Señala Fidel Demédicis condiciones infames en que viven 10 millones de niños


Intervención del senador Fidel Demédicis Hidalgo, del Grupo Parlamentario del PRD, para referirse al dictamen con proyecto de Decreto por el que se aprueba el Convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo.

 

Fidel Demédicis Hidalgo, (FDH): Gracias, señor Presidente, por su comprensión, y por la comprensión a los más de 10 millones de niños que viven en condición infame en este país.

 

Traje esas ilustraciones para que el Senado de la República se llene los ojos de la forma en que viven más de 10 millones de nuestros infantes, cuando aquí nos desgarramos las vestiduras y todos venimos a señalar el derecho superior de los niños; cuando aquí venimos a declarar ante la opinión pública del país que defendemos los derechos de los niños, niñas y adolescentes, haciendo leyes como la que acabamos de citar, para hacerle un exhorto al Presidente de la República de que, por el amor de Dios, por compasión atienda, atienda, atienda las condiciones infames en que viven los niños, niñas y adolescentes en este país.

 

Estas fotografías, gracias, Senador, 3 de ellas fueron tomadas por su servidor en diferentes partes del país, donde ven a una familia, a una señora de 15 años en el municipio de Ocosingo, en Chiapas.

 

En ese municipio, o en ese estado, estaba ahí un gobernador que ya todo pintó de verde: las bancas, los postes, bueno, hasta la policía la vistió de verde, lo único que no ha pintado de verde es la esperanza para que los niños chiapanecos tengan mejores condiciones de vida.

 

Una adolescente de 15 años con un niño, con un niño de 3 años, la primera fotografía tomada en Ocosingo, Chiapas.

 

La siguiente, tomada en Las Margaritas, allá también en Chiapas, y se ufanan de que los buenos gobiernos atienden a los niños.

 

Esta fotografía fue tomada en Vicente Camalote, Oaxaca.

 

Y la siguiente es una fotografía que le dio la vuelta al mundo, no a México, al mundo, para vergüenza de los mexicanos y de las mexicanas, tomada en 2 plantíos de Colima, en el corte o en la pizca del tomate rojo o el jitomate, como lo conocemos algunos.

Ante esta situación, compañeros Senadores, compañeras Senadoras, lo menos que puede hacer el Senado de la República es pedirle perdón a los niños, niñas y adolescentes por permitir que sus derechos fundamentales sean violados de manera reiterada y no participar de manera directa en la defensa práctica, cabal y verdadera de sus derechos fundamentales.

 

Ante las pruebas evidentes de la violación de los derechos humanos, las vejaciones, las humillaciones, la tortura y la violencia institucional de niños, niñas y adolescentes de México, el Secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, debe comparecer ante esta Soberanía con la finalidad de que informe, cuáles son las acciones concretas que está realizando para evitar que el Convenio 138 de la OIT, que yo espero que aprobemos por unanimidad el día de hoy, la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes; la Ley Federal del Trabajo y la Constitución de la República no se violen y se respeten los derechos fundamentales de nuestros infantes.

 

El caso Colima, se publicitó para justificar su trabajo y hacerle creer al Senado que está aprobando leyes en la materia; que está aplicando, y mostrarle a su jefe que está trabajando.

 

¡Mentira! ¡Mentira! ¡Mentira!

 

Hay una invisibilización deliberada de los jornaleros infantiles que descansa en la omisión de estadísticas oficiales, exclusión en las políticas públicas educativas, laborales y de desarrollo social; ocultamiento de las agro empresas; la utilización del trabajo infantil; limitar la producción de conocimientos en las instituciones de investigación; escasez de organizaciones no gubernamentales trabajando efectivamente en el tema, e indiferencia del Congreso del Ejecutivo Federal, y de todos aquellos que pueden garantizar el cumplimiento de las citadas leyes.

 

Compañeros Senadores, compañeras Senadoras:

 

El tema no es un tema menor.

 

Después de 42 años, el Estado mexicano por fin, por fin adopta el Convenio 138 de la OIT, para el tema de la edad mínima para el trabajo infantil.

 

Más de 42 años, el Estado mexicano se ha pasado despreciando las luchas históricas, que principalmente los inválidos del mundo, los que viven en el fondo del sufrimiento humano han dado para salvaguardar el patrimonio más importante que tiene la humanidad, que son sus niños, niñas y adolescentes.

 

El Convenio de 1919, de la edad mínima en la industria; en 1920, el trabajo marítimo; en 1921, el trabajo en la agricultura; en 1932, los trabajos no industriales; en 1936, el convenio revisado para trabajos marítimos; en 1937, el convenio revisado para la industria; en 1937, también, el convenio revisado para trabajos no industriales; en 1959, el Convenio de Trabajo para Pescadores y de Trabajo Submarino. El 26 de junio del 73, el Convenio sobre la Edad Mínima.

 

El artículo 1o. de la Constitución de la República, en el párrafo primero, señala que las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los Tratados Internacionales, de lo que el Estado mexicano forma parte.

 

Tenemos una afrenta que lavar, con los millones de niños, niñas y adolescentes, que hoy a pesar del artículo primero de la Constitución de la República, el Convenio 138 de la OIT, que vamos aprobar, estoy convencido, siguen perdidos en las desesperanza, en el olvido absoluto de parte de todos los órdenes de gobierno, abandonados a su suerte, sin que nadie diga el “Ya Basta”, para acabar con ese oprobio que avergüenza al país, ante todo México y la comunidad internacional, que hoy señala, con índice de fuego, lo que menos le importa al Estado mexicano son sus niñas, niños y adolescentes.

 

Los niños, niñas y adolescentes también son seres humanos. Ya basta de violar sus derechos fundamentales.

 

Por todas estas razones, por supuesto, que votaremos a favor de que se apruebe en el Senado de la República el Convenio 138 de la OIT, para felicidad de los niños de México y que por fin haya una aplicación práctica.

 

Por su atención, muchas gracias.

 

Gracias, Senadora Dolores.

 

Gracias, Senador Luciano.