) que tiene que usar muchas más variables porque no puede reducirse solamente en buscar los municipios que tengan capacidad de desarrollar una policía municipal de los que no tengan los recursos y capacidades para hacerlo.
Sino creo (inaudible) incluso de carácter étnico y cultural, porque, comentábamos en la mañana, una policía única en un estado va a intervenir en los municipios de usos y costumbres en Oaxaca o en los municipios, en los Caracoles zapatistas en Chiapas, o en todas aquellas comunidades indígenas que tienen sus propias normas, sus propios Congresos en materia de seguridad comunitaria.
Yo creo que nos vamos acercando a la necesidad de identificar, sino una tipología de municipios, si identificar distintas modalidades en la prestación del servicio público de su entidad, en donde también hay que delimitar cómo una policía estatal única, pues atendería hasta las faltas administrativas, el mando de buen gobierno, (inaudible) de policía con el gobierno de los municipios, desde el tránsito, hasta delitos, hasta los borrachitos en la vía pública, las riñas, (inaudible) en donde es tanta la carga que no solamente difícilmente tendrá la capacidad de atenderla, sino que va a generar mayores tensiones entre los órganos policíacos, la autoridad municipal y los vecinos.
Y el riesgo enorme del uso político de una policía única y un mando único. Porque ahí del pobre presidente municipal que no tenga entendimiento con su gobernado, porque las experiencias en ese sentido han sido sumamente negativas.
Y esto lo vinculo finalmente con esta facultad que se quiere establecer para la disolución de los ayuntamientos desde el ámbito del gobierno federal, que en la experiencia que tenemos en este país, la disolución de los ayuntamientos ha sido un instrumento fundamental de ajuste de cuentas políticas.
El primero que yo recuerdo, así viviéndome a la memoria de la experiencia política, fue la disolución del ayuntamiento de Juchitán encabezado por (inaudible) en los años 80, en donde el diferendo era un diferendo político y no del ejercicio de funciones del gobierno de ese municipio.
Entonces, eso va a ser el debate, o un esquema plenamente centralizado, o vamos a hacer una diferenciación reconociendo que las regiones de este país, que los municipios de este país, que la composición social, étnica, cultural es tan diversa que se tiene que reconocer la misma para poder hacer políticas mucho más eficaces.
