Propone Zoé Robledo un gran diálogo para hallar soluciones a los problemas que vive Chiapas


Intervención en tribuna del senador Zoé Robledo, del Grupo Parlamentario del PRD, para presentar punto de acuerdo por el que exhorta a la SEP a modificar la política de instrumentación de la Reforma Educativa en Chiapas.

 

Zoé Robledo A., (ZRA): Muchas gracias, senador presidente.

 

Con el permiso de todas y de todos.

 

¿Qué está pasando en Chiapas? Mis paisanos viven hoy horas de intranquilidad, de molestia y se sienten pocos seguros de salir a las calles sin saber si ese día o el día de hoy como está ocurriendo en este momento hay algún bloqueo, alguna manifestación, sin saber si podrán ejercer un derecho fundamental como lo es el libre tránsito.

 

En la lectura que se hace desde acá, desde la Ciudad de México, desde los medios de comunicación, quizá incluso desde el Senado, la culpa, la responsabilidad de lo que está pasando en Chiapas, pero también en Michoacán, pero también en Oaxaca, pero también en Guerrero, la culpa es de los maestros, y eso es completamente falso.

 

Lo que está ocurriendo en mi estado es una mezcla explosiva generalizada, que incluso ha llegado en algunos momentos a la violencia. En Chiapas están protestando los ciudadanos de Tuxtla por el desaseo electoral, por la privatización el agua potable, incluso hasta por la instalación de topes en vías rápidas.

 

En Chiapas están protestando los policías pidiendo mejores salarios y condiciones mínimas para realizar su trabajo; en Chiapas protestan mujeres y niñas preocupadas por una ola de feminicidios que tienen a Chiapas en el segundo lugar nacional; en Chiapas protestas los médicos y las enfermeras por falta de insumos básicos para hacer su trabajo con dignidad; en Chiapas protestas los bomberos ante la carencia de condiciones de seguridad; en Chiapas protestan los de Chenalhó, los de Oxchuc, los de Chanal, los de Ixtapa, los de San Cristóbal, los de Tila por un proceso electoral desaseado y fraudulento; en Chiapas protestan los caficultores por la falta de acciones ante la plaga de la roya del café; en Chiapas protestan los transportistas de Comitán por la ampliación indiscriminada del número de concesiones y la corrupción con la que se están entregando; en Chiapas, que por supuesto, protestan los profesores ante la implementación de la Reforma Educativa.

¿Y cuál ha sido la respuesta? Ante algunos, solamente el silencio; con otros, la negociación reactiva; pero para los profesores la respuesta ha sido la confrontación desordenada que incluso ha llegado a la violencia como el día de hoy.

 

Y no son los únicos pero sí contra los que se ha emprendido una actitud más dura, más firme, pero más dura también. En lo que va de mayo, en Chiapas ha habido 26 bloqueos, 26 manifestaciones, cierres de carreteras, por diferentes organizaciones inconformes.

 

Hoy, mientras dirijo estas palabras a ustedes, a este pleno, es imposible entrar o salir de Tuxtla porque están tomadas las dos entradas a la ciudad capital de mi estado.

 

Y esto abre por supuesto dos preguntas: ¿qué ocurre en Chiapas? y ¿por qué ha sido tan difícil implementar la Reforma Educativa en estados pobres como lo es el mío?

 

Empecemos por el segundo, la Reforma Educativa. Dice el investigador del Colegio de México, Manuel Gil Antón: es muy sencillo despreciar las críticas a la Reforma Educativa poniendo a todos los que la debaten en el mismo costal, de ese modo, el poder que no escucha, que no dialoga, concibe todo cuestionamiento como insolencia ilegal y se queda aislado en su aparente triunfo, sojuzga, somete y doblega, su instrumento es la fuerza pública.

 

Cuando aquí votamos la Reforma Educativa se dijo “la reforma no es perfecta”, pero esas fallas hoy salen a recudir en el proceso para llevarlo al plano de la realidad en los estados con mayor pobreza y con menor fortaleza institucional.

 

Nada bueno ha surgido en Chiapas cuando el Gobierno en lugar de reconocer que hay deficiencias en sus estructuras y abrir las puertas al diálogo, asume una posición defensiva. No es signo de debilidad reconocer errores, si lo es obstinarse a pensar que sólo hay una salida, que sólo hay una versión de la verdad.

