No más fotos / Revista Siempre


Desplante mediático de la autoridad federal

Todo el mundo está de acuerdo en que la relación entre el gobierno de Enrique Peña Nieto y el gobierno de Miguel Ángel Mancera debe ser institucional y de coordinación. Pero a la par de este tipo de relación necesaria para la adecuada coordinación de los ámbitos federal y local, también deben existir contrastes e incluso una rivalidad. Terminó el tiempo de las fotos de convivencia gustosa entre el jefe de Gobierno y el presidente de la república. Debe existir un auténtico contraste de propuestas y de acciones de gobiernos. No podemos ignorar la relevancia que tiene la Ciudad de México en la agenda nacional y la ineludible comparación entre lo nacional y lo local.

La lógica de contrastes es una de las características de la democracia mexicana. No tiene por qué extrañarnos esta situación. Desde 1997, cuando por fin los habitantes de la capital pudieron elegir a sus gobernantes y el PRD ganó por primera ocasión la Jefatura de Gobierno, se estableció esta suerte de contraste que, por momentos, ha llegado a episodios de una gran tensión. Siempre había existido, por parte de la izquierda, una estrategia de contrastar y una posición de mucho celo de las competencias. Después de décadas de que el presidente de la república decidiera sobre el futuro de la capital, a partir de 1997 las decisiones de la ciudad se toman en la ciudad.

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En lo que va de este año y ante las contingencias ambientales que se vivieron durante los meses de mayo y junio, uno de los temas más destacados de la agenda capitalina han sido las políticas ambientales, particularmente la revisión y la aplicación del programa Hoy No Circula. Los costos políticos de la aplicación del Hoy No Circula ampliado fueron para el gobierno de la ciudad, a pesar de que la decisión no fue del gobierno capitalino, sino de la coordinación metropolitana. De hecho, el único que enfatizó la necesidad de las medidas aplicadas en pro de la salud de los habitantes de la iudad fue Miguel Ángel Mancera.

En estos dos meses de Hoy No Circula ampliado, quedó claro que la calidad del aire en la ciudad no depende de un programa. Se requiere una política integral con múltiples aristas y una eficaz coordinación en su aplicación. La Ciudad de México es la entidad en donde se han llevado a cabo los mayores esfuerzos por cumplir la normas ambientales, sin embargo, por la ausencia de diferenciación y de contraste, los costos han pegado directamente en la popularidad del jefe de Gobierno.

Desafortunadamente, en los temas ambientales, el gobierno de la ciudad fue cediendo las decisiones a las instituciones e instancias federales. La Comisión Ambiental de la Megalópolis asumió el control; me refiero a las contingencias ambientales, a la determinación de la nueva escala de calidad del aire a 150 IMECAS, para determinar las contingencias. Lo que vimos en días recientes fue la actuación de la Procuraduría Federal del Medio Ambiente clausurando verificentros; es decir, aplicando acciones que son de la competencia de las autoridades medioambientales de la ciudad. Existen evidencias de corrupción en los verificentros, pero el hecho de que la Federación haya invadido funciones tendría que haber tenido, desde mi perspectiva, una respuesta mucho más fuerte.

La actitud de la autoridad federal fue exhibir al Gobierno de la Ciudad, tratar de evidenciar las supuestas debilidades del Gobierno de la Ciudad. Se intentó demostrar la arrogancia y la superioridad jerárquica de la autoridad federal sobre las autoridades locales. Fue un desplante mediático para tratar de generar la impresión de que la corrupción está en los centros de verificación que se localizan en la Ciudad de México. Por supuesto que pueden existir actos de corrupción, una circunstancia presente en todas las entidades que integran la Megalópolis y no exclusivamente en la capital del país.

Desde mi perspectiva, el contraste entre el gobierno de la ciudad, Miguel Ángel Mancera y el presidente de la república es útil para identificar las diferencias, para que la ciudadanía de la capital y del país pueda comparar las dos administraciones en sus aciertos y errores. Se trata de una definición que sin duda celebro.

No pasa nada sin las fotografías públicas del gobierno de la ciudad con el gobierno federal. El gobierno de la ciudad no las necesita. Es parte de lo que se tiene que hacer con rumbo al 2018. La sociedad capitalina siempre había visto el gobierno de la ciudaden una posición de firmeza; por el contrario, será útil una diferenciación, un contraste, y si es necesario, una rivalización.

Quien gobierna la Ciudad de México ocupa el segundo puesto de poder en el país, por la relevancia de la capital en la vida política, social, económica y cultural en el país. Realizar un gobierno de contrastes no significa criticar por criticar, sino simplemente dejar claras las diferencias entre uno u otro proyecto.

@MBarbosaMX

Coordinador parlamentario del PRD

en el Senado de la República.