Gobierno de Peña Nieto prefiere tener finanzas públicas sanas, a costa de una economía desahuciada: Mario Delgado


Mario Delgado
  • En 2014 se tuvo el mayor déficit público de los últimos 25 años.
  • En dos años de administración la deuda aumentó 7 por ciento.

Intervención en tribuna del Senador Mario Delgado Carrillo, del Grupo Parlamentario del PRD, para fijar posicionamiento del grupo sobre la comparecencia del Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, en el marco de la Glosa de política económica.

 

Mario Delgado Carrillo, (MDC).  Muchas gracias presidente.
Señor Secretario, sea usted bienvenido al Senado de la República.

 

Decía Reyes Heroles que en política sólo se comete un error y todo lo demás son consecuencias. Habría que agregarle que en los errores en política económica, todas y todos pagan las mayores consecuencias.
Su presencia aquí el día de hoy obedece a un ejercicio republicano de rendición de cuentas. Habría que plantear que es más bien un ejercicio de redención de cuentas; es decir, necesitamos redimir a la economía mexicana de la política económica implementada por este gobierno.

 

En su toma de posesión, el presidente  Peña asumió como prioridad en el manejo de la economía, apretar la disciplina fiscal para obtener un déficit cero, en lugar de haberse comprometido con una meta de crecimiento, la gran urgencia de la economía nacional desde hace varias décadas.

 

Se planteó el equilibrio fiscal como fin y no como una condición necesaria para logra una riqueza mayor y mejor distribuida.

 

El ánimo por cumplir la meta fiscal, además del costo de aprendizaje del nuevo gobierno, llevó a un ejercicio lento del gasto público que terminó atorando la economía.

 

Según el Fondo Monetario Internacional, este lento ejercicio, los problemas financieros del sector vivienda y la falta de una nueva política en esta materia; y además diría yo de la falta de proyectos de inversión en infraestructura pública, tiraron, como usted lo acaba de mencionar, a la industria de la construcción casi 4.5 por ciento.

 

Y son las causas, como también ya usted lo dijo, del peor crecimiento económico que tenemos registrado desde el sexenio de Miguel de la Madrid.
La historia económica del año pasado terminó como un triste juego de ruleta para las y los mexicanos, en donde cuatro pronósticos se hicieron, y cuatro veces se falló.

 

El desempeño actual es resultado de decisiones de política económica, no de factores internos o externos.

 

Llegó 2014, la apuesta entonces, la de pedir el mayor déficit público de los últimos 25 años, con el fin de tener los recursos para articular una política de gasto contracíclica y estimular el crecimiento.
Pero nuevamente se interpuso el criterio supremo de poner la caja del gobierno por encima de toda la economía.

 

La Reforma Fiscal, hasta el momento, le ha ganado la partida al gasto contracíclico. El gobierno ha recaudado más, pero la economía se afianzó en su letargo.

 

Nos da cifras alegres de la caja del gobierno, pero no habla de los bolsillos de la gente, no habla de la caja de las miles de empresas que han tenido que cerrar.

 

100 mil empleadores menos en lo que va del año y el poder adquisitivo de los trabajadores en el primer trimestre nada más se redujo un 5.7 por ciento, lo cual habría que acumularle ya el 77 por ciento en las últimas tres décadas

 

Como consecuencia, el mercado interno se ha debilitado y el consumo al menudeo llegó a niveles históricamente bajos, según la ANTAD, prueba de lo anterior es que las ventas al menudeo sólo crecieron 0.2 por ciento durante el primer semestre del año.

 

El índice de confianza del consumidor cayó casi 8 por ciento durante enero-agosto, y si no hay dinero en las empresas ni en las mesas de las familias, no llegará la recuperación.

 

Urge una ruta de recuperación del salario mínimo.

 

Parece ser que ustedes prefieren tener finanzas públicas sanas, incluso a costa de tener una economía desahuciada.

 

El único sector de la economía que no está sujeto a ninguna penuria es el sector público y su creciente burocracia.