 

Quiero decirlo aquí en la máxima tribuna del país y decirlo muy claramente: los maestros no son los responsables de lo que sucede en Chiapas, los maestros no son el enemigo, no es justo plantearlo así ni tampoco es responsable.

 

Lo dice también Gil Antón: en la implementación de la Reforma se ha concebido al Magisterio como el insumo a mejorar, no como el socio en la transformación que le urge al país.

 

Siempre he creído que para poder solucionar una situación, se necesita primero diagnosticarla bien para saber cómo sí, primero hay que saber también cómo no hacer las cosas.

 

Y yo creo que no es así, como se está haciendo, como se van a solucionar. No es así porque la Reforma Educativa ubicó desde el inicio que los maestros eran los culpables de todas las fallas educativas del país y todos sabemos que no es así.

 

No es así porque Chiapas vive una realidad aparte del resto del país, una realidad de pobreza, una realidad de marginación y de desigualdad. Ya lo dice la máxima aristotélica “tan injusto es tratar desigual a los iguales que tratar igual a los desiguales”.

 

No es así porque Chiapas es el estado con mayor analfabetismo de todo el país: 15 de cada 100 chiapanecos no saben escribir ni leer, ese mismo número a nivel nacional es solamente de seis; no es así porque el promedio de escolaridad en Chiapas llega apenas a un año de secundaria; no es así porque 58 por ciento de las escuelas no tienen techo; no es así porque 36 por ciento de las escuelas no tienen baño; no es así porque 56 por ciento de las escuelas en mi estado no tiene agua; no es así porque 27 por ciento de las escuelas chiapanecas no tienen electricidad; no es así porque 541 escuelas chiapanecas fueron declaradas no aptas para la enseñanza; no es así porque no se puede evaluar al maestro sin antes modificar las condiciones en las que se ejerce su profesión; no es así porque sin dignidad educativa es imposible que haya buena educación.

 

No es así porque si a los maestros no se les escucha, no se les puede exigir que enseñen a escuchar; no es mandando a la policía peor pagada del país a disolver las manifestaciones de manera violenta como se va a resolver el problema educativo de mi entidad.

 

Entonces cómo sí, y aquí vengo a invitarlos a hacer una propuesta, invitarlos a sumarse a una radical pero sencilla salida ante este contexto de intolerancia y de política maniqueas, llamar a un diálogo amplio y transparente entre chiapanecos para resolver los problemas de los chiapanecos.

 

Un diálogo ordenado e incluyente en el que participen los maestros, los senadores, los diputados, el gobierno del estado, los académicos, los jueces, los empresarios, los activistas, los periodistas, que participen todos los chiapanecos para llegar a un acuerdo transversal, convergente y vinculante.

 

Es hora de dejar de acusarlos, es hora de intentar de llevar agua a nuestro molino. Chiapas no puede funcionar sin un piso común, sin una sociedad más armoniosa, igualitaria y justa.

 

Para ello tenemos que dejar atrás el miedo al debate de las ideas, convocar a ese gran diálogo abierto en el que participen todos los chiapanecos, no en el clásico esquema de diálogo cerrado, tras bambalinas, sin un ejercicio abierto de democracia, no, un diálogo transparente, televisado, abierto, con reglas y respeto.

 

Por eso la invitación, compañeras y compañeros, es que empecemos ya, que nos pongamos de acuerdo y lo hagamos con la urgencia que amerita la situación. Sin ello, no se puede pensar en una solución que restituya el tejido social y recupere la confianza hacia toda la clase política que la ha perdido.

 

Los invito a todos a que suspendamos cualquier indicio, cualquier tipo de agenda electoral anticipada que únicamente está dañando la utilidad política, de la buena política en el estado en el que más hace falta en este momento.

 

Por eso, senadores y senadoras, creo que es hora de demostrar que la lealtad de los políticos, de todos, es a nuestros representados y a nuestros estados, no a un partido o un gobierno.

 

Ahí mi propuesta: gran diálogo entre los chiapanecos para encontrar soluciones a los problemas de Chiapas; es eso o pensar que la protección de las cosas como están van  a surgir de manera milagrosa y espontánea las soluciones que requiere la parte más pobre del país.

 

Actuemos ahora que podemos, ya la historia nos ha dado dolorosas lecciones que no queremos repetir. Se ha dicho en esta tribuna en otros tiempos y en otros momentos críticos “somos mucho pueblo para la derrota, construyamos la casa de todos, en la que quepan todos los chiapanecos sin distinción”.

 

Es cuanto, senador presidente, muchas gracias.

 

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