NO al suicidio del PRD / Excelsior


En el año 2016, el PRD definirá su futuro y supervivencia como opción real de oposición de izquierda para México.

Tendrá que decidir entre defender un proyecto de agenda progresista o realizar alianzas pragmáticas, con meros fines electorales; entre ofrecer un espacio a los ciudadanos que simpatizan con políticas de izquierda, o desdibujarse para regalar su capital político.

Desde hace meses he señalado que después de los malos resultados del PRD el pasado 7 de junio pasado, una alianza con el PAN mermará su credibilidad. Aliarse con la derecha en este momento implicará retrasar nuevamente la vinculación con los electores que históricamente han respaldado al partido, y que hoy exigen un replanteamiento de fondo sobre su propuesta programática, además de perder la oportunidad de ampliar el universo de votantes.

La motivación de las alianzas no es clara. Argumentan líderes y dirigencia del PRD que debemos sacar al PRI del gobierno. Sin embargo, las alianzas realizadas previamente, han servido para impulsar a perfiles priistas que garantizan el mismo formato. Un simple ejemplo para esta elección: en Veracruz, ante el pésimo desempeño de la actual administración, se argumenta que es necesario sacar al PRI de casa de gobierno. Sin embargo, se pretende impulsar ahí a un histórico funcionario priista, y beneficiario directo del clientelismo de Elba Esther Gordillo. ¿Cómo esperar que pese a su formación personal, gobernará de manera diferente?

A seis años de implementadas, las alianzas electorales con Acción Nacional se tradujeron en una pérdida de capital político de izquierda. Los números son contundentes ahí donde el PRD fue en alianza con el PAN por gubernaturas. En 2011 se ganó en Sinaloa la elección, sin embargo, de acuerdo con los resultados del pasado 7 de junio, hoy somos la quinta fuerza política, por debajo de Morena y del Partido Verde. En Puebla se repite la condición de debilidad, se ganó la gubernatura, pero hoy somos la cuarta fuerza, también por debajo del partido de AMLO. Un caso aún más grave fue Baja California, donde obtuvimos el triunfo en alianza en 2013 y actualmente somos la octava fuerza política entre diez partidos.

Otra evidencia de este desdibujamiento de la identidad del PRD es la última votación en el Distrito Federal, donde prácticamente sólo apoyaron al sol azteca sus afiliados y militantes. Ahí, Morena tomó la mitad del voto tradicional de izquierda para hacerse de 5 delegaciones y tener la bancada más amplia en la Asamblea Legislativa con 20 escaños. Estoy convencido que la decisión de ir en alianza con el PAN llevará a que los electores perciban todavía más difusa y débil a la propuesta de izquierda del PRD, y prefieran orientar sus votos hacia partidos con una oferta percibida más congruente. Hasta ahora, aun cuando Morena es un partido cuasi-unipersonal, representa la más fuerte competencia desde la trinchera de oposición de izquierda.

Cuando ha trabajado más allá del corto plazo, el PRD ha sido capaz de representar fielmente los intereses de la ciudadanía. Jamás habríamos avanzado en la agenda de vanguardia que tenemos en la Ciudad de México, por ejemplo, con los derechos de la comunidad LGTTB o los de las mujeres para decidir sobre su cuerpo, si nos hubiéramos sujetado a la visión de Acción Nacional.

Desde el Congreso Nacional he mantenido mi posición contra las alianzas, diferenciada del discurso oficial de mi partido. Lo he hecho, porque estoy convencido que el PRD puede relanzarse; porque estoy convencido que puede volver a ganar por sí mismo; porque creo en su agenda progresista, de derechos humanos, justicia social y combate a la desigualdad. Me he opuesto abiertamente a la visión miope que se promueve en voz de Agustín Basave, porque en nada abona a promover el gran proyecto incluyente de un México para todos, el participar pragmáticamente con el PAN, sólo para lavar cara en 2016. Mi voto es NO al suicidio del PRD.

APUNTE JAGUAR

Es ridículo el ajuste que se dio al salario mínimo para dejarlo en 73.04 pesos. Totalmente insensible y absurdo por parte de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos aumentar únicamente 2.94 pesos, más cuando logramos acuerdos para desindexar el salario como unidad de cuenta y pudimos haber alcanzado los 86.3 pesos para 2016. Es tiempo de pasar de un “salario mínimo” a un “salario digno”. La desigualdad que vivimos no es sostenible y frena todo nuestro potencial como país.

Twitter: @RiosPiterJaguar