Necesario, generar mayor conciencia de los riesgos que enfrentan las y los defensores de derechos humanos de las mujeres: Angélica de la Peña


Discurso pronunciado por la senadora Angélica de la Peña Gómez, del Grupo Parlamentario del PRD, durante la presentación del libro “La lucha” de Lucha Castro.

 

Angélica de la Peña Gómez, (APG): Bueno, muchas gracias senador Corral por recordar el problema de desaparición forzada, y entre particulares por desgracia no solamente se padece en Chihuahua, es un problema que está en todo el territorio nacional y tiene muchos años, no es nuevo.

 

Y por lo tanto el reto no es menor y yo quiero, antes de empezar, reconocer que a Lucha la conozco desde hace un buen rato y la conozco luchando, o sea, mérito a su nombre. Es auténtica, genuina y no descansa.

 

Y por lo tanto agradezco, para mí es un privilegio de estar aquí y agradezco la invitación del senador Javier Corral que es el artífice de este reconocimiento de Lucha y que en esta mesa estemos quienes hoy vamos a comentar sobre este libro que hace un homenaje, que rinde un homenaje a Lucha Castro.

 

En ese sentido, también celebro la presencia de Adam Shapiro, de Front Line Defenders; a la actriz Ofelia Medina; a Alma Gómez Caballero, del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres y por supuesto también de Gabino Gómez en esta presentación del libro que rinde también desde el Senado un homenaje de Lucha Castro, pero también a varias de su colegas.

 

Acá hay varias de sus compañeras de Chihuahua. Que levanten la mano quienes son de Chihuahua. Yo sabía.

 

Y bueno, pues un besito a Blanca Yañez que la quiero muchísimo, fuimos compañeras diputadas y hemos seguido la lucha con muchas de ustedes también, y me encanta que estés acá.

 

Ella debería de ser senadora, Javier, tu partido debería haberla hecho senadora hace, mucho tiempo, te lo digo.

 

Bueno, todas ustedes tiene historias que han construido con lucha, han sacrificado incluso, también tenemos que decirlo, muchas de estas mujeres emblemáticas han sacrificado sus vidas en defensa de los derechos de las mujeres y los derechos humanos en sus comunidades, tanto en Chihuahua como en Ciudad Juárez, dos de las ciudades que están configuradas como, entre otras, un grupo de ciudades peligrosas desde hace más de una década, no exagero al decirlo así.

 

Esta novela gráfica, nos dicen que es la primera de una serie referente a las y los defensores de derechos humanos que se encuentran en situación de riesgo en todo el mundo.

 

Por desgracia es un acontecimiento funesto, terrible en nuestro país que nos avergüenza terriblemente.

 

Es la esperanza de Front Line Defenders, que este libro historieta, ayude a generar mayor conciencia de los riesgos que enfrentan no sólo las defensoras de derechos humanos de las mujeres en el norte de México, sino de las y los defensores de derechos humanos en todo nuestro país.

 

Lucha, Luz Estela Castro Rodríguez nació en Villa Ahumada Chihuahua un 26 de febrero de 1952, también conocida –como todos sabemos- como Lucha castro. Es una activista social, defensora de los derechos humanos con un gran prestigio, fundadora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres y de la organización: Justicia para Nuestras Hijas.

 

Reconocida por su labor en apoyo a familias mujeres víctimas de feminicidio, incluso antes de que el crimen organizado asolara Ciudad Juárez, Lucha Castro ya denunciaba otras injusticias.

 

En la década de los noventas, es necesario recordar –oprobiosa para la economía mexicana-, Lucha saltó de la lucha social a la lucha para defender casa, capital, patrimonio y tierras de quienes se quedaron sin nada por el rescate bancario y la devaluación del peso.

 

En la lucha de aquellos años, hubo una constante, la presencia de las mujeres, algo que ha prestigiado y ha garantizado este prestigio singular de la lucha de las mujeres de Chihuahua, también esto tiene que ser un homenaje a todas ustedes porque han sido emblemáticas, un ejemplo emblemático en nuestro país.

 

Todas ustedes, todas estas mujeres en Chihuahua defendieron las pequeñas propiedades mientras su pareja labraba el campo o buscaba, o se buscaba la vida al otro lado de la frontera.

 

Ellas, ustedes, advirtieron que sus hijas, sus sobrinas, hermanas o vecinas no regresaban a casa después de que el timbre de las maquilas de su turno.

 

Lucha Castro señala que hoy, igual que en ese entonces, son las mujeres quienes han dado la cara por el hijo, por la hija secuestrada o por el narco o por el Ejército  vayan ustedes a saber por quiénes y que para algunos, para qué decirlo, son exactamente la misma cosa, más allá de dónde provenga.

 

Y son ellas las que recorren morgues en busca de cuerpos, a veces en condiciones terribles y quienes encaran todo el tiempo a jueves incólumes en procesos vergonzosos.

 

Si algo destaca de manera relevante esta novela gráfica es que Lucha ha evidenciado el impacto que tiene en las mujeres y en las niñas la ocupación policial y militar en el contexto de violencia actual en México, documentando violaciones de derechos humanos de gentes estatales y denunciándolos ante las autoridades de organismos internacionales.

 

Es en su organización, el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres en donde se inició la defensa de las víctimas y familiares de delitos basados en el género, es decir los feminicidios o el feminicidio como lo contextualiza Marcela Lagarde, la trata de personas, violencia familiar o violencia sexual.

 

Ahí también llegaron las víctimas invisibles de la guerra contra el narcotráfico, las madres, a hijas las hermanas de los torturados, los ejecutados, las personas desaparecidas de manera forzosa y también de manera involuntaria, así como las y los defensores de derechos humanos amenazados.

 

Como bien lo señala Lucha Castro en la introducción de esta obra que me permito leer textual: “En el lugar en que trabajo hay territorios donde el crimen organizado ha suplantado al Estado con la complicidad de las autoridades y en donde niñas y niños y mujeres son los más vulnerables. Me refiero a las mujeres de los pueblos que se ven obligadas a convivir con grupos criminales, con policías y militares. Presas de terror, las mujeres tienen que caminar bajo la mirada amenazante de los hombres con sus armas listas para disparar, allanar cualquier hogar o para llevarse a sus hijas o hijos como botín de guerra. En la lógica de este conflicto armado, miembros del crimen organizado y policías se confunden hasta el punto de no poder discernir quién es el perpetrador de las agresiones.”

 

Eso escribe Lucha Castro, por tanto esta historia de Lucha Castro y los derechos humanos en México es un merecido reconocimiento a su trayectoria pero también al trabajo de personas que, como ella, de manera ejemplar han abrigado la causa de los derechos humanos.

 

Muchas gracias por su atención.

 

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