Agenda rumbo a la dictadura / Revisa Siempre


Donald Trump y su proyecto WASP

Luis Humberto Fernández Fuentes

Estados Unidos enfrenta uno de los retos más grandes de su historia, que pondrá a prueba sus instituciones, su sociedad y su clase política, confronta los principios de dos segmentos de la ciudadanía que se ven tan distantes que parecen naciones diferentes.

Se enfrentan dos proyectos de nación y del mundo que se antojan incompatibles, uno se basa en el diálogo, la colaboración, la generación de riqueza compartida, siempre con ventaja para Estados Unidos, pero permite ganar a todos; este modelo generó el mayor crecimiento económico y prosperidad en la historia de la humanidad. El otro, un proyecto de odio, que cree en la supremacía racial, en la subyugación y humillación de cualquiera que no sea un WASP (White Anglo-Saxon Protestant). La negación de la otredad y la racionalidad política.

Las decisiones tomadas por el presidente Trump durante esta semana muestran un camino hacia la dictadura, no hacia un ejercicio democrático del poder público, es una apropiación del poder como un activo personal, que se puede utilizar a su conveniencia; el credo de Trump es el abuso y el poder per se. No renuncia a sus negocios, continúa dedicándoles tiempo e interés; para él, el gobierno de Estados Unidos es un negocio más. No se trata de ocurrencias o locuras, es una agenda hacia la dictadura.

Las amenazas al mundo en las Naciones Unidas, el despido de funcionarios de carrera, la descalificación a los medios de comunicación y la guerra personal, sin razón ni lógica contra México, muestran el perfil de un dictador.

El futuro dictador está cambiando todas las correlaciones de fuerzas, muestra de ello es la compra del Time Warner por AT&T, con lo que se crearía el consorcio de comunicación más grande del planeta. Sin embargo, con este acuerdo, que cuenta con la bendición del dictador Trump, se generaría una dominancia en los medios de comunicación y con ello lograría el apoyo de medios importantes, con lo que hasta la fecha no cuenta, y vencería uno de sus principales obstáculos para tener un poder sin límites.

Esta es una de las muchas acciones que muestran la falta de interés en abandonar el poder en cuatro o incluso ocho años, su estrategia es anular o controlar los límites institucionales al poder.

No se trata de México, el muro o el Tratado del Libre Comercio (TLC), sino cómo evitar un desequilibrio global, que empoderaría a los gobiernos totalitarios y xenófobos de todo el mundo, y anularía el proyecto liberal.

La población que protesta en Estados Unidos no lo hace para apoyar a México, a los inmigrantes o a las Naciones Unidas, sino para mantener su orden constitucional y contra una política autoritaria.

En 1938 el mundo pensó que Hitler se detendría en los Sudetes. Chamberlain y muchos otros pensaron que no se atrevería a ir a más. Actualmente hay mayor fortaleza en las instituciones y el derecho internacional, pero es importante tener claro a qué nos enfrentamos y a dónde nos puede llevar.

@LuisHFernandez

Senador de la República