 

Le voy a dar un ejemplo, durante el segundo semestre de 2013 mientras miles de mexicanas y mexicanos caían en desgracia económica, usted prefirió aumentar el déficit público a cumplir con la ley y apretarle el cinturón al gobierno, reduciendo el gasto en publicidad o en partidas no prioritarias, mejor endeudar a los mexicanos que reducir los spots en televisión, hay una controversia constitucional por ese manejo, que hizo este Senado, pendiente de resolver en la Corte.

 

El año pasado el Congreso de la Unión le aprobó este mayor déficit pero también le impuso metas de reducción de 5 por ciento del gasto en sueldo de mandos medios y superiores y de 5 % en el gasto operativo corriente estructural, a la fecha no se ha informado de sus resultados.

 

En los dos informes trimestrales que lleva en este año, no se menciona ni una sola vez la palabra de austeridad, este gobierno no quiere saber nada de austeridad.

 

La reforma fiscal esperaba recaudar 1.4 por ciento del PIB, por lo pronto ya nos costó una caída del 1.2 por ciento del PIB para este año, parece que nos está saliendo más caro el caldo que las albóndigas.

 

La Secretaría de Hacienda ha informado, usted lo acaba de decir, que el gasto neto pagado se elevó 10 por ciento durante los primeros siete meses del año y que la inversión física lo hizo en casi 30 por ciento,  sin embargo la economía apenas registró un crecimiento de 1.7 por ciento.

 

¿Por qué no crecemos a pesar de que gastamos más? Gastamos mal y a destiempo, habría que ver el bajísimo valor agregado que registra el Inegi del gasto público en los distintos sectores de la economía, en el sector de la construcción, en manufacturas y en las empresas públicas energéticas es negativo o cercano a cero y apenas supera el 1 por ciento en salud y educación.

 

La gran reforma estructural pendiente, secretario, es la reforma del gasto público. En los últimos 10 años el gasto corriente ha crecido en promedio por encima de la economía, hemos tenido un comportamiento propio de un gobierno voraz, que cada vez le quita más recursos al sector productivo para destinarlo a un gasto claramente improductivo.

 

Otro ejemplo de gasto sin control es lo que están proponiendo para 2015, se plantea una nueva manera de darle la vuelta a  las reglas de balance estructural establecidas en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.

 

En el artículo 4° transitorio de la ley de ingresos se excluye del gasto corriente estructural los gastos relativos a la implementación de la reforma energética, es claro que es necesario un presupuesto para la puesta en marcha de esta reforma, pero en todo caso debería plantearse una nueva meta de gasto corriente estructural que pueda ser supervisada por el Congreso, que esté dentro de una regla de convergencia y no simplemente que se abra una bolsa sin límite con este pretexto.

 

El presidente Peña propuso la democratización de la productividad como uno de los pilares para alcanzar crecimiento económico, sin embargo en los años que lleva esta administración México ha perdido ocho lugares dentro del índice de competitividad del Foro Económico Mundial.

 

No ha ocurrido la democratización de la productividad, lo que tenemos es la masificación de la precariedad, basta con observar que el 64 por ciento de los negocios en el país, emplean hasta dos personas, tienen el 17 por ciento del personal del total empleado y apenas concentran el 1.4% de las remuneraciones, lo cual nos deja en un promedio de ingreso que no alcanza para salir de la pobreza.

 

Tan sólo en lo que va de este año 4 mil personas al día pasan de tener ingresos de entre tres y cinco salarios mínimos o más a salarios menores o por debajo de tres salarios mínimos, urge insisto, en plantear una ruta de recuperación del salario mínimo, esto es producto también, estamos viendo las consecuencias de la reforma laboral y seguimos ocupando el lugar último entre los países de la OCDE en productividad laboral.

 

2015 se plantea (inaudible) crecimiento la vieja fórmula de los gobiernos priistas, el déficit programado para el año pasado era de 3%, para este año se está incrementando a 3.5%, pero no sólo es un endeudamiento temporal del siguiente año, la ruta de evolución del saldo histórico de los requerimientos del sector público se modifica en estos criterios lo cual quiere decir que se está modificando el endeudamiento de largo plazo.

 

En el paquete económico para 2013 los requerimientos financieros con los que se pretendía terminar la administración en el 2008 equivalían al 35.4 % del PIB y en este nuevo paquete se eleva a 42.3 % del PIB, esto quiere decir que en tan sólo dos años este gobierno ha concluido que necesita siete puntos porcentuales adicionales de deuda de su administración. Vamos a acumular ya siete años consecutivos de déficit público sin que se justifiquen las raciones excepcionales y que haya más ruta certera para restablecer el equilibrio.

 

Lo que preocupa es que en realidad va haber mayor déficit y no es para impulsar ahora la economía sino para compensar la caída de ingresos petroleros debido a una menor plataforma.

 

La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción señala que para este 2015 hay una ciada del 5% del gasto de capital y de 6.4% si consideramos la inversión financiada, usted menciona que habrá más gasto en inversión pero la proporción del gasto total o en gasto de capital disminuye de 24.2 a 23.11.

 

Resulta preocupante y aquí es algo que quisiera que nos compartiera esa reflexión secretario, lo que está pasando en algunos sectores de la economía, en el último año hay una clara transición de los capitales extranjeros hacia posiciones de mayor liquidez, el 60% de los valores gubernamentales de corto plazo está en manos extranjeras, el incremento de Cetes por parte de extranjeros se ha incrementado en 50% todo esto pone a la economía mexicana en un contexto de alta vulnerabilidad, caracterizado por un mayor déficit, más deuda, poco crecimiento económico y un aumento de capitales especulativos en un contexto internacional en donde ya sabemos que nuestro socio comercial más importante, los Estados Unidos, van a cambiar su política de estímulos.

 

Quisiera terminar, me tomo un minuto presidente, la reforma energética, la reforma energética usted la convirtió en una extensión de la reforma fiscal, en esta reforma el petróleo sólo tiene como fin posible aumentar la caja del gobierno.

 

La reforma energética era la última oportunidad que teníamos para cambiar muchas de las condiciones estructurales en nuestro país que ha impedido el crecimiento, pero se impuso la visión cortoplacista en el manejo del activo más importante de la nación, monetizar lo más pronto posible y la mayor cantidad posible de petróleo en lugar de invertir con un criterio de largo plazo.

 

Usted sabe que para aumentar la riqueza de la nación, los activos, máxime si son no renovables deben ocuparse para producir nuevos activos, si ello no se garantiza, si nos dedicamos a despilfarrar recursos en el mediano plazo seremos más pobres.

 

El problema del Fondo Mexicano del Petróleo es que es un barril sin fondo, además de representar una tesorería alterna y garantía de pago a los contratistas es el vehículo para mantener la petrolización de las finanzas públicas, ya que la única manera que se destina en recursos adicionales a los que van a financiar el gasto con el equivalente al 4.7 por ciento del PIB es que los ingresos petroleros crezcan por encima del crecimiento de la economía y según los criterios generales de política económica 2015 esto no va a ocurrir, aquí dice que para 2019 el 4.7 por ciento del PIB de los ingresos petroleros van a destinarse al gasto público.

 

Termino con esto, esto quiere decir que no tendremos mayores ingresos más que para los rubros tradicionales del gasto público, nunca llegarán a los otros rubros que establece el fondo, como la infraestructura, la investigación, la ciencia y tecnología o becas destino, que sí podría cambiar nuestros factores estructurales.

 

Stiglitz asegura que las  privatizaciones apresuradas sin construir previamente instituciones fuertes y donde además hay una urgente necesidad de recursos por el gobierno es la peor combinación posible y se corre el riesgo de malbaratar

 

Le quiero recordar que la fórmula aprobada en la reforma energética le otorga a su secretaría la facultad de definir buena parte de la renta petrolera en cada contrato, le pido la mayor transparencia.

 

Termino insistiendo que la reforma estructural pendiente es la del gasto público, secretario ya no nos venga a pedir más deudas y a darnos explicaciones estériles de la falta de crecimiento.

 

El sacrificio que están haciendo las empresas y la gente es muy significativo.

 

¿Cuándo le va a tocar al gobierno?

 

Muchísimas gracias.