Destaca Alejandro Encinas aportaciones de Alonso Lujambio en la democratización del país


Alejandro Encinas

Discurso del senador Alejandro Encinas Rodríguez, del Grupo Parlamentario del PRD, durante el foro Alonso Lujambio, sus aportes a la transparencia y a la democracia.

 

Alejandro Encinas Rodríguez, (AER): Bueno, muchas gracias y muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes.

 

En primer lugar, agradecer a la senadora Pilar Ortega la invitación a participar en este homenaje a nuestro compañero senador Alonso Lujambio conmemorativo de la conmemoración del segundo aniversario de su lamentable pérdida.

 

Poder participar en presencia de su familia; de Tere, de Sebastián; y de compañeros con los que compartió militancia política y experiencias institucionales, con Jacqueline Peschard, José Woldenberg, Mauricio Merino y por supuesto la senadora Laura Rojas.

 

Yo tuve la oportunidad de conocer a Alonso en diversas facetas y en momentos políticos muy (inaudible). Yo lo conocí cuando él estaba elaborando su tesis de doctorado, en donde sostuvimos muchas reuniones respecto a analizar al PRD, a la izquierda, la transición democrática en el país, la necesaria transformación democrática de nuestro sistema político. Y Alonso se había planteado algo que francamente es difícil: tratar de entender a la izquierda, cosa que muchos de nosotros no hemos logrado aún.

 

Y recuerdo mucho justamente el último encuentro en esas entrevistas previo a la presentación de su tesis cómo se daba justamente a unos pasos, fue en una cafetería en Polanco, ahí en Ejército Nacional y Moliere, y a unos pasos se celebraba el Congreso Nacional del Partido de la Revolución Democrática, entonces son me recuerdo el número del Congreso, fue aquél donde Cárdenas lanzó su voto como delegado y tomó distancia en ese momento del partido, cosa que comentamos luego con mucho detenimiento.

 

Tuve la oportunidad también de conocerlo como consejero electoral, que aquí han dado sin lugar a dudas una visión muy apegada a la realidad de su desempeño; como secretario de Educación Pública, presumiéndonos el escritorio de Vasconcelos y enseñándonos el pasadizo secreto para salir de la Secretaría de Educación Pública.

 

Pero quizá el momento en donde mayor relación e interacción tuvimos fue cuando él estuvo al frente del Instituto Federal de Acceso a la Información y a mí me tocaba ya en ese momento encabezar la jefatura del Gobierno del Distrito Federal. Y tuvimos entonces una serie de reuniones para enfrentar una de las peores leyes en materia de acceso a la información que tenía el país, porque en aquel momento la Ley de Transparencia y de Acceso a la Información pues no permitía ni la transparencia ni el acceso a la información en el Distrito Federal, mucho menos la autonomía del órgano encargado del mismo.

 

Yo recuerdo que en aquel entonces el órgano de acceso a la información estaba integrado por consejeros provenientes de la ciudadanía, pero participábamos el Gobierno de la Ciudad, el tribunal Superior de Justicia, representación de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, el Órgano Electoral del Distrito Federal, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, en un organismo cuya composición pues no garantizaba ninguna garantía en el ejercicio de este derecho ciudadano.

 

Y nos dimos a la tarea de replantear la legislación y el órgano garante de este derecho ciudadano en la Ciudad de México y yo creo que el trabajo que resulto de ella permitió al Distrito Federal no solamente lograr una legislación de avanzada y al mismo y tiempo la formación de un órgano con autonomía, hay que recordar que el Instituto de Acceso a la Información del Distrito Federal fue de los primeros órganos con autonomía dentro de los órganos garantes de los estados, mucho antes de la reforma al constitucional.

 

Y en gran medida ello obedeció a las aportaciones de Alonso para garantizar dos principios: el derecho de los ciudadanos a acceder plenamente a la información pública y buscar dotar de plena autonomía al órgano garante.

 

Yo creo que lo logramos, hubo incluso en el 2006, en los momentos más difíciles de 2006, tengo muy presente un evento donde entregó un reconocimiento que a final de cuentas era también autorreconocimiento al Gobierno de la Ciudad por los cambios logrados en materia de transparencia y acceso a la información.

 

Yo creo que de estas vivencias con Alonso, lo que yo quisiera destacar más siempre fue, no solamente el rigor con el que enfrentaba siempre sus responsabilidades, tanto en el desempeño académico, como en las instituciones públicas, la convicción que nuestro país debería de seguir caminado de manera decidida hacia la democratización plena, al reconocimiento de su pluralidad y la diversidad.

 

Y estoy convencido de que fue un reformado convencido y confeso de que fue congruente hasta el último de sus días.

 

Yo lamento que no hayamos podido concluir esta experiencia que íbamos a compartir aquí en el Senado de la República donde seguramente hubiera hecho muy importantes aportaciones.

 

Era la oportunidad para que muchos de sus planteamientos respecto a las transformaciones democráticas que requiere el país salieran adelante, pero estoy convencido de que hay senadoras y senadores que retomarán ese legado para que ese pensamiento, no sólo se mantenga vivo, sino que se exprese en transformaciones importantes a la vida de nuestro país.

 

Pero, hay que recordarlos siempre con gusto y siempre nuestro cariño a la familia y particularmente nuestro recuerdo de amistad y de relación dentro de un marco de pluralidad con diferencias muy (inaudible) que sostuvimos siempre Alonso y un servidor.

 

Muchas gracias